Capítulo 15

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—Oye Isa, siento lo que te pasó. Creo que ahora entiendo un poco más tu comportamiento—dice.

—Lorenzo, no quiero que me tengas lástima, si te lo conté fue para sepas porqué no estoy interesada en historias de amor. 

—Isabella, sería incapaz de hacerte una cosa de esas. 

—Eso ya lo escuché antes, y ¿adivina que pasó? No quiero que me hagas promesas que luego no podrías cumplir. 

Teniendo la fama que tiene con las mujeres me llama la atención su seguridad ante la idea de no hacerme daño.

—¿Cómo se llama?—pregunta entonces.

Lo miro con sorpresa.

—Tu ex ¿cómo se llama?

—Se llama Mauro. Pero por favor no quiero hablar más de esto.

—Bueno creo que ese tal Mauro, es un idiota que no sabe lo que se perdió. Se perdió a una mujer hermosa por fuera y aún con lo poco que te conozco puedo apostar que también muy hermosa por dentro.

Sus palabras me sorprenden.

"¿No sabe lo que se perdió? ¿Hermosa por dentro y por fuera?"

Intento no pensar demasiado el significado de sus palabras disimulando el efecto que tuvieron en mi pecho, así que muestro una sonrisa relajada y paso mis brazos alrededor de su cuello.

—Gracias—susurro y le doy un suave beso en los labios —Sí que sabes levantar el autoestima de una mujer.

Me sonríe.

—Sinceramente no creo que te haga falta a ti. Ven sigamos caminando—dice tirando de mí.
Que equivocado estaba, si bien suelo mostrarme como una mujer segura, la ruptura un tanto traumática con Mauro me afectó, así que sus palabras realmente me llegaron profundas. 

Por suerte no volvemos a tocar el tema de mi fracaso amoroso, quiero preguntarle sobre él, sus ligues o si hubo alguien realmente importante  en su vida, pero temo que de hacerlo corra peligro de volver sobre mí y decido desistir.

—¿Cómo va el proyecto del hotel? —pregunto al fin.

—Si todo sigue como hasta ahora estará listo para fin de año.

—¡Genial! —exclamo mostrando entusiasmo.

—Si, genial.

No parece muy entusiasmado.

—No te ves muy feliz con la idea, ¿pretendías que estuviera finalizado antes?

—No. Creo que para ser una obra de gran magnitud es un tiempo acorde, sería imposible hacerlo en menos tiempo si queremos que esté hecho de manera responsable—contesta en forma mecánica.

Me encojo de hombros.

—Sigues sin parecer entusiasmado—insisto.

—Muy observadora. Debo recordar que estoy tratando con una periodista—responde con una media sonrisa en sus labios.

—No me fue necesario observar mucho. No pareces contento, ¡yo estaría emocionada! bueno, supongo que ya estarás acostumbrado a inaugurar hoteles y todo eso—digo intentando comprender su falta de entusiasmo.

—Estoy feliz, claro que lo estoy, sólo que en realidad esto de los negocios lo estoy haciendo por mi padre. No es algo que me apasione.

Vaya eso si no me lo esperaba.

—Te desenvuelves muy bien para ser que no te gusta—replico al recordar la manera en que lo había visto; dando órdenes y vestido de traje realmente se ve como un poderoso empresario.

Deliciosa AdicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora