Regreso (objetivo la tierra #1)

11-Novatos en nuestra especialización

  Un grupo de chavales más jóvenes que yo, unos veinte, poco mas poco menos, atravesaron la entrada hacia aquella sala. Ya sabía que eran unos novatos, pero no que  serían tan, tan jóvenes. Sobre todo en aquel estilo de guerra. Entre todos aquellos destacaba uno... Dios, ese chico si que no era de veinte, tenía como mucho dieciséis.
  Aquella escena me hacía daño. Había que ocuparse de ellos y evitar que la cagasen mientras completábamos la misión, pero lo que más me preocupaba es que aquellos chicos, en una guerra como esta, con la tan poca seguridad que teníamos, se atreviesen a luchar por una causa que, en principio, no les afectaba.
  Nada mas ver aquello, sabía que les deberíamos mucho más de lo que podríamos ofrecerles.

  —Lez,—presentó Alex.—Esta será nuestra unidad en la futura misión de rescate.
  —Perfecto,—acepté.—no me parece una mala idea.—mientras decía aquello le estaba poniendo una mirada amenazadora a Alex. ¿Cómo se atrevía a meter a unos chavales así en esto? Con nosotros tres, Janna, él y yo, seguro que nos habría bastado. Estaba seguro de que con esa mirada supo que quería hablar con él después de aquella reunión.
  —Quiero que os conozcáis mejor entre vosotros.—ordenó el capitán.—Tenéis una hora para presentaros y conoceros, entonces volveré y vosotros,—mencionó señalando a la nueva unidad.—vendréis conmigo para continuar los entrenamientos. Buena suerte, nos vemos.

  Había una cosa de Alex que me ponía de los nervios, y es que nunca estaba en los momentos en los que podría ser importante y demostrar su capacidad de liderazgo, sólo daba órdenes, nunca observaba cómo las acatábamos, pero sabía que en algún momento demostraría su responsabilidad, algún día.

—Bien,—comencé yo.—espero que todo vaya bien entre nosotros. Voy a empezar, ¿va? Mi nombre es Lez, tengo veintitrés años y actualmente pertenezco a un grupo de soldados dedicados a la exploración de otros mundos. Estamos aquí por accidente, y vamos a ayudaros hasta que podamos irnos.
—¿Cual es tu especialidad?—preguntó un chaval.
—¿Tu nombre?—pregunté.
—Dean.
—Bien, Dean. Yo soy muy bueno con subfusiles y fusiles de asalto. Actualmente me gusta mucho ir con cargadores de pulso, son la leche.
—Interesante. ¿Tenéis francotirador?
—Entre los nuestros no, al menos no especializados. Emma también tiene buen tiro y Thomas no dispara, es cuerpo a cuerpo. Ma-Ko, ese gato de ahí, tam...
—¡QUE NO ME LLAMES GATO, JODER!—interrumpió.
—...bién tiene buen tiro.—continué.—Tenemos más miembros que no están ahora con nosotros, pero entre ellos no hay ningún franco.
—Genial, me gustaría poder aportar.—comentó Dean con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Qué arma te gusta más?—le preguntó Ma.
—Roler-3tf M6. El sniper de mayor rango, cadencia media, ligera y lo mejor de todo, en incursiones de sigilo, no necesita silenciador. Menuda joya, me pone.—sin duda, su respuesta fue de lo más acertada, excepto por su expresión final.—Tiene unas curvas...—completó.
—Fantástico. ¿Alguien más quiere hablar?—y el silencio se apoderó de la sala.—Oh, vamos, no podemos estar callados todo el día. Propongo esto: ya he empezado yo, el siguiente, Ma-Ko, y el próximo Thomas, así consecutivamente hasta terminar la rueda, o sea se, volver a mí, así hablaremos todos.

  La idea resultó fructífera temporalmente, todo dejó de fluir cuando llegó el turno de aquel chico de unos quince. Le preguntamos su nombre y durante los primeros cinco segundos, NADA. Para descontento, Alex entró justo en aquel momento interrumpiendo toda la conversación. Quería que los chicos se fuesen ya con él, y yo no se lo iba a impedir, no me gustaría quedar mal delante de nuestro nuevo "líder".

  Aquel día no hicimos mucho mas, Janna y yo nos juntamos en la sala de intervenciones para intentar mantener contacto con los perdidos. Sin indicios de vida. Janna mostraba un rostro de nerviosismo y preocupación, no quería ni podía asimilar lo que sucedía. Mis ánimos eran en vano, cada vez que se hablaba de algo, tuviese o no relación, parecía que a Janna le recordaba a la desaparición de los soldados. Aquello le había dado un golpe muy duro.