Hola a tod@s! Muchas gracias por leerme, la verdad es que me hace mucha ilusión vuestros comentarios. Por desgracia, esta es una historia corta, y está llegando a su fin. Que sepáis que ya tengo escrito todo, y pronto conoceréis el desenlace. ¿No sentís curiosidad por saber por qué Adrian se cambió el nombre? ¿Cómo reaccionará Emily? ¿Qué pasa con Sue? Tantas preguntas... jeje. Aquí os dejo otro cachito.
Y os invito a leer una historia que ya he abierto, y espero que os guste también tanto o más que esta. Se llama New Beginning y creo que os puede gustar.
Por un momento nadie supo qué decir. Kaillin notó las mejillas arder de vergüenza. Adrian se aclaró la garganta y por un momento pensó en levantarse e irse sin más. Emily aún creía que estaba en medio de uno de sus sueños de delirio con Adrian Hale, aunque en ellos él no se estaba besando con su hermana mayor, y es que, a pesar de lo rápido que Kaillin se había sentado en el sofá al lado de Adrian como si nada, los había pillado de pleno. Pero estaba demasiado asombrada y no sabía qué decir para reaccionar, así que sin decir nada se dirigió a la habitación, a esperar a que acabaran los arrumacos interrumpidos antes de abordar a Kai con preguntas.
Kaillin miró con una disculpa a Adrian, que le dedicó una sonrisa que quería decir algo así como "entiendo las circunstancias". Pellizcó su mejilla con cariño.
-Será mejor que me vaya.
-Quizá sí -convino Kaillin-. Sue al lado de mi hermana te parecería un corderito inocente.
Adrian fingió escandalizarse y se inclinó para besar sus labios con ternura.
-Te veo mañana, princesa.
Kaillin asintió sonriendo ante un calificativo tan dulce, y tan Iamonlymine que casi se le escapó una risita.
Se dirigió al cuarto compartido en cuanto Adrian hubo desaparecido, sin tener muy claro cómo explicarle a su hermana pequeña lo que acababa de ver. La encontró sentada en su cama mirando los posters con aire pensativo. Se sentó a su lado.
-Es más guapo en persona, ¿a que sí? -dijo Emily, mucho más tranquila de lo que Kaillin esperaba.
-Sí, lo es -admitió Kaillin-. No sé por qué tienen la absurda idea de que el Photoshop les queda mejor -añadió al ver una foto en la que incluso parecía tener los ojos transparentes y la piel tan perfecta que parecía un muñeco, nada que ver con sus ojos azul profundo y las pequeñas arruguitas que se formaban en la comisura de sus labios cuando sonreía, o aquel encantador hoyuelo.
-¿Por qué no me lo habías dicho? -fue la primera acusación de Emily, muy distinta a la que Kaillin esperaba-. Me hubiera gustado conocerle en otras circunstancias...
-Pensé que pondrías el grito en el cielo -dijo Kaillin alzando las cejas sorprendida.
-Vamos, Kai -la reprendió Emily enfadada-. Puede que sea su fan número uno y me muera por estar en tu pellejo ahora mismo, pero no aspiro a casarme con él como todas las de mi clase. Soy realista, y tenerle de cuñado suena muy bien, aunque tampoco aspiraba a eso.
Kaillin se echó a reír sin poder creer la reacción de su hermana. No se había dado cuenta de lo mucho que Emily había madurado en los últimos años. Aquella había sido la reacción más madura y imprevista que había podido esperar, justo como esperaba que reaccionase Sue, pero estaba claro que no podía ser. Sin poder evitarlo, le dio un abrazo como hacía años que no hacía. Nunca habían estado muy unidas. No se llevaban mal, simplemente cada una iba a lo suyo.
-No te embales -dijo Kaillin revolviéndole el pelo-. Eso de cuñado aún está por ver. No me esperaba que reaccionaras tan bien, de verdad -le confesó.
-Joder, Kai, eres mi hermana -protestó Emily-. Antes que Adrian fuera mi cantante preferido, tú ya eras mi hermana y has cuidado de mí -dijo en un arrebato de sinceridad y sentimentalismo, tanto que Kaillin casi sintió ganas de llorar-. ¿Crees que no me he dado cuenta que desde hace días pareces muy contenta? Hasta lo comenté con mamá, pero se rió de mí. Al principio pensé que era por ese tío de Internet, pero lo último que esperaba era que fuese Adrian Hale. Y aún estoy flipando, pero te perdonaré si me lo cuentas todo.
Kaillin suspiró con derrota. Su hermana no se iba a dar por vencida fácilmente, y además, estaban teniendo el primer momento fraternal en muchos años, había reaccionado bien y además parecía comprenderlo, así que le contó todo: desde su primer encuentro con Adrian hasta que averiguó quién era su cyberamigo en realidad.
Emily no la interrumpió ni una sola vez, tan sólo asentía de vez en cuando o ponía cara de sorpresa.
-Por favor, no te enfades con mamá por no decirte que se alojaba en el hostal. Parece un poco agobiado con ser perseguido siempre y dio órdenes explícitas.
-Me imagino. Unas de mi clase le encontraron en un restaurante. Empezaron a llamar a todo el mundo y en menos de cinco minutos estaba rodeado. Yo fui, pero sólo le vi desde lejos. Parecía muy agobiado -Kaillin asintió-. También vi a Sue... ¿Ella lo sabe?
-No tanto como tú, pero sí -contestó Kaillin-. Y creo que no se lo ha tomado tan bien.
-Kai, tienes que decirle a Adrian quién eres... -dijo Emily-. ¿O te gusta que te llame por otro nombre? Él lo entenderá, seguro.
-¿Y si no?
-Mira, estoy tan segura de ello que si no lo hace -se puso la mano sobre el corazón-, juro quitar todos sus posters de la habitación y no volver a comprar ni un CD suyo.
-Tampoco vale descargarlos de Internet -le avisó Kaillin riendo.
-Vamos, ve a hablar con él.
-Ahora no... -dijo Kaillin mordiéndose las uñas.
-Ahora sí -la contradijo Emily-. Y basta de excusas. ¿Quieres que se lo cuente Henry? ¿Que le dé su propia versión? O que Sue en un ataque de celos haga algo...
-No lo hará -repuso Kaillin. Emily le dirigió una mirada de aviso-. ¿Crees de verdad que no se enfadará?
-Mejor que vivir una mentira seguro -la animó Emily.
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Sólo mío [Próximamente editada]
Teen FictionAdrian, un cantante mundialmente famoso, con mal carácter, fruto del cansancio que siempre le digan qué hacer y cómo ser. Kailin, una adolescente normal que nunca ha destacado en nada y anti-adrian declarada. Un chat, meses de conversaciones íntimas...