Capítulo 3: Una mala compañía.

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Al día siguiente salen Joe y Tormento del edificio para recorrer la cuidad, pues el hambre se empezaba a hacer insoportable. Luego de caminar un par de manzanas, Joe ve un restaurante. Al entrar Joe sintió un penetrante y agresivo olor a putrefacción. Toda la comida que había sido servida estaba podrida. Cuando entró a la cocina y abrió la heladera, la comida dentro estaba en buen estado; pues aunque la no funcionaba, el duro invierno mas el frío acumulado la habían conservado bien. Le dio un abundante corte de carne de res a Tormento, y Joe se preparó un sandwich, más abundante aún. Con el estómago de ambos lleno, tomaron agua antes de partir.

Más adelante, Joe pudo ver un cartel que señalaba una armería.

-Ya no dependemos de las ciudades para comer, Tormento.- Dijo Joe, pues seguro había munición para su rifle. Mientras se acercaba, vio a otro hombre (que buscaba algo en su mochila) caminando en dirección contraria a él, también hacia la tienda de armas. Al verlo, Joe se escondió detrás de un auto; sacó su M14, y con la última bala, apuntó a su cabeza. Al fijarse mejor, vió que tenía el mismo uniforme que el suyo, era del bando conservador; aunque eso no cambió nada. Estaba a punto de disparar cuando escucha:

-¡Ya puedes salir!-.

Joe sale de su escondite, sin dejar de apuntar con su rifle al hombre.

-Tranquilo, no puedo hacerte daño, ¡sólo tengo un viejo cuchillo!- Dice mientras ríe.

Joe baja el arma: -¿Cómo te llamas?-

-Thomas.- Contesta, mientras sonríe: -¿El tuyo?-

-Joe-.

-Encantado, Joe. ¿Quién es el?- Pregunta mientras mira a Tormento.

-Tormento, que parece que no está muy feliz de verte.- Responde Joe, luchando por controlar al perro.

Antes de entrar a la armería, Joe ata a Tormento con una soga en mal estado. Mientras Joe buscaba munición en cuclillas, Thomas saca su cuchillo y se acerca a Joe lentamente. En ese momento, Thomas le hunde su cuchillo en la espalda a Joe.

-¡Hijo de puta!- Grita Joe.

Es ahí cuando Tormento se libera y le salta encima a Thomas, matándolo de una mordida en el cuello.

-Gracias Tormento, estamos a mano.-

Joe se palpa la espalda hasta encontrar el cuchillo clavado. Contiene la respiración, y lo saca de un fuerte tirón. Al ser un cuchillo de bolsillo, muy pequeño, no era una herida muy profunda, aunque tardaría más o menos una semana en poder volver a caminar cómodamente.

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