Reencuentro del Alfa y Omega

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-Yurio no podía creer lo que sus ojos veían y sus oídos escuchaban, frente a el estaba un competidor muy conocido, representante de su país natal que era corea, el siempre inexpresivo Seung Gil Lee, no ahora como recién le había dicho y mostrado su mano izquierda con un hermoso anillo de oro blanco con las iniciales "J Y L" marcadas era Lee de Leroy, si, el estúpido alfa que le había enamorado lo hizo a base de mentiras y ahora el esposo venia reclamar a su macho y como si fuera poco le venía a presumir su prominente vientre de siete meses. – Bien, Plisetsky no quiero pelear por que no es lo mío, además sé que ambos somos civilizados, hare como que no se nada si te alejas de Jean, por que no te lo pienso ceder, es mío, mi esposo, mi pareja y no dejare que un niño como tú se quiera pasar de listo y dejar a mi cachorros sin padre.

¿co....como sé que no me mientes?. -sí, pregunta estúpida, pero el pequeño realmente no quería dejar al alfa, sentía que debía aferrarse a él, no quería volver a sentir la soledad, eso era realmente terrible, sentirla, volver a tenerla de acompañante de cabecera no era posible, no en su pequeña mente de omega. -No te creo, debes ser uno de los tantos ex de Jean que quieren que terminemos. -soltó el menor apretando sus rodillas para no darle unas buenas patadas al omega gestante y en parte por que comenzaba a llenarse de desesperación y mas cuando el otro por fin le mostro un sentimiento, se estaba burlando de el, que maldito sin lugar a dudas. –

¿Eso te lo dijo el?, por favor, el fue quien me rogo más de dos años, pese a que nos criamos casi juntos, porque si, sus padres y los míos son amigos, el que creciéramos en contacto no le hizo las cosas fáciles a Jean, pero gano, me enamoro y me embarazo, así que no te lo voy a dejar, es mi alfa y el de mis gemelos, vete haciendo a la idea. -el mayor movió suave mente la nariz y su sonrisa se hizo aún más grande. -no te ha tocado, ¿verdad?, ¿Qué más prueba quieres Plisetsky?, lo podrás saber con mi simple aroma, apesto a Jean, en cambio tu no, solo tienes un ligero aroma a él, aseguro que no pasan de unos simples toques, ¿ Y sabes por qué?, porque mientras a ti te llena de basura la cabeza a mí me cumple, mientras te da sobras de amor a mí me llena de él, ¿no te basta con mi aroma mezclado con el suyo y este precioso y enorme vientre?, porque si, estoy muy orgulloso de cargar con él, porque son los hijos primogénitos de mi jean y míos, así que ya no hagas mal par en mi familia por favor.

-Yurio tenía lágrimas en sus ojos, eran de coraje y rencor por ser tan idiota y dejarse engañar, porque era verdad, jean siempre se contenía con idiotas escusas y si había veces que llegaba con el aroma que se cargaba el pazon frente suyo y ahora más que nada odiaba al coreano, el tenia lo que siempre quiso y nunca ha podido tener que era "una familia", pero no, en esos momentos el omega rubio no reaccionaba y termino por írsele encima al omega pelinegro, pero paro en seco con un fuerte pecho, literalmente reboto y cayo sentado en el piso.-

No te atrevas Yuri. -susurro con recelo y voz dura Jean, se había interpuesto entre ambos omegas para proteger a su hembra, el cual ahora estaba detrás suyo aferrándose a su espalda con miedo, lo sentía, tenía un lazo con su esposo, tuvo miedo, no por él, pero sí de no poder defender a sus hijos en ese estado, el rey respiro profundo para calmarse, nunca, nunca en su vida había sentido ganas de atacar al rubio, pero se lo había ganado al querer tocar a su amada familia y ahí, cayó en la cuenta, Seung y Yuri en la misma estancia, ambos con un aura conflictiva, en intento de ataque... Todo se había descubierto de seguro, se inclinó para ayudar al menor de los omegas a ponerse de pie pero lo único que recibió fue una gran cachetada que le araño la mejilla. –

¡NO TE ME ACERQUES MALDITO MENTIROSO¡, ¡NO TE QUIERO VOLVER A VER NI EN TU PUTA VIDA NI EN LA MIA!.- en ese momento le importo una mierda todo, se levantó como pudo, poco le importo que la pista de patinaje donde iba a practicar ese día llegaran Georgi y Mila, los empujo y salió corriendo, corrió a toda velocidad, todo lo que podía, no supo cuanto ni a donde, topo con mucha gente, muchos le gritaron estupideces al cruzar sin ver e inclusive le pitaron con el claxon de autos, pero se cansó y al no poder más, se inclinó sobre si, apoyando sus manos en sus propias rodillas, ya no pudo más y dejo sus lágrimas caer, su vista se nublo y sus sollozos se hicieron presentes. –

¿Yu...ri?. -pronuncio una voz ajena a el, no lo conocía o eso creyo cuando alzo su bello rostro bañado en lágrimas y lo vio, era Viktor, SU VIKTOR, HABIA REGRESADO, no lo creía, asi que estiro una mano para poder alcanzarle y así cerciorarse que no era una ilusión pero cayo desmayado en ese momento, tal vez fue mucha la impresión, el dolor y coraje anterior, no lo supo, solo vio todo negro y se perdió. –

-por su lado Viktor tomo entre sus fuertes brazos al delicado omega antes que cayera al piso, por Kami-sama, si así se expresaba ahora que tenía tanto tiempo viviendo en Japón, pero es que ese rubio se había vuelto aún más hermoso, era perfecto, su cuerpo se había desarrollado como todo omega hecho y derecho, tenía aún más curvas, su aroma podría hacer caer a un centenar de hombre y ese cabello rubio atado en una coleta alta, mierda, podría ponerse duro con solo verlo, lo hubiera hecho de no ser que recordó su carita roja por el llanto y aun entre sueños sollozaba, perdido en sus pensamientos enterró su nariz en esa cabellera rubia.-

Viktor, debes llevarlo a casa, puedes ir al hotel, les dare tiempo para que se reencuentre, por mi no te preocupes que puedo quedarme en la habitación de al lado, por eso la rente. -sonrio con suavidad el omega japonés, riendo un poco al ver la cara del mayor es como si con sus gestos dijera "ahora todo tiene sentido", el de lentes beso la mejilla del peligris y el nombrado asintió, caminando a donde pasarían el tiempo de su visita. -


El legado de un alfa adulto e inexperiencia de un omega joven.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora