Cap 36: Stuttgart, Alemania

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Estaba en el último coro de All Of Me, era la única pieza que me faltaba para acabar con la lista de reproducción.

Mi violín temblaba en mi pómulo y toda mi mejilla se encontraba entumecida.

A pesar de todo ese tiempo sin tocar violín, la sensación era la misma a cuando era chica; el tiempo se ralentizaba y mi pecho se hinchaba de una alegría contenida. Aquella melodía era capaz de liberar, de vaciar mi cuerpo de todas aquellas inseguridades, aquellas tristezas, aquellas angustias, que no me dejaban seguir con mi día, todo aquello se veía opacado por el enorme placer que me producía tocar ese pedazo de madera junto a sus cuerdas.

Cuando acabe con la canción, tocaron la puerta. Supuse era Ross, puesto que no había nadie más en casa.

—Pasa...—susurré, colocando el violín en mis piernas.

—Se escucha precioso lo que tocas...—su voz con aquel tono profundo y ronco, era capaz de meterse bajo mi piel.

Cariño, cariño, dime ¿Estás escuchando?

Mis mejillas derramaron un color rojizo por toda mi cara hasta mis orejas.

Andaba vestido con una camiseta azul marino, que parecía darle aquel toque varonil y misterioso, era muy bello a los ojos de cualquiera. Sus pantalones de poliéster le regalaban ese aire de ser mayor, tal vez carecía de juventud, porque siempre andaba así.

La intensidad de su mirada era indescifrable, no entendía que hacía aquí. Eran muy pocas nuestras conversaciones, desde lo que sucedió en casa de su madre no hemos vuelto a entablar una conversación fluida, son todos monosílabas o simplemente asentimientos secos.

—Necesitamos hablar—mencionó, luego de un carraspeo profundo.

Asentí.

—Puedes sentarte allí—le señalé el borde de mi cama. Me exasperaba verlo de pie y yo sentada, más pequeña de lo que solía ser.

Él tomó asiento y junto sus manos. Esperé a que hablara.

Desde los golpes que recibí en casa de Stormie he esperado ansiosa por el viaje a Alemania. Sin embargo, ahora creo que es un invento, ya han pasado algunos días desde aquello y a mis oídos no me ha llegado nada acerca de Europa.

—Las empresas que tengo ubicada en otros estados, necesitan de mi presencia. Cada año visito cada una de estas por una revisión de los sistemas—él se movió algo incómodo —Mi secretaria no podrá asistir conmigo debido a una situación personal, y la única persona en que confío para hacer este trabajo y para que me acompañe es a usted señorita Marano...

Me moví rápidamente lo que provocó que un dolor agudo se posara en mi abdomen, desde la paliza seguía ardiendo.

—Para...—murmuré, firme—No estamos en la oficina, puedes hablarme sin formalismos.

Fruncí mi ceño desconcertada, ahora de dónde salía tanta profesionalidad.

Él suspiró y asintió, supe que lo tenía comiendo de la palma de mi mano. Se sentía culpable, y me encargaría de quitarle ese sentimiento.

—Acepto ir con usted. Solo necesito los documentos de los sistemas y fechas.

—En cuanto tenga todo eso adjunto, te lo haré llegar, Laura.

Entonces, asentí antes de que se marchara y no dejara ni un rastro de que estuvo aquí, solo su dulce y embriagante colonia.

*

Estaba en la cocina, revisando la lapto modificando ciertos documentos. Dentro de una semana viajaríamos y es necesario llevar todo listo.

Rondaríamos al menos por cuatro o cinco países de Europa, teníamos el tiempo contado, no había razón para que algo se nos atrasara o se convertiría en un embrollo.

Sólo Sexo |Fanfic 1°| [Raura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora