Esa mañana estaba especialmente tenso. Tenía planes para este día, iba a ser SU día, nada podía salir mal. Viktor en su café mañanero, leyendo el periódico; Yuuri preparando el desayuno. Si iba a decir algo sería mejor hacerlo ahora.
Con suma normalidad, sin dejar de comer de su cuenco con cereal y leche, dijo:
-Voy a traer a un amigo hoy.
...
Yuuri dejó caer un plato, Viktor se deshizo del periódico en un tiempo récord.
-¿U-un amigo? ¿Qué amigo? -La alegría del japonés solo era comparable a su sorpresa. Sus plegarias habían sido escuchadas.
-Se llama Otabek.
-¿El kazajo?
-Sí.
Viktor intercalaba su mirada con ojos grandes entre los dos muchachos, claro, sin olvidar su boca en forma de corazón.
-¡Será maravilloso! Podrá comer el katsudon que prepara Yuuri y le enseñaré mis medallas ¡Y también las fotos de Yurio en su primera competencia!
-Esas son buenas ideas, Viktor.
-¿Verdad?
Y aquí es cuando sentía su ira brotar cada vez más con cada miradita que esos dos se intercambiaban. Por supuesto, el volcán Yuri Plisetsky no tardó en explotar.
-¡Esas ideas son basura! ¡No haremos nada de eso! Veré una película con él.
-¿Qué película?
-Oh, a mi me gustan los musicales~
-¡Sin ustedes! Seremos...-Ese desvío de la mirada, ese tono carmín en las mejillas...-Solo nosotros dos.
Por supuesto que no pasaron desapercibidos para los mayores.
-De ser así, solo nos queda respetar tu privacidad. ¿Cierto, Yuuri?
-Cierto, Viktor.
Sus sonrisas cómplices los delataban.
Ya casi eran las siete. Se había preocupado hasta del más mínimo detalle para esa noche. Ordenó toda la sala de estar, se encargó hasta de la más mínima mota de polvo, dejó refrescos en la mesa e incluso colocó flores en un jarrón. Como si esto no fuera poco, además se dio un baño minucioso y se colocó una tenida juvenil: Jeans y camisa. No despegaba la mirada del teléfono, atento a la hora, mientras se ocupaba de que su cabello estuviese perfectamente alineado. Necesitaría mucho estilo para esta noche.
Siete en punto, el timbre de la entrada sonó.
Su corazón se aceleró enseguida. Ni en un millón de años hubiese estado preparado para esto.
Tiró el cepillo sin importar a dónde fue a parar, guardó su teléfono y se fue deprisa a abrir la puerta. Mientras bajaba las escaleras se detuvo en seco. De improviso escuchó cómo la puerta se abría y él no había sido quien lo hizo. Su mirada de preocupación surgió al instante.
-"Que haya abierto el cerdo, que haya abierto el cerdo.." -Pensaba rogándole a cualquier deidad que le escuchase: Desde Dios hasta Superman.
-Eres el amigo de Yurio, ¿No es así? Adelante, pasa.
Y Superman le había escuchado. Era de las pocas veces en su vida en las que el japonés tenía una voz de ángel, mas el peligro todavía estaba latente... y por peligro se refería a Viktor. Aún así, tenía una pequeña esperanza en un rincón de su corazón de que Viktor decidiera tener piedad, no humillarlo, y retirarse luego de saludar.
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Embarrassed
Fiksi PenggemarYurio esperaba tener una velada romántica junto a Otabek... sería una lástima que cierta pareja de patinadores decidieran actuar de adultos responsables esa noche. / Viktuuri, Otayurio - One shot