La Caída de Lucifer

La caída de Lucifer - Capítulo 15

Cuando al fin todos despertaron. Jefferson no dijo ni una sola palabra de lo sucedido, ni los demás tampoco. Se veía en los rostros de cada uno de ellos la reciente pérdida de las personas que habían conocido. Decidieron darles un entierro digno, al igual que a Robert. Lo que había hecho estuvo mal, pero él había sido controlado por una entidad del mal. Al fin terminaron, bendijeron sus tumbas, e hicieron una oración para que el alma de cada uno de ellos pudiera entrar en el reino de los cielos.

-Debemos apresurarnos y viajar lo más pronto posible antes de que llegue la noche. Esta vez pondremos viaje hacia el paradero de Johnson, que es la que queda más cerca. Así que preparemos las cosas cuanto antes – ordenó Jefferson.

Los demás solo asintieron y se pusieron a hacer lo que Jefferson había ordenado.

-Dave, ven necesito decirte algo – dijo Jefferson con su rostro algo preocupado.

-Claro, dime ¿qué pasa?.

    -Cuando el momento de la lucha final llegue, habrás muchas muertes. Solo queda en nuestras manos la salvación de la tierra. Nosotros somos los únicos capaces de derrotar a Lucifer.

-Eso ya lo sé, pero... ¿Por qué me lo dices de esta manera?.

-Porque cuando el momento llegue, uno de nosotros deberá morir.

Dave solo sonrió, a lo que Jefferson le comunicaba y asintió.
-¿Por qué sonríes, acaso no estas consiente de lo que te digo?.

-Claro que lo estoy Jefferson, pero si es lo que debo hacer para salvar el mundo y que mi hermana tenga una buena vida. Estoy dispuesto a hacerlo.

-Me alegra oír eso, eres tan valiente al igual que tu padre. Estoy orgulloso de ti. Ahora debemos seguir nuestro camino. En marcha.

-Entendido. Una última pregunta Jefferson... ¿Por qué yo tuve que ponerme ese líquido raro en los ojos para poder ver a los demonios, al igual que los demás, pero Elizabeth y Tomas no?.

-Sabría que preguntarías eso. Hay muchos demonios, y tienen esa cualidad de hacerse invisibles a los ojos humanos. Pero hay otros que no, es por esa razón que a ellos no les hizo falta el líquido en sus ojos. Pero yo se los comuniqué y se lo pusieron al igual que todos ustedes.

-Ahora entiendo. Es algo que pensaba, y no encontraba la respuesta. Gracias. Vamos debemos buscar a Johnson.

Terminaron de preparar las cosas. Se aseguraron que el tanque de gasolina del camión estuviera lleno y emprendieron su viaje. Esta vez el viaje sería más largo que los demás, unas 5 horas de viaje sin parar. Y sin más, dejaron atrás una nueva historia que formaría parte de sus vidas.

Las horas pasaron, y faltaban pocos minutos para llegar donde se encontraba Johnson, pero debieron hacer una parada porque Lucy necesitaba ir al baño. Buscaron una estación de servicio y Dave acompañó a su hermana, por cualquier cosa que necesitara. Mientras Edwin, con la bebé y Jefferson se quedaron cuidando el Camión.

Dave seguía esperando a su hermana a las afueras del baño, algo impaciente y preocupado.

-Lucy apúrate, tenemos que seguir con nuestro viaje.

-Lo sé Dave, espera un minuto solamente.

Al fin Lucy terminó y salió del baño.

-Jefferson los niños están demorando mucho, deberíamos ir a revisar si se encuentran bien – dijo Edwin.

    -Tranquilo, Dave sabe cuidarse. Él ya es... - algo interrumpió su charla – Quieto no te muevas. No estamos solos. Puedo sentir la presencia de alguien más.

Edwin se quedó quieto por la advertencia de Jefferson. Mientras que esté miraba a sus alrededores detenidamente. En busca de aquella presencia.

-Jefferson, ¿estás bien? – murmuró Edwin.

Jefferson solo levanto su dedo índice indicando silencio a Edwin.

Los segundos pasaban, y el ambiente se iba poniendo más tenso. De pronto apareció Dave con Lucy.

-Listo, volvamos a ponernos en marcha – dijo Dave.

Jefferson lo miro, y ordeno que se moviera con un gesto con su mano derecha.

-¿Sucede algo?, ¿Está todo bien? – preguntó Dave.
De pronto algo se movió entre los árboles. Y se dirigió a toda velocidad hacia Dave y Lucy.

-¡Cuidado! – Grito Jefferson y salió corriendo a toda velocidad hacia ellos. Sacó su guadaña y formó un escudo protector que detuvo aquel ataque. Fue tan fuerte, que hizo una onda expansiva, e hizo volar varias partículas por los aires.

El lugar nuevamente se tensó. Y Jefferson ordenó a los demás que salieran corriendo hacia el camión. Pero cuando se dio vuelta, Edwin y Judith ya no estaban. Habían desaparecido en un segundo. Luego miro hacia donde estaban los niños, deseando que estuvieses allí, y que no pasara lo peor. Pero sí, lo peor había pasado. Ellos tampoco se encontraban en aquel lugar. Comenzó a mirar para todos lados, en busca de una respuesta. Gritando al sujeto, o cosa que saliera de su escondite

    -¡Sal de donde estés, y enfréntate a mí!, ¡Vamos que esperas!.

    De pronto, sin que Jefferson pudiera reaccionar recibió un golpe en su nuca. Calló al suelo y lo único que pudo ver fue una capa negra. Luego sus ojos se cerraron y no supo nada más.

Las horas pasaron y poco a poco volvía a volver en sí. Quería abrir los ojos pero, le costaba trabajo. Luego de unos minutos pudo abrirlos y mirar normalmente. Miro hacia su derecha, y vio a los niños, luego a su izquierda y se encontraba Edwin. Todos ellos estaban atados y no podían moverse. El único que estaba despierto era Jefferson. Lo que más le preocupaba era no saber dónde estaba. Al parecer los demás estaban bien, pero Judith no estaba entre ellos.

De pronto Jefferson escuchó una voz, levantó su mirada y vio, lo que jamás hubiese pensado. Era Johnson, riendo con una voz macabra