Prólogo

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Narrador Omnisciente

La sonrisa más grande del mundo solo podía pertenecer a una persona en concreto. Su cabello castaño cayendo en ondas perfectamente ordenadas, ninguna sobresaliendo más que otra. El brillo de emoción en los ojos de la pequeña niña de menos de ocho años era indescriptible.

Sus finos labios, su pequeña nariz y sus cejas perfectamente delineadas. Ni una gota de maquillaje cubriendo su rostro, su naturalidad era lo único que sorprendía a las personas que la observaban. Su mayor virtud.

Agarrada a la mano de su madre, la fuerza que ejercía sobre ésta no podía ser explicado con palabras. Aun así, su madre solo observaba el infinito edificio que se alzaba ante sus ojos. Temiendo internamente su decisión en un futuro.

— ¿Crees que lo estamos haciendo bien? — su susurro al hombre a su lado solo la hacía tener más pánico ante su decisión.

— Ella lo quiere, amor — contesta el hombre con el mismo tono que la mujer emitía.

Con un suspiro la cabeza de los dos se volvió hasta donde estaba su pequeña. Aquella chica que, a su corta edad, ya conseguía desarmar a cada persona que se cruzaba en su camino. Con tan solo ocho años de edad esa pequeña chica era todo un fenómeno.

Ni siquiera podía recordar como los cazatalentos habían conseguido encontrarla. Su hija no es de las personas que sueles ver por la calle muy a menudo, menos sola sin la supervisión de una adulto. Que una chica la haya encontrado es como que un rayo cayera dos veces seguidas en el mismo sitio.

La mujer no quería arrepentirse en un futuro de su decisión. Seguía sin saber si lo que estaba haciendo era lo correcto. Todavía queriendo salir de ahí para pensárselo lo suficiente, para poder estar segura al completo.

— Skylar — la cabeza da la pequeña girándose con la misma rapidez con la que un presa huiría de su depredador.

Los ojos de Skylar fijos en los de su madre, frunciendo el ceño al ver esa mirada tan aterradora en su rostro. Preguntándose en su interior porqué su madre estaba tan asustada. La pequeña contempla como ella se acuclilla para estar a su altura, los brazos de la mujer sosteniendo su cintura como si no quisiera que se fuera de entre sus manos.

— ¿Estás segura de que quieres esto, amor? — la pregunta escapa de sus labios con miedo.

Los labios de la niña se alzan, la sonrisa siendo lo suficiente grande como para cubrir la mitad de su rostro. Su cabeza moviéndose arriba y a abajo con frenesí, la felicidad calándose en cada poro de su organismo.

— Voy a ser una princesa, mamá — platicaba Sky como si realmente lo fuera.

Sus sueños de convertirse en una verdadera princesa la inundaban. Los pensamientos que conservaba sobre poder vestirse y sentirse como una eran inimaginables a la vista de una persona adulta.

La mujer no pudo evitar formar una sonrisa como la suya. La única diferencia eran los sentimiento contradictorios que ambas tenían. Mientras la mujer sentía miedo, la niña creía que este era el día más feliz de su corta vida.

Una mano se posa en el hombro de la mujer, su rostro observando la mirada cálida que su marido le brindaba. Una sonrisa de boca cerrada dedicada a su esposa mientras el amor que sentía por ambas se hacia presente en sus pupilas.

— Es hora de entrar — avisa, los hombros de la mujer tensándose ante sus palabras.

Asiente en su dirección levantándose, su mano tendida hacia Skylar para que ella pudiera sostenerla. Para que la mujer pudiera sentir que lo que estaba haciendo no era una error. Su hija amaba hacer eso y no quería estropearle sus sueños por nada del mundo. La felicidad de su hija siempre iba a ir por encima de sus inseguridades.

No soy la típica chica (U.D.S.#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora