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Otra noche despierta, otra noche afuera, acostada en el pasto admirando el cielo, las estrellas, pensando...pero, ¿en qué?, ¿ La vida?, ¿El futuro? No, pensando en sus ojos que son mi vida, mi futuro, un sueño, mi sueño.

Es tarde, al menos media noche, lo se por que madre ya ha apagado las luces; pobre, se cansó de esperarme, pero ya le había dicho que me quedaría un rato más aquí afuera.

Estoy segura que Él vendrá esta noche.

"Está bien- dijo ella -pero usa un suéter".

-Claro -le dije y le di un beso de buenas noches.

Entré por mi chaqueta pero no la estoy usando, me encanta sentir el frío en mi piel, asi cuando Él venga podré sentir su cálido cuerpo contra el mio.
La noche sigue su curso y mientras tanto yo el mío. Sigo pensando en esos ojos, esos hermosos ojos con su particular mezcla de colores entre azule y verde, obscuros como la noche, pero igual de brillantes como las estrellas.
Estoy recordando la primera vez que lo conocí. No fue de una forma común y corriente como en un restaurante o un bar, fue gracias a un poema, su poema. En ese momento no fue algo relevante para mi, pero quien diría que 3 años después, ese poema traería a mi al amor de mi vida, al hombre que siempre me acompaña, el que me consuela y, sobre todo, el que me inspira.

La temperatura disminuye cada vez más. Me rehúso a ponerme mi chaqueta. Se que pronto Él llegará y me abrazará con sus enormes y fuertes brazos.

El viento frío empieza a correr pegando en mi cara, haciéndome dormir.

3 a.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora