Amelia

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Esta es la historia de dos chicas, Rosie y Clara, un par de amigas casi inseparables.

Un día, las chicas paseaban por el centro de la ciudad y les llamo la atención una nueva tienda, tenía toda clase de artículos de lo que denominan, magia blanca. Había toda clase de amuletos y artículos extraños, así que las chicas, con mucha curiosidad, entraron a la tienda.

El dueño de la tienda les mostró y les explico el funcionamiento de cada artículo que tenía en exhibición. Las chicas estaban muy emocionadas por todo lo que estaban viendo, pero una pequeña curiosidad llegó a las mentes de ambas, y le preguntaron al dueño si tenía algo, que no estuviera en exhibición.

El dueño, muy emocionado por el interés que tenían las niñas, asintió y les pidió que lo acompañaran a la parte trasera del local, sin dudarlo, ambas lo siguieron. 

—Soy Rosie y ella es Clara —dijo Rosie para presentarse con el dueño.

Clara le dio un pequeño golpe con el codo a Rosie, el dueño sonrió ante la reacción de Clara y se presentó.

—Mi nombre es Víctor, encantado de conocerlas. Me alegra que tengan interés en estos artículos, pocas personas se atreven a informarse sobre esto.

Una vez que llegaron a la parte trasera de la tienda, Víctor encendió las luces y las chicas quedaron asombradas ante lo que estaban viendo.

—Estos artículos que ven aquí —dijo Víctor —, no están en exhibición debido a que no están a la venta.

—¿Si no están a la venta, por que los tiene aquí? —pregunto Rosie.

—Por que necesitaba un lugar donde pudiera revisarlos —respondió —, en casa no tengo el suficiente espacio para poner todo esto. Cuando vi este local, el espacio que tenía era perfecto, pero para no llamar la atención, como vieron en la entrada de la tienda, decidí abrir mi propio negocio.

Las chicas quedaron impactadas tras escuchar la historia de Víctor. Antes de que alguna pudiera decir algo, el les dijo:

—Adelante, pasen y pregunten sobre cualquier cosa que llame su atención.

Emocionadas, las chicas decidieron recorrer la sala y buscar algo que les interesara, fue entonces cuando Clara, se detuvo a mirar una extraña pistola que se encontraba en un pequeño pedestal sobre una mesa recargada en la pared, y justo delante de la mesa, había un banco, clara sintió curiosidad al ver que el arma apuntaba justo en la dirección donde se encontraba el banco, inmediatamente le pregunto a Víctor sobre aquella arma.

—Ella es Amelia —le dijo.

—¿Ella? —dijeron ambas chicas al unísono frunciendo el seño.

—Veo que están interesadas en saber sobre Amelia - dijo Víctor sonriendo levemente —. Les contaré sobre ella. Amelia le hará preguntas a quien se siente frente a ella, si consiguen contestar la mayoría de sus preguntas con sinceridad, podrán pedirle algo a cambio, pero si no lo hacen de forma sincera...

Antes de que Víctor terminara de contarle a las chicas sobre Amelia, la campana de la tienda sonó indicando que había llegado un nuevo cliente.

—Discúlpenme por favor, parece que ha llegado un nuevo cliente y debo ir a atenderlo, pueden quedarse aquí a mirar el resto de artículos. Les terminaré de contar sobre Amelia cuando regrese, pero por favor, les pido que no toquen nada.

Víctor regreso a la parte delantera de la tienda y las chicas se quedaron viendo a Amelia.

—Me pregunto qué pasará al no contestar con sinceridad —dijo Clara.

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