Estarían a mitad de camino de la cuidad, cuando se topan con una pequeña y bonita casa al costado del camino.
-Entremos.- Sugiere Ema, a lo cual Joe accede.
La casa era preciosa, muy bien conservada. Se notaba que eran los primeros en entrar luego de que sus dueños la abandonaran para ir a La Ultima Guerra.
-¿Y si nos asentamos aquí?- Propone Joe.
-¿Cómo?- Pregunta Ema, aunque si había escuchado la pregunta.
-Piénsalo, a ambos nos gusta la vida sedentaria, no disfrutamos ir de cuidad en cuidad, y esta casa es el lugar perfecto para empezar de nuevo. Tiene un huerto en buen estado, un pozo de agua potable, cama, mesas, sillas, libros para leer. ¿Qué te parece? Ambos tenemos conocimientos de agricultura, así que la comida no es un problema. El agua tampoco lo es, ya que tenemos un pozo y además hay un lago cerca donde podemos pescar.
-La idea no es tan descabellada como suena.- Respondió Ema.
Y así lo hicieron. Dejaron de lado su vida nómada para reemplazarla por una más tranquila. Cada tanto pasaban personas por el lugar; algunas buenas, otras no tanto. Un día pasaba por ahí un perro, muerto de hambre, al cual conservaron y cuidaron.
Esa vida era lo que Joe siempre había soñado. Una vida tranquila, lejos de los ruidos molestos, lejos de otras personas, lejos de todo. Sólo él, su compañera y su perro.
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La Ultima Guerra
General FictionLa Ultima Guerra acabó con prácticamente toda la humanidad. La Tierra se convirtió en una jungla. No hay diferencias entre países o ciudades, y en todo el mundo no deben haber más de diez mil personas vivas. Con este panorama, un ex-soldado lucha po...