¿Por qué la vida es tan complicada? Me lo pregunto muchas veces. A decir verdad, me gusta que sea así. Sino sería monótono y muy ordinaria la vida de cada persona.
El amor... es el sentimiento más extraño y complicado que pueda conocer, o a lo mejor, soy yo la complicada. En todo caso, es lo mismo. Esa parte de mi vida, es la que más miedo me da. El sentimiento es inevitable, aunque quieras desaparecerlo.
No entiendo por qué, pero siempre elijo a la persona equivocada, por distintos factores, no me corresponde, no tiene idea de mi exsistencia o lo que sea. Nunca, nunca, puedo encontrar al indicado. Siempre las mismas cosas, siempre el mismo tipo de personas. ¿No podemos simplemente encontrar a alguien que su belleza sea tanto en el exterior como en el interior? No, simplemente no.
La belleza de una persona está caracterizada por sus imperfeccionas, al menos así lo veo yo. Todos son imperfectamente perfectos, a su manera.
No estoy segura si alguna vez me he enamorado de verdad, pero de algo estoy segura, y es que ese sentimiento es de lo más hermoso. Es como si el mundo de pronto se viera más bonito, o con una perspectiva diferente, todo es más luminoso. Y ni hablar de poder ocultar una sonrisa, probablemente durante todo ese tiempo seas la persona más sonriente que alguien haya conocido jamás.
Pero el amor tiene su lado oscuro, lo he experimentado, y es que el sentimiento conlleva sufrimiento. Esto es en el caso de que la persona de quien estás enamorado no lo sepa o alguna otra circunstancia. Aunque si es correspondido, en ese caso, no tendrás mucho problema.
Pero no es tan sencillo como parece, el amor tiene pruebas, que uno tiene que superar.
Y ahora es cuando pienso, ¿por qué a mí? ¿Por qué tenía que ser él? De todas las personas... justo tenía que ser él.
Lo odio. Esto no puede estar pasándome.
Cuando lo miro no puedo evitar ponerme completamente roja, lo que no es disimulable en mi caso. También rio mucho.
¿Cómo pude hacerlo? ¿Cómo pude enamorarme de mi amigo?
Ya ha pasado bastante tiempo, estoy segura de ello.
No se lo he contado a nadie, ni quiero hacerlo. Porque sé lo que me puede llegar a pasar, y es ser la víctima de los chismes de la escuela. Cuando sueltas un secreto a una o dos personas, casi como si se tratara de un virus que se exparse por todos lados, todo el mundo se entera.
Lo peor es que Hazel es su mejor amiga. Me estoy comiendo la cabeza lentamente, porque si se lo cuento a ella, me matará, como es normal, porque él es su amigo. Pero no quiero tener celos.
¿Celos? ¿De qué estoy hablando? Ni siquiera sé lo que significa esa palabra...
Solté un largo suspiro, estaba corriendo mientras escuchaba música. Me detuve un segundo para ajustar la cola de caballo que me había hecho y luego seguí. No me había dado cuenta que aumenté la velocidad. Eso me pasaba siempre que me ponía a pensar.
Más tarde iba a encontrarme con Harper y Amber. Además, quería dejar de pensar un poco en mis cosas y distraerme.
Tomé un largo sorbo de agua y tararée la canción que estaba sonando.
Para sumarle problemas a mi vida, en los útlimos exámenes que había tenido me fueron pésimo, nunca creí que pudiera sacar tan malos números en una evaluación. Ni siquiera se lo he contado a mis padres, porque se pondrían furiosos.
Intentaría arreglármelas luego con una clases particulares, teniendo de profesora a Harper. Ella y Amber habían intentado ayudarme durante los últimos días, pero simplemente no lograba concentrarme, me decían una palabra y al otro segundo ya lo olvidaba.
Las peores son matemáticas y química, en serio, por primera vez en este años, no puedo contra esas materias. No sé lo que ocurre conmigo.
Retomé el camino yendo para mi casa. Tenía que ducharme y cambiarme, para encontrarme con mis amigas.
Cerré los ojos, probablemente por un minuto o menos, luego sentí un golpe seco, y mi trasero aterrizó en el suelo de piedras.
Abrí los ojos, acostumbrándome a la luz.
Levanté la vista.
Oh, no puede ser.
Me tendió su mano y la acepté. Estábamos frente a frente.
—Eres totalmente detestable, Baker. Siempre estás en mi camino —comentó y una sonrisa burlona se posó en sus labios.
Rodé los ojos y me crucé de brazos. Lo miré desafiante.
—Eres un idiota Isaac —dije y apreté los labios —. Yo iba corriendo, tú te metiste en mí camino.
Él me observó detenidamente y luego soltó una sonora carcajada.
—Nunca imaginé que te vería corriendo con un pijama —mencionó y siguió riéndo.
Miré mi ropa. Tenía una calza gris pegada al cuerpo, una musculosa fucsia y mis zapatillas blancas deportivas.
Lo miré y alcé mis cejas.
—No es un pijama, estúpido. Es mi ropa deportiva —repliqué, empezaba a fastidiarme.
Hizo un gesto con la mano, restándole importancia.
—A mí me parece un pijama —comentó y se encogió de hombros.
Rodé los ojos, nuevamente.
—Siempre igual de idiota —dije y sonreí forzadamente.
Él me dio un codazo.
—Te ves bien, de todos modos.
Reí.
—¿Qué te trae por mi vecindario, Brown? —le pregunté y apagué mi teléfono.
Frunció el ceño.
—También es mi vecindario, Elena —mencionó y sonrió maliciosamente.
Mi rostró pasó de sonriente a sorprendido y luego a horrorizado.
—¿Te refieres a que vives cerca de aquí?
Asintió.
—¡Oh no! Mi peor pesadilla se está voviendo realidad.
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Only You
Teen FictionElena está en anteúltimo año de secundaria. Este año les tocaba juntarse con el otro grupo y así se quedarían hasta terminar la escuela. Ella conoce a dos chicos muy divertidos. Pero su relación podría verse afectada por diversos eventos que los lle...