Esto es...

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Los rayos del sol me dieron directo a la cara.
Me removí en la cama dejando salir un gruñido de fastidio, siento un exquisito, aroma a... ¿Omelette? Shima solía cocinarme eso para desayunar la gran mayoría de las mañanas y le quedaba verdaderamente delicioso.
Me levanto de la cama y paso tranquilo voy hacia la cocina.

-Buenos días.
Saludé con un deje de somnolencia mientras me acercaba a Yutaka quien, estaba muy a gusto cocinando.

-Buenos días Yuu ¿Como dormiste? ¿Estás mejor?

Detuvo un momento lo que estaba haciendo y se acercó a mi con una encantadora sonrisa esbozada en su rostro.

En respuesta a sus preguntas me encogí de hombros con indiferencia.
Soltó una leve risa y posó su mano en mi hombro.

-¿Tienes hambre? Te preparé algo especial para desayunar.

El siempre tan alegre y amable, no puedo sentirme tranquilo, su ausencia de Shima es... realmente me perturba, me mata lentamente. Ya no lo soporto, le agradezco a Yutaka todo lo que está haciendo por mi,  logra no hacerme sentir tan miserable pero el día en el que me tenga que ir de aquí volveré a estar solo. Sin mi Patito.

No me doy cuenta de que las lágrimas vuelven a fluir y resbalaban  por mis mejillas, solo puedo sentir los suaves toques de Yutaka sobre ellas retirándolas con parsimonia.

-Yo... Todavía lo recuerdo... Ahí, tirado en la acera... Estaba muy pálido.

Mis palabras se entrecortan debido al llanto, pongo mis manos en mi rostro tapándolo, escucho el sonar de una silla siendo arrastrada, Yutaka se sentó a mi lado pasando su brazo por mis hombros. Solo sentía el calor de su abrazo, era de cierta manera reconfortante. El quitó mis manos de mi rostro y me miró con ternura. Guardé mi rostro en su cuello y simplemente me dejé llevar, lloraba en silencio, desahogándome de aquel sentimiento de angustia y soledad. Nos quedamos unos minutos así hasta que me calmé un poco, me separé lentamente de el.

-¿Ya estás mejor?

Su voz sonó tan dulce, yo solo asentí levemente con la cabeza, el corrió un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
Se levantó, solo lo vi entrar a la cocina para después  regresar con un plato y un vaso de jugo.

-Ten, come algo.

Asentó el plato enfrente mío, luego volvió a sentarse a mi lado, yo solo suspiraba mirando aquel plato de comida.

-Vamos, animate  un poco, sonríe... vamos, vamos.

Me estaba picando el costado del abdomen, cosa que me dio cosquilla logrando por fin hacerme sonreír.

-¡Eso! Así  me gusta.
Este chico si que es... ¿Adorable?  se oye algo marica que lo diga así pero es la palabra mas cercana.
*Soy el menos indicado para decir eso, lo sé.
Me golpea la espalda de manera amistosa con la palma de su mano.

Me decidí por  comer un bocado del omelette que había hecho. Sabía muy bien...

-Sabe muy parecido al que Shima me preparaba en las mañanas...

-Claro, si yo le enseñé la receta, es un especial mío.

Con cada bocado  recordaba a Shima, como hasta casi empacharme, no había comido ni dormido durante días. Estaba de bar en bar, cantina en cantina, no buscaba ya que hacer, tampoco quería volver a casa. Yutaka me salvó.

-Estuvo muy delicioso Yuta.

Su sonrisa de nuevo apareció en su rostro, volvió a abrazarme por los hombros mirándome de una manera un tanto... extraña, sus ojos brillan de una manera muy peculiar.
-¿Quieres salir un rato? ¿Ver películas? Ya sabes, para que te distraigas un rato.
-Prefiero las películas, aun no me siento bien como para salir.
Lo miro y el deshace el abrazo para ponerse de pie.

Déjame ser...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora