La pequeña de ojos alegres ahora los tenía tristes y medio llorosos, no se apartaba de los brazos de su madre quien miraba cómo el ataúd donde reposaba su otra hija, Alicia, estaba siendo enterrada.
Viviana se preguntaba el por qué ella no se había despedido cuando la consideraba su mejor amiga aparte de que era su hermana mayor. Alicia sufría de leucemia llevándosela a mejor vida a sus 18 años, no quería contárselo a su hermanita menor y por tanto para Viviana su muerte era una amarga y decepcionada sorpresa.
Ya el ataúd estaba cubierto de mucha tierra y Vivi decía: _Ali, hermana… Su madre la abrazó fuerte pidiéndole que sea fuerte, pero en su delicado cuerpo la fortaleza moría como los recuerdos que tenía con su hermana. Siempre jugaban en las tardes y era la consentida.
Cuando sus padres se separaron Vivianita estaba muy deprimida por semanas, pero Alicia la hizo revivir de nuevo, ahora, se sentía como la hoja seca en un bosque, sola.
Pasado un par de días, la madre de Vivi decidió llevar todas las cosas de su hija ya fallecida al garaje para limpiar el cuarto y así tener un cuarto de visitas, claro que también era como para limpiar el triste pasado que le tocó vivir. Puso todas las cosas distribuidas en cajas de cartón, cuando se disponía a llevarse una caja notó que estaba el vestido rosado y adornos de oro que regaló a Alicia en sus 15, no aguantó la pena y sentándose en la cama lo acariciaba y se tapó la cara con él para llorar.
Viviana entró y se compadeció de su mamita, ya cerca de ella le dijo:
_No llores mami.
_No lo voy a hacer
_Pero lo estás haciendo.
_Abrázame -parecía una luna abrazando a una estrella-, mira este vestido, era de tu hermana, lo usó en la fiesta de sus 15.
_Es bonita aún, recuerdo que tenía casi 7 añitos.
_Si, muy traviesa.
_Mami, quisiera usarla por favor cuando cumpla 15, si?
_¿De verdad?
_Sipi _Pues… claro hijita.
Conformes madre e hija, decidieron sacar más cajas para el garaje, Viviana se quedó sola para acomodar y sacar más cosas, fue al armario para ver si había quedado algo y nota que en la parte superior había un pequeño librito de color rosado con dibujos de Winnie Pooh.
Vivi lo sacó y se dio cuenta que, por el título, era el diario de su hermana Alicia. Lo guardó para que pudiera leerlo en su cuarto. Luego de la cena, se apresuró en ir a su cuarto, sacó el diario debajo de su almohada y echada se disponía a leerlo.
Eran muchas hojas, así a vuelo de pájaro notó que escribía sobre su enamorado Jorge, de sus amigos, de ella misma, de su familia… en fin, de todo. Vivi se centró en una página y leyó lo siguiente:
“Martes, 20 de febrero del 2006: hoy amanecí con ganas de ver a Jorge, es un chico de mi universidad que me gusta mucho, es simpático y ayer me habló, ¡qué emoción! creo que mañana me invitará a salir, si es así lo aceptaré, pues a veces una necesita sentirse completa en el amor, tengo a mi madre y hermana que las amo, Jorge solo es un complemento más, el amor es así, siempre extraño pero a la vez bueno, dicen que es como una enfermedad y que la cura es un beso, ya una vez me tocó estar enferma. Manuel se fue de mi vida así como llegó, por eso hay que ser prudente… y hablando de Vivi, esa niña es un amor, jugamos vóley en la tarde y le enseñaba cómo sacar y dar mates, se le veía graciosa, su risa es música para mí. Nunca olvidaré el regalo que me hizo en mi cumpleaños, estaba mal porque aún sufría por Manuel, pero ella, apenas amaneció entró a mi cuarto y me cantó su canción favorita, la de Rebelde, esa que dice: Sálvame, linda balada, su intención vale mucho y eso no se compra ni con todo el oro del mundo, Vivi es la mejor al igual que mi mamá. Dios, si me escuchas te pido por favor que nunca les pase nada malo a ella ni a mi madre, antes prefiero que me suceda a mí…”