Uno.

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Le hiciste caso a palabras de extraños,
Me duele, pero no viene al caso.

Quisiste ser el desengaño,
La parte que mata de a ratos.

Eres tan usual y tan engreída
Y eso me encanta desde tu partida.

Suelo ser masoquista,
Y sin miedo, estar a la deriva.

Pero es que tú me haces daño;
Oh amor, demasiado.
Pero es que tú no controlas ese daño;
Ay amor, yo mismo me lo hago.

Lo más triste de todo,
Es que no escuchas tu corazón
Escuchas palabras ajenas llenas de lujuria y decepción
Pero, ¿A ti quién te toma en cuenta? Acaso te has puesto a preguntarte ¿Tomo decisiones correctas?

Ay amor, aprende a no escuchar a mente, si no a corazón.

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