Capitulo 7.

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-Pero Harry, eso no es malo – me dijiste – Fue publicado anónimamente, ¡Nadie sabrá que es tuyo!

Ese era mi punto. Ese fue el poema que escribí cuando me sentía sin ninguna esperanza, impotente. Tenía quince. 

Han pasado cuatro años. Cuatro años en los que tú supiste exactamente como me sentía. Cuatro años donde sabias exactamente cuanto me esforzaba para sacar una sonrisa. Porque fui *beep* y te mostré mis poemas. Tan ****a como para pensar que jamás me traicionarías. 

Después de que ‘Corazón roto’ fuese publicada, deje de escribir. Algunas veces, me encontraba a mi mismo buscando mi cuaderno de poesía y me obligaba a mi mismo a sacar el de matemática. Algunas veces, leía poemas de Keats millones de veces, hasta que quedaban impresos en mi memoria- ‘Oda a un ruiseñor’ es un ejemplo. 

Ahora que miro hacia atrás, deje de escribir en mi cuaderno cuando deje de querer seguir conociéndome a mi mismo. Si escuchas una canción que te hace llorar, y no quieres llorar más, la pausas y no la escuchas nunca más. Pero no puedes escaparte de ti mismo. No puedes decidir dejar de verte o escuchar tus pensamientos, especialmente cuando la gente esta discutiéndola o cortándola en pedacitos. No puedes decidir apagar los pensamientos de tu cabeza. Deje de escribir poesía porque necesitaba un descanso… de mi mismo. 

Quizás fue por eso que la primera noche que pase con One Direction como una banda, saque otro cuaderno y empezó a escribir nuevamente. Saque la primera que escribí y la doble y te la mande, sin dirección de vuelta o incluso el nombre del remitente. Sabia que ibas a saber que era yo, porque recibí una carta de vuelta de parte de mi mamá la semana siguiente.” 

Creo que recuerdo eso. Había una librería a tres cuadras de la casa de donde nos estábamos quedando, y Harry y yo decidimos dar una vuelta. Volvimos con una variedad de papas fritas, lápices de tinta y un cuaderno. Y luego unos sobre y unas estampillas. 

Le dirigí una mirada extraña cuando lo paso por la caja registradora y luego lo olvide. Esa fue la última vez que pude salir a la calle sin tomar ninguna precaución de ser reconocido. 

Una semana después, Harry recibió un sobre, una carta que le hizo palidecer. Esa debe haber sido la respuesta de Bridget. 

"¿Alguna vez has pensado en lo que conlleva una reputación? ¿Qué cosas esta uno autorizado para hacer y no hacer? ¿Qué tipo de rumores y comentarios se dicen cuando se supone que eres un ‘mujeriego’? 

Claro que sabes, leíste mis poemas. Viste como cada vez se tornaban más y más oscuros. Y viste las primeras cicatrices.” 

Hum…. ¡Espera! ¿Qué? ¿Cicatrices? ¿Qué cicatrices?

"Oh, ¿Sorprendido? Lo escuchaste bien- puedes retroceder si quieres, para comprobar. 

Harry Edward Styles se dañaba a si mismo. A veces era con una rasuradora. Otras veces era con un encendedor. Pero Bridget, tu viste. cada. ****. cicatriz. ¿Y que hiciste? 

No dijiste nada. 

Es impresionante como nadie noto las cicatrices cuando a mi me gustaba estar sin ropa por un largo rato. Pero eso es lo que hace una buena crema para cicatrices, supongo. Eso… o nadie lo vio porque nadie lo quería ver.” 

Debo admitirlo, nunca vi una cicatriz, si alguien debió haber notado algo, debí ser yo. ¿Cómo es que no notas algo tan obvio cuando vives junto a esa persona, duermes en la misma cama que esa persona prácticamente, y te vistes en frente de esa persona? 

Bueno… note algo extraño, la noche de la fiesta, pero cuando tome el coraje suficiente como para preguntarle, Harry se había tomado unas pastillas y todo había terminado. 

Pero… jamás las había buscado. 

“Bridget, me encantaría saber si te las arreglaste para poder asistir a mi funeral.” 

No. 

"O si estabas muy asustada de mis amigos o mi familia para poder presentarte siquiera. Me pregunto si una cicatriz se nota mas cuando estas muerto, me pregunto si viste cada pequeña marca.”

Ella no fue a tu funeral, Harry, porque… 

“Me pregunto” 

Porque… bueno, nunca hubo un funeral. 

"Bridget, si abres el libro que te he dejado encontraras un nombre y una dirección en la pagina 372- mándalas allí. 

Damas y caballeros, ahora avanzamos dos años más. 

Nunca se imaginaran quien viene. 

Final de la cinta numero dos.”

13 razones porque (Larry Stynlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora