FDC2 Las brigadas fantasma

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John Scalzi

LAS BRIGADAS FANTASMA

(Fuerzas de defensa coloniales II)

2006, The Ghost Brigades

Traducción: Miguel Antón

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PRIMERA PARTE

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1

Nadie reparó en la roca.

Y por un buen motivo. La roca era vulgar, una más de los millones de trozos de roca y hielo que flotaban en la órbita parabólica de un cometa de período corto, muerto desde hacía muchísimo tiempo, y tenía el mismo aspecto que cualquier otro trozo de aquel cometa muerto. La roca era más pequeña que algunas, más grande que otras, pero en una escala distributiva no había nada que la distinguiera de ningún modo. Si se diera la posibilidad insondablemente remota de que la roca fuera divisada por la red de defensa de algún planeta, un examen de rutina demostraría que estaba compuesta de silicatos y alguna veta mineral. Es decir, se trataba de una roca, y no era lo suficientemente grande para causar ningún daño verdadero.

Esto era una cuestión académica para el planeta que actualmente intersectaba el rumbo de la roca y de varias de sus hermanas; no tenía sistema de defensa planetario. Sí tenía, sin embargo, un pozo gravitatorio, en el que cayó la roca, junto al resto de sus hermanas. Juntas formarían una lluvia de meteoritos, como hacían muchos trozos de roca y hielo cada vez que el planeta intersectaba la órbita de un cometa, una vez cada revolución planetaria. Ninguna criatura inteligente se alzaba en la superficie de este planeta enormemente frío, pero si hubiera habido una podría haber levantado la cabeza y visto las bonitas manchas y chorreones de esos trocitos de materia cuando se quemaron en la atmósfera, supercalentados por la fricción del aire contra la roca.

La enorme mayoría de esos meteoritos recién nacidos se desintegraría en la atmósfera, su materia quedaría transmutada durante la caída incandescente para pasar de ser un discreto y sólido pedazo de piedra a ser una larga mancha de partículas microscópicas. Éstas permanecerían indefinidamente en la atmósfera hasta convertirse en los núcleos de gotitas de agua, y la sola masa del agua las arrastraría al suelo en forma de lluvia (o, más bien, de nieve, dada la naturaleza del planeta).

_Esta_ roca, sin embargo, tenía la masa de su lado. Los pedazos volaron cuando la presión atmosférica abrió grietas como cabellos en su estructura, y la tensión que supuso atravesar la gruesa capa de gases reveló defectos estructurales y debilidades, y la hizo explotar violentamente. Los fragmentos se desgajaron, chispearon brillantemente un instante y se consumieron en el cielo. Y sin embargo, al final de su viaje a través de la atmósfera, quedó lo suficiente para impactar contra la superficie del planeta: la bola de fuego golpeó con fuerza y velocidad contra una llanura de roca que los vientos habían despejado de hielo y nieve.

El impacto desintegró la roca y una modesta parte de la llanura, excavando un cráter igualmente modesto. La llanura rocosa, que se extendía durante una distancia importante por encima y por debajo de la superficie del planeta, resonó por el impacto como una campana, cuyas notas repicaron varias octavas por debajo de la gama auditiva de la mayoría de las especies inteligentes conocidas.

El suelo tembló.

Y en la distancia, bajo la superficie del planeta, alguien finalmente reparó en la roca.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2010 ⏰

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