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Sin pensarlo dos veces, me acerco a Emma, la tomo con fuerza de, brazo y la saco del cuarto. La meto al baño conmigo, y cierro la puerta con llave. La tomo de los brazos y la acerco a mi. Haciendo que me ves fijamente.
-¿Qué mierda?- Pregunto con la voz totalmente quebrada.
-Axl tiene razón sobre ti...-
-¿Si? ¿Y qué te dice?-
-No eres más que un inmaduro que sólo sabe llorar. Quieres llamar la atención fingiendo que eres tierno y bueno. Pero no es así.- Sus ojos me ven con furia, y sus palabras me dejan atónito.
-Emma tú no eres así...-
-¿Quieres saber la verdad?- Dice retándome con la mirada.
-Qué es...-
-Nunca quise estar contigo, Steven. Nunca fue una casualidad conocernos. Todo fue actuado. Conocí a Duff hace unos meses, y hablando me dijo que no haces más que estorbar los con tu presencia, ¿y sabes qué? Me pagó para ir al cine ese día, fingir que me interesabas y ser tu novia. Por eso nunca quise besarte, porque nunca me gustaste. ¿Y sabes otra cosa? Te pedí que me sacaras de casa de mis padres sólo para poder pasar más tiempo con los chicos.-
No sé qué contestarle a Emma. Sus palabras me dejan atónito. Siento que mi corazón se hace pedazos, y no puedo evitar soltar un fuerte sollozo cuando se queda callada.
-Yo me enamoré de ti...- Es lo único que logro articular.
-Vete a la mierda, Steven.- Me da una fuerte cachetada y sale del cuarto. Dejándome completamente confundido y con el corazón hecho mil pedazos. Todo fue como una bomba. No sólo el echo de que la chica que pensé que sería el amor de mi vida me acabe de decir que todo fue fingido. Lo que más me duele es que mis amigos me hayan hecho algo así. Que Duff, el que creía mi mejor amigo, haya pagado para mantenerme alejado. Después de unos largos minutos en silencio en el baño, decido qué es hora de salir. Nunca me había sentido tan mal. Cuando salgo de la casa, puedo calcular que son alrededor de las once de la noche. No es tarde, pero tampoco temprano. Me tomo las cosas con calma. No quiero alterarme más de lo que ya estoy. Mis pies me llevan al centro comercial, el mismo en el que estuve hace sólo unas horas. Llego a la heladería, pero como era de esperarse, ya está cerrada. Me siento en una de las paredes y cierro los ojos. Emma está en mi casa. Mi cabeza es Emma. Mi mundo es Emma. Ella es mi vida entera...
-Oye, despierta...- Escucho que me dice una dulce voz. Pero mis párpados no responden. Siento como alguien me sacude, hasta que con un poco de voluntad propia, decido abrir los ojos. Es ____. La chica que ofreció hablar conmigo ayer.
-Te quedaste dormido aquí... Y parece que tienes frío...-
-¿Qué? No, no... Yo... No sé porque vine aquí...- ____ se sienta a mi lado, y me ve con el ceño fruncido.
-¿Estás bien? Tienes los ojos hinchados...-
-Ya sabes, ayer no fue mi día...-
-Entonces... ¿Quieres un helado? Quizás eso te haga sentir mejor...-
-Pero no tengo dinero...-
-No pasa nada, yo te lo regalo.- ____ se levanta, va a la parte de atrás de la tienda, toma un cono de galleta, le pone una bola de helado de chocolate y me lo da. Le dedico una sonrisa y comienzo a comer. Tenía un poco de hambre. ____ se vuelve a sentar a mi lado, y me mira fijamente.
-Gracias... Es muy amable de tu parte...- Le digo.
-No es nada... Todos necesitamos un amigo nuevo de vez en cuando...-
-¿Por qué estás tan interesada en mi?-
-Bueno... Es la primera vez que veo a un chico llorar en esta heladería... Y por cierto, nunca me dijiste tú nombre.-
-Soy Steven... Steven Adler.-
-Que lindo nombre...-
-Gracias...-
-Entonces... ¿Quieres decirme porqué viniste a pasar la noche aquí?-
-No quería estar en mi casa, es todo.-
-Ven, vamos a otro lugar...- ____ toma mi mano y se levanta conmigo, pedo pocos segundos después suelto su mano. No quiero que piense que tengo algún tipo de intención con ella. No ahora. Me hace una seña para que la siga, y camino a su lado comiendo helado por unas cuantas calles, hasta que llegamos a una casita blanca muy pequeña pero bonita, y ella abre la puerta. Me deja entrar, y me dice que vaya al sillón. Unos minutos después, regresa con una cobija, la pone sobre mis hombros y se sienta a mi lado en el sillón.
-Ahora si puedes contarme todo lo que quieras...-
-¿Segura que quieres oír esto? Es complicado...-
-Cuéntame todo.-
Pasan tres horas, o quizás más, cuando acabo de contarle cada detalle de la historia a ____. En ningún momento ella habló, ni mucho menos opinó. Simplemente me miró fijamente mientras hablaba, y cuando algunas lagrimas salían de mis ojos, ella se ocupaba de limpiarlas y tomar con suavidad mi mano. En cuanto llegó al final, ella no hace más que soltar un suspiro y abrazarme con fuerza.
-Te prometo que todo estará bien, Steven...- Dice acariciando mi cabello.
-Eso espero... Yo... Gracias por escucharme, necesitaba desahogarme...-
-No es nada...- Me dice con una sonrisa.
-¿Puedo quedarme aquí un rato? La verdad aún no estoy listo para volver...-
-Claro, siéntete en casa... Yo tengo que ir a trabajar, pero regreso en unas cuantas horas...-
-Gracias... En serio...-
-De nada... Puedes ir a mi habitación si necesitas dormir, en la cocina hay comida y la televisión está ahí, por si quieres verla.- Dice señalado la pequeña televisión que hay al lado del sillón.
-Gracias...- Me levanto y le doy un beso en la mejilla a ____. Ella se sonroja un poco, toma su bolsa y sale de la casa. A pesar de que no la conozco, de que aún no tengo idea quien es ni cómo es que llegó a mi vida, me sirvió mucho hablar con ella. No me juzgó, no me criticó, no me dijo nada. Simplemente me escucho, como un buen amigo hace...

One in a million. (Steven Adler) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora