Capítulo 2: Nuevo aliado.

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Al despertar, Joe se siente muy bien; descansado y lleno de energía. Se termina su té helado y saca una libreta y una lapicera de su mochila, y se pone a escribir:

-14 de Marzo de 2027:

Sólo me acuerdo de cómo empezó todo esto. Fue tan repentino. Estábamos defendiendo nuestra última base como podíamos, pero el enemigo era muy numeroso. De pronto, el jefe de nuestro pelotón nos ordenó que programáramos una bomba para que sea detonada en quince minutos.

-Si nosotros no tenemos este cuartel, nadie lo tendrá.- Dijo. 

En ese momento no lo pensé dos veces; corrí. Corrí por mi vida, no estaba listo para morir por un ideal. Luego de correr sin parar un par de kilómetros encontré un pequeño búnker abandonado, donde me refugié de la bomba. A partir de eso, sólo camino y cazo, lo suficiente para sobrevivir.

Cierra la libreta, se incorpora y se encamina a la próxima cuidad, sin ganas. No le gustaba la vida nómada. Joe prefería tener una familia en una casa de campo, vivir con lo necesario, nada más.

Faltaban un par de kilómetros para llegar a la cuidad cuando sintió hambre. Muchas hambre. Entonces saca su rifle, mira alrededor y alcanza a ver a unos diez metros un loro en un árbol. Sería un perfecto desayuno. El ave cae muerta de un disparo a la cabeza. Al llegar al loro, prende un pequeño fuego con la grasa del oso, su Zippo y un par de ramas. Aunque el loro no estuvo nada rico, en ese momento era la comida más deliciosa del mundo.

El mediodía llegó cuando Joe se encontraba frente al primer edificio de la cuidad, un bloque de departamentos. Al subir al primer piso y entrar en un departamento, escucha al otro lado del edificio un ruido, como si alguien más estuviera saqueando el lugar. Le da un mordisco a la carne de loro, la guarda en su mochila y empuña su M14.

Es increíble observar cómo Joe se mueve. No hace ruido y además es muy rápido. Al llegar a la fuente de aquel sonido, pudo ver un perro herido. Era un pastor alemán. Cuando Joe intentó acercarse, el perro casi le muerde la mano. Estaba tan delgado que asustaba. Fue en ese momento cuando Joe sacó la carne cocida de loro, se la acercó al perro, y ahí si pudo acercarse. Tenía la comida lo suficientemente cerca como para morderla, pero aún así no lo hizo. Estaba entrenado. Entonces, Joe la dejó en el suelo para buscar en su mochila gasa y un poco de agua oxigenada, pues además de hambriento estaba herido en una pata. Mientras el perro comía, Joe revisó el collar que tenía. Era de cuero con una chapa que decía "Tormento".

-Tormento- dijo Joe.

Al decirlo, el perro dejó de comer y miró a Joe expectante, como esperando órdenes. Luego de curar al perro, Joe se paró para irse. Entonces, Tormento se devoró rápidamente su comida y comenzó a seguir a Joe.

-Compañía- pensó -Por fin.-

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