Aunque la mona se vista de seda mona se queda parte 2.

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Su mirada verdosa me paraliza en tan solo unos segundos. Aarón está justo frente a mí y ambos estamos en su habitación, es todo lo que yo quería, estar cerca de él y que notara mi presencia, que se fijara en mí, pero lo que yo no quiero ni querré jamás es que me mire con tanto desprecio como lo hace ahora. Mis manos comienzan a sudar, algo que me parece totalmente asqueroso pero es parte de mi, intento hablar pero mi boca no obedece ninguna de las órdenes de mi mente y no me queda nada que hacer que esperar lo que pueda hacer Aarón.

-¿Eres la niñata?-dice entrecerrando sus irritados ojos verdosos hacia mi cara, y yo solo puedo asentir a pesar de que no me gusta el apodo de niñata.

¿Por qué la gente me pondrá tantos apodos? Lo odio.

-¿Por qué mierda no te has ido?-Aarón esta quitandose la ropa y realmente siento que no puedo respirar-Mira niñata de mierda, quiero estar solo vete ya.

No me quiero ir y mi cuerpo tampoco, no me muevo y quiero decirle que me quiero quedar con él pero mi boca está cerrada con candado. El murmura improperios mientras se acerca a mi sin remera mostrando todos sus tatuajes, que no son pocos, toma mi muñeca que ya está bastante delicada y comienza a arrastrarme hacia la puerta. Me suelto de su agarre antes de que logre siquiera abrir la puerta y camino hasta la ventana, no tengo idea de que hacer y necesito tiempo, y para lograr eso tengo que estar lo más lejos de la puerta.

-Puedo empujarte por la ventana niñata-me amenaza con su ronca voz, la voz más sensual que he escuchado en mi vida.

-Soy Angel-brillante Angel, que grandiosas primeras palabras, pareces de preescolar-Vamos a la misma universidad.

No mejoras nada Angel.

-Si quisiera conocerte te lo preguntaría-dice cortante, mi corazón da un vuelco de dolor pero lo ignoro, querer estar con Aarón tiene ese tipo de sacrificios y lo tengo más que claro.
Aarón se acerca nuevamente a mi pero esta vez me toma por el brazo tan fuerte que siento como mi cuerpo me pide expresar el dolor de alguna forma.

-Me duele-le digo de inmediato intentando soltarme, supongo que hoy mis neuronas decidieron dormirse antes que yo y ni siquiera se si eso es posible.

-Que pena-dice sonriendo y me aprieta aún más fuerte- Ahora vete.

-Me gustas-le digo justo cuando sus manos tocan el cerrojo.

Sus ojos verdosos se conectan intensamente con los míos.

-¿Qué dijiste?-su sonrisa irónica es muy parecida a la de Hannah por lo que no me molesta.

-Me gustas desde hace mucho tiempo -no se que voy a conseguir con esto pero al menos ya no está intentando echarme de su habitación.

-Así que le gusto a la niñata-dice tomándome demasiado fuerte por la cintura, si tan solo lo hiciera con más delicadeza podría disfrutarlo a plenitud pero el dolor no deja que disfrute de su cercanía.

-No soy una niñata-le alego en un hilo de voz, si que tiene fuerza.

-Demuéstralo-su boca susurra estas palabras muy cerca de mi boca por lo que de inmediato se me ocurre besarlo pero se aleja tan rápido que quedo confundida por unos segundos- No beso a mis putas en la boca.

Se valiente Angel, siempre has tenido la personalidad suficiente para hacer todo lo que te propones y no vas a retroceder ahora, lo podrás tener, podras tener lo que deseas por las mañanas, tardes y noches, podrás tener a Aarón. Miro su cuello tatuado pero no me atrevo a besarlo ahí, cuanto deseo en estos momentos ese vaso de Whisky, desvío mi mirada hasta su oreja en la que tiene un arete negro y emprendo mi viaje hasta ahí. Mi cuerpo esta caliente y luego de besarle la oreja deseo que él bese la mía pero está tan quieto que si no fuera por su fuerte y doloroso agarre a mi cintura juraría que es tan solo un maniqui.

Los días buenos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora