- Emma, despierta.
- ¿Mmm?
- Estamos en España.
Emma pegó un bote sobre el asiento. Se desabrocharon los cinturones, cogieron las maletas y bajaron del avión.
- ¿Y cómo se supone que vamos a la casa de ese hombre?
A lo lejos vieron a un nombre de unos cuarenta años con un cartel en el que ponía sus nombres (mal escritos, por ciertos)
- Empezamos bien - Dijo Emma -
- Dios mío que vergüenza.
Las mellizas se acercaron a aquel hombre el cual parecía buscar a alguien con la mirada.
- Perdona - Dijo Chloe - ¿Usted es el señor Rodríguez?
- Sí. Vosotras debéis ser Emma y Chloe Miller.
- Exactamente.
- Encantado, hijas mías.
- Oye - se interpuso Emma - Nosotras no somos tus hijas. Si quieres que lo seamos deberás comportarte como nuestro padre. Así que eso aún está por ver.
Se subieron a un coche más viejo que la segunda guerra mundial, lo cual dio mala impresión a las chicas. Llegaron a una casa de dos pisos que no era ni un cuarto de la que tenían en Nueva York.
- Viviréis aquí. Este será vuestro hogar.
Ambas se miraron con cara de asco. Entraron en la casa en la cual les recibió una mujer rubia.
- Chloe, Emma, ella es Anna. Mi esposa.
Le dieron dos besos por educación.
- ¡Bruno, Mario, Lucas! Venid a saludar.
Tres chicos salieron de las habitaciones.
- Genial - Dijo el tal Bruno - Como si no tuviéramos bastante con aguantar al gilipollas del padre ahora tenemos que aguantar a las repipis de las hijas.
- ¿Repipis? - Dijo Chloe detenidamente sin entender el significado de la palabra -
- Y encima no entienden bien español.
Bruno, el mayor, era alto, moreno de ojos verdes. Lucas, el mediano dio a Chloe la impresión de friki; se le veía en típico nerd. Mario, el menor, era de la edad de las chicas, prepotente y chulo, al igual que su hermano mayor.
Las chicas subieron a la habitación. No era demasiado grande, pero estaba bastante bien. Llamaron a la puerta, era Anna.
- Ya podéis venir a comer.Se sentaron en la mesa.
- ¿Qué es esto? - Preguntó Chloe -
- Se llaman lentejas - Contestó Lucas - Si quieres las comes y si no, las dejas.
Reprimió una risa de lo estúpido que había sonado. Estos españoles...
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Doble giro inesperado
Teen FictionEmma y Chloe siempre habían sido las niñas consentidas de su familia. Padres divorciados, vida perfecta en Nueva York, tenían todo lo que podían pedir... Hasta que las sacaron de su entorno. De un día para otro se encontraban en una casa a las afuer...