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14 días. 19 horas 45 minutos 11 segundos. Tiempo lineal: 7.

—Ayame-san.

La chica apareció en la pantalla, sonrió hacia Kuroko y le hizo la típica pregunta.

—¿Qué necesita Kuroko-sama?

—Quiero que me recuerdes que esta tarde debo ir al centro comercial.

—¿Agrego algún asunto señor?

—Solo ponle "regalo".

—A la orden y listo Kuroko-sama.

—Gracias Ayame-san.

—Cuando lo necesite Kuroko-sama.

La chica desapareció de la pantalla y guardo su celular en el bolsillo, salió hacia el pasillo hasta la sala para encontrarse con Akiko que configuraba algunas cosas de las cámaras de seguridad hackeadas.

—¿Todo en orden?—preguntó Kuroko viendo aquellos números y letras que aparecía en el holograma.

—Sí, configuro esto y nos vamos.

Su reloj estaba sobre la mesa y de un costado salia un holograma de un teclado donde tecleaba a toda velocidad.

—Listo, Tomio, avisarme de nuevo si ocurre alguna irregularidad.

—Claro Akiko-san.

Aquellos dos salieron después de que ella se pusiera el reloj en su muñeca derecha y agarrara su bolso.

En el camino iban hablando de cosas variadas, libros, música, películas y el basket.

(...)

En el receso Kuroko buscó con ayuda de Ayami varias tiendas. Pues, sí, quería hacerle un regalo a Akiko ¿por qué? Porque quería agradecerle por tomarse ma molestia de haber venido del futuro para arreglar lo que iba a ser el futuro de Kuroko.

Kuroko se perdió en aquella conversación.

Otto-sama. Voy a vivir. Pero no en el futuro que yo conozco sino en el tuyo.  

Miraba su celular perdido, no quería que aquella chica muera o desaparezca, él quería que se quedara con todos ellos, pero si lo hace, en el futuro no existirá.

—¿Kuroko-sama?

La voz de Ayami lo sacó de sus pensamientos.

—¿S-Sí? Ayami-san.

—Hay una tienda de joyas demasiado barato donde puede conseguirle lo que busca.

—Muéstremela por favor.

Aquella chica mostró las imágenes del local junto con la dirección dónde se encontraba y un número de contacto.

—Guarda la dirección por favor.

—Claro Kuroko-sama.

El chico sonrió, todo estaba saliendo perfecto.

—¡Tetsuya!

Él volteo junto con casi todo el curso, su grito había alertado a todos. Él se acercó a ella.

—¿Qué sucede Aki-chan?

—El profesor de informática quiere vernos.

Sin darle tiempo a responder lo tomó de la mano llevándolo hacia el aula de informática.

—Ah, Kuroko-kun, bien, ahora sí, debo decirles que su trabajo es excelente y que llenen estas planillas para reservar el puesto dónde van a presentar el trabajo.

—Oh, yo me encargo de eso—dijo Kuroko al ver a Akiko mirar aquella planilla con duda.

Llenó con sus datos, y el profesor firmó como encargado del lugar por si ocurría alguna cosa.

—Eso es todo, gracias chicos pueden irse.

Ambos salieron del aula y volvieron al curso donde Akiko habló con algunas de sus compañeras.

(...)

Aquella chica miraba sus pies mientras caminaba, la actitud de su padre le había parecido raro, le había pedido a Kagami delante de ella que la acompañara a casa ya que se excusó de que tenía algo muy importante que hacer, el grandote aceptó y Kuroko se fue trotando sin darles ninguna explicación.

—No debe ser nada malo—le alentó Kagami a la chica que estaba haciendo un puchero.

—Pero me preocupa—dijo ella sin levantar la cabeza.

—No te preocupes, va a estar bien.

Esta vez ella levantó la cabeza y sonrió hacia el pelirrojo para luego abrazarlo apoyando su cabeza en el pecho de él.

—Gracias tío Kagami. Me recordaste a Mayami, ella es igual a ti en muchos sentidos.

Él sonrió y ambos apuraron el paso para llegar a casa.

—¿Estarás bien sola?—le preguntó preocupado Kagami.

—¡Claro que sí! ¡No te preocupes y ve a casa! Necesitas descansar después de la práctica.

Después de que Kagami se fue la pequeña corrió a su habitación para dejar su bolso y sacarse el uniforme para preparar ropa interior limpia y ropas cómodas, que mayormente era una remera de Kuroko y un short que le quedaba chico.

Entró al baño y comenzó a asearse suspirando por el contacto con el agua tibia y rogando que su padre regresara a casa bien.

(...)

Kuroko cerró la puerta con llave dejó su bolso sobre el sillón y se tiró sobre él.

—Estoy cansado—susurró para sí. 

Ya era tarde noche y su estómago le exigía algo a pesar de haber tomado una malteada de vainilla. Caminó hacia la heladera y sacó una manzana, la lavó y comió.

—¡Akiko!

Era raro que la chica no contestara así que fue hasta su habitación encontrándola durmiendo plácidamente con una de sus ropas que le dejó. Sonrió y besó su frente, podía darle el regalo mañana.

(...)

13 días 18 horas 32 minutos 14 segundos. Tiempo lineal: 7.

Kuroko miraba aquella cajita con duda ¿se lo debía entregar en el almuerzo o después del entrenamiento? Debatió un momento y decidió que sería en la hora del almuerzo ya que podían estar solos sin que nadie los molestara.

—Será mejor.

Guardó la cajita en el bolsillo de su saco y esperó hasta esa hora.

—Aki-chan, vamos a comer a la azotea.

La chica le sonrió y se disculpó con sus amigas que pícaramente le sonrieron.

Estaban comiendo tranquilamente hasta que Kuroko decidió decirle eso.

—Akiko, esto, yo, quiero darte algo—dijo buscando en su bolsillo la caja bajo la curiosa mirada de ella—, toma, es para ti. Es un regalo de agradecimiento por todo lo que has hecho.

Ella tomó la cajita que le tendía y lo abrió con torpeza viendo unos aretes de acero con un dibujo de una flor de sakura grabado.

—Otto-sama, esto es precioso...gracias.

Ella lo abrazó casi llorando y él se lo correspondió dejando nuevamente en claro todo el agradecimiento que le tiene a su querida hija del futuro.

|AU| Future Line [Kuroko no Basket]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora