Starting again ➡ Yoonkook

1º

¿Se puede vivir sin que haya dolor de por medio?

Estos tipos de pensamientos atormentaban a Jungkook día y noche, sin pausa ni compasión. El ya estaba cansado, sus hombros se sentían pesados y su estomago vació. su reflejo en el espejo le causaba asco.

El chico se había vuelto alérgico a si mismo.

Frente a un espejo, oculto tras la puerta del baño de su habitación, un chico apretaba con rabia un lavamanos tan blanco como sus nudillos. El reflejo le devolvía la imagen de un rostro adornado de violeta y verde, con parpados que apenas podía mantenerse abiertos de lo hinchados que estaban y para finalizar una nariz que chorreaba sangre hasta sus rotos labios. 

Deplorable, patético, lo normal.

Normalmente Jeon Jungkook llegaría con labios sangrantes y ojos tristes a su perfecta casa, iría directo a subir las escaleras donde los cuadros de su infancia lo saludaban. Como un fantasma caminaría por el corredor hasta llegar a su cuarto, claro, no sin antes escuchar como su madre fornicaba con el amante de turno. Y cuando finalmente Jeon llegara a su cuarto, se encerraría en este y sollozante se dejaría caer al suelo, pensando y pensando porque eso era lo único que sabia hacer.

Atrapado en una casa, con una madre inmoral y un padre tan ausente que ya no tenia rostro, Jungkook gritaba en silencio. 

Pero hoy era un día diferente, hoy llegó azotando la puerta con fuerza, atravesó la casa como un tornado y con desquite tiró cada foto de su yo infante. Pateó la puerta del cuarto de sus padres para que su madre dejara de fornicar como prostituta y sin esperar repuesta se encerró en su habitación colocándole el pestillo a la puerta. En la frágil seguridad de su cuarto, empezó a desvestirse con manos trémulas, dejando a la vista el festival de hematomas que adornaban su piel. Ya dentro del baño el joven no pudo evitar sentir nauseas al observarse en el espejo y sin perder el tiempo, ingreso en la ducha tallando su piel tan fuerte como podía, sin importarle abrir las heridas recientes. 

Bañado y limpio, Jeon comenzó a vestirse  sin ver realmente que escogía. No hay tiempo para nimiedades, pensaba silenciosamente terminando de calzarse sus converses blancas. con pasos resueltos fue hasta el cesto de ropa sucia y de allí sacó un bolso de equipaje con todo lo necesario. 

- Ropa, dinero, identificación...  listo - chequeó en silencio para no levantar sospechas. 

Sin mirar atrás, Jungkook saltó por la ventana de su cuarto sin recibir mayor daño que un dolor leve en su talón derecho, ventajas de vivir en una casa de un piso, mejor dicho, de estar escapando de una casa de un piso.

Porque si, el estaba escapando sin el mas mínimo remordimiento.

Pero Jungkook no iba a escapar solo, no claro que no. El chico tenia a alguien afuera esperándolo en una moto. Su cómplice era un chico bajito, de piel pálida y mirada intimidante. Con un cigarrillo entre sus labios y dos casco en sus manos, Jeon Jungkook no podía estar mas feliz de haberle hecho caso a su hyung y decidir tomar su mano cuando todos sus luces parecían apagarse. 

Jungkook tenia 19 años y unos labios rotos a golpes. Él solo tenia a Min Yoongi en este mundo, y eso estaba completamente bien para él. 

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Era de noche y la brisa resultaba agradable en la carretera. Su cabeza estaba cabeza estaba protegida por un estilizado casco negro al igual que su acompañante, sus brazos se aferraban con fuerza al torso del mas bajito. Las estrellas se veían mas hermosas que nunca y casi podía saborear el alivio con cada fibra de su ser. 

Yoongi manejaba a una velocidad prudente, no quería que hubiera algún margen de error esa noche, ni las siguientes. hoy era su momento y mañana también, y así por toda la vida que tenían por delante. A Min le había costado horrores convencer a Jungkook de que el mismo valía demasiado como para seguir llevando la vida de mierda que tenia, él sabia que Jungkook vale mas que todos los diamante juntos de este mundo, y de cualquier otro mundo.

Jungkook vivía acomplejado, siempre intentando ser el mejor sin saber que eso no era necesario, que no tenia que intentarlo tan duro. 

Fallar también era parte del trato.

Sin embargo eso no bastaba para el menor, constantemente intentaba encajar sin realmente lograrlo, prueba de eso eran las purpuras manchas que tapizaban cada centímetro de su piel. Yoongi solo podía pensar en lo idiota que eran los demás por perderse a tan bella obra de arte, pero él no era estúpido. Min era diferente.

En las noches y en los días, cada vez que podía, Min se encargaba de besar con adoración cada pequeña constelación en la maltratada piel de Jungkook. Ni rápido, ni lento, a su propio ritmo orquestado por ellos dos era lo único que los hacia sentir correctos. 

Y de esta forma, ellos dos se volvían uno solo, sin pausas, ni dudas. 

Yoongi no podía prometer una vida perfecta y sin dolor, pero si podía prometer total dedicación, si podía promertele darle cualquier comodidad que quisiera, cumplir hasta el  mas pequeño capricho que tuviese... él prometía fervientemente entregarle todo de él. Porque él, si podía prometerle amar sin arrepentimientos. Un amor de dos, de solo ellos dos. 

Egoísta y perfecto, sin que les importe a terceros. 

Los dos eran libres y sin ataduras al pasado, dos adultos que tomaron una decisión sin arrepentimientos. Nadie los buscaría y ninguno de ellos tenia la intención de ver sus huellas. Con una moto y suficiente dinero para empezar de nuevo, viajarían lejos, muy lejos. 

Jungkook estaba preso en una cárcel construida de cerillos, y Yoongi sin dudar le prendió fuego. 

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¡Hola bebé! ¿les gustó?, espero que si. 

Háganme saber que tal les pareció. 

En realidad esto iba a ser otro tipo de historia, pero me desvié del camino y termine en esta cosa sin sentido. lo terminé escribiendo por puro placer. Sin embargo le prometo que pronto les tendré un posible oneshot llamado Plastic mind. 

Besos y abrazos para todos.