No había salido en todo el día desde que habían llegado a la cabaña donde Lisa los invitó. Se encontraba de mal humor y no estaba dispuesta a hablar con alguien, ni siquiera con Jimin el cual trataba de acercarse pero solo obtenía un no como respuesta. Jimin rodó los ojos una vez mas y camino hacia donde se encontraba la pareja en compañía de la pequeña Hye.
-Dale tiempo, Jimin- habló Lisa.
-Se supone que venimos aquí para que tome aire y se olvide un poco de la ciudad, y de repente se enoja, ya quiero que nazcan los bebés- este dejo caer su cabeza en el costado de la silla y aceptó la cerveza que Jungkook le había ofrecido.
-Así era Lisa, un buen sexo y problema resuelto- Jimin y Jungkook rieron al mismo tiempo al ver el rostro de la rubia colorado.
-¡Jungkook!- un golpe en el hombro derecho se hizo presente en el susodicho. La tarde ya estaba acabando y el sol se estaba escondiendo para darle paso a la luna junto con las estrellas. Jimin solo esperaba poder arreglar las cosas con la castaña aún desconociendo el motivo de su enojo. La tarde culminó entre bromas que hacían los amigos, necesitaban pasar mas tiempo juntos y no solo ellos si no los demás, extrañaban ambos hacer bromas para Jin y Tae quienes eran los mas ingenuos del grupo.
Lisa dio un suspiro cuando ya la noche se había hecho presente, habían pasado tanto tiempo hablando que no se dieron cuenta de que ya era demasiado tarde. Jungkook junto con la rubia se despidieron del pelinegro dándole fuerzas para que las cosas entre su chica y el se arreglaran. Jimin se encontraba admirando las estrellas, aquellas brillaban mas que nunca y un recuerdo se le vino a la mente; su madre.
Aquella había logrado recuperarse, desde pequeño ella solía ver las estrellas junto con el deseando que un día su padre volviera al mundo pero ambos sabían que eso no era posible, sin embargo, amaba verlas con ella. Una pequeña lágrima se le escapó al pelinegro cuando recordó una vez mas la muerte de su tío, admitía que le dolía en el fondo pero también tenía que darse su propia felicidad. Con molestia se removió la lágrima y fue en busca de la castaña. Agradecía que la cabaña de ellos se encontraba algo apartada de la de Jungkook y Lisa.
Abrió la puerta con cuidado y diviso el cuerpo de____sentado en la cama, le estaba dando la espalda y al parecer no se había percatado de que Jimin entro a la habitación.
-¿Me dirás por qué estas enojada?- preguntó Jimin cuando logró estar al frente de ella. La castaña no dijo nada. -¿Amor?- insistió una vez mas Jimin.
-Me quiero ir- aquella hizo un puchero el cual la hacia ver tierna, Jimin sonrió para ambos al saber que su estado de ánimo había cambiado una vez mas.
-Prometo que nos iremos pronto pero trata de disfrutar del viaje, seguro que le hará muy bien a los bebés- y tal como Jimin lo había supuesto para el mismo logró sacarle una sonrisa, aquella sonrisa que solo salía una vez por día debido a sus repentinos cambios. -¿Quieres salir?- preguntó Jimin, la castaña asintió. Tomados de la mano caminaron hacia la silla en donde Jimin había pasado la tarde con Lisa y Jungkook. El sonido de las olas era tranquilo y el viento que corría daba un ambiente de mucha armonía.
La mano derecha empezó a dar caricias en el hombro de ella, subía y bajaba lentamente. Su cabeza se mantenía posada en el hombro del susodicho con los ojos cerrados. Era una magnífica noche para ambos.
-Solía ver las estrellas con mamá- habló Jimin. -A ella le gustaba imaginar que papá vendría de nuevo al mundo.
-Tu madre es una persona muy linda- susurró ella abriendo sus ojos poco a poco. -Es lindo saber que es mi suegra- bromeó la castaña.
-Cuando los bebés nazcan nos iremos a dar un pequeño paseo- habló el pelinegro admirando una estrella fugaz que pasaba en ese entonces, rápidamente cerró sus ojos para pedir un deseo.
-¿Tienes algún lugar en mente?- preguntó ella elevando su vista para ver aquellos ojos color negro que tanto adoraba.
-Si pero no te diré- respondió el dejando un beso encima de su cabeza. De nuevo un silencio se hizo presente, ambos escuchaban a la perfección como las olas pegaban en la orilla del mar, el viento corría en demasía y sus cabellos eran despeinados a causa de aquello. Jimin llevó su mano disponible sobre el vientre de ella para empezar a dar círculos en el. -¿____?- susurró el en su oído.
-Dime- respondió ella.
-¿Quieres ser mi esposa?- interrogó. El corazón de la castaña se detuvo cuando escucho aquellas palabras, Jimin se separó de ella para ver la expresión que poseía en su rostro, sus ojos brillaban de alegría y sentía su corazón en la garganta.
-¡Si!- a la velocidad de la luz la castaña abrazó a Jimin con todas sus fuerzas repartiendo un sin fin de besos por todo el rostro del pelinegro. -Si quiero ser tu esposa- la felicidad no le dejaba articular mas palabras si no esa.
-La sortija la he dejado en la cabaña- ambos rieron por el comentario.
-Eso es lo de menos, cariño- se detuvieron un segundo para admirarse uno al otro, Jimin siempre quedaba anonado hacia la belleza de la castaña. Sus ojos marrón eran únicos para el, aquellas pestañas le daban un toque de ternura a los ojos de ella, sin mas acercó sus labios hacia los de ella para darle un beso. Un beso que significaría la unión de dos vidas en ese entonces, en donde por fin pudieron decirse te amo sin importar el pensamiento de los demás, un beso que desde esa noche cambiaría el resto de sus días.
<***>
Meses después.
Jimin no dejaba de morderse las uñas de sus manos, hoy en la noche a la castaña le habían dado contracciones dándole a entender que sus bebés estarían a tan solo segundos de llegar al mundo. Movía de una manera descontrolada sus piernas mientras rascaba su nuca. Antes de salir de la casa había avisado a Lisa que estaría a punto de dar a luz.
Un último grito desgarrador se escuchó en la sala de parto, dejo caer su cabeza sobre la almohada y respiró con tranquilidad. Los llantos de unos recién nacidos se escucharon en la sala.
-Felicidades, son unas hermosas gemelas- una de las enfermeras acercó a ambas bebés al rostro de la castaña para que esta les diera una mirada rápida debido a que tenían que llevarlas para revisar su cuerpo y que todo se encontrara bien.
Alzó su mirada cuando el doctor llegó a la sala de espera, este se levantó rápido al escuchar su nombre. El señor de cabellos blancos acompañó a Jimin hasta la habitación en donde se encontraba ella. Con cuidado, se adentró en esta para observar el cuerpo de la castaña quien descansaba en la camilla. Su corazón se estrujo de amor cuando vio la silueta de dos cuerpos que vestían ropa color rosa pálido. Jimin tomó la banca que había a un lado de la camilla para poder tomar asiento en ella.
-Son gemelas- susurró ella acariciando la pequeña mano de Hani. Las lágrimas amenazaban con salir de los ojos de Jimin, ellas tres se veían hermosas juntas. Acercó sus labios a los de ella para darle un beso de agradecimiento. No podía pedirle mas a la vida. Una enfermera se adentró en la habitación dándole a entender que Jimin ya tenia que marcharse. La castaña se encontraba algo delicada.
-Volveré en la mañana- un último beso dio Jimin en los labios de la contraria para salir y dejar que____descansara.
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#2 ¿quieres jugar? ©park jimin.
ФанфикSu pensamiento cambió desde aquella noche en la cual se hizo amigo del diablo. Prohibida su copia u adaptación.