Capítulo 11

2.9K 222 11
                                    

Caminamos por la cocina y salimos por una puerta que hay detrás. Dos camiones enormes cargados de sacos y más sacos estaba a medio vaciar. Todos los monitores ayudaban a los empleados, junto con los conductores a bajar los sacos. Melek me mira sonriente. Voy a ayudar con los sacos, pero ella me retiente. Siento su mano sobre mi hombro izquierdo, me giro y ella niega con la cabeza

— Esa venda no te la pusieron para que dos días después te pongas a descargar camiones— me coge del brazo y tira de mí. Hipnotizado la sigo. Me sienta en una silla y me tiende un papel, con una división de números enormes- tú mientras ejerces un poco tu mente ¿Te parece?

— NO— salgo de mi embobamiento. Voy a levantarme pero Melek no me deja, su mano sigue en mi hombro— Vine para ayudarte, no para hacer divisiones de primaria

— Si tan de primaria te parece esta superdivisión, pues cuando la termines dejo que nos ayudes ¿trato?—

«Dios, no puedo decir que no»

— Vale, ya verás como en dos segundos estoy ahí

«3877:2749.... Entre 1, no... entre 2 imposible... entonces a 1... Mmmm 2749 menos 3877...» Levanto la mirada y la veo cargando con un enorme saco. Se le ve sonriente, le da el saco a otra monitora. Ésta le dice algo al oído y Melek vuelve la mirada a un monitor, del cual no me había percatado antes. Estaba medio desnudo, con su torso tostado sudado, y llevaba su camiseta atada a la cintura. El cabrón era bastante atractivo. Al mirar a Melek le sonríe y la saluda con la mano. Ella le devuelve el saludo y vuelve a susurrar algo a su amiga que ríe a carcajadas. Melek sonriente vuelve al camión para cargar con otro saco. Siento una rabia irracional recorrer mis venas, y vuelvo mi vista al folio. «2749 menos 3877»

* * *

— ¿Ya?— dice la voz de Melek encima de mi. 

— No, aún no— digo terminando las cuentas

— Pues nosotros ya hemos terminado— levanto la vista, y ahí estaba ella, roja por el esfuerzo, con los labios hinchados y rosados. Mostraba sus hoyuelos y su blanca dentadura— tú quédate terminando, yo subo, me ducho y vamos a comer 

— ¿Pero qué hora es?— no parece haber pasado ni un minuto

— Las doce y media— imposible, el reloj de esta chica va demasiado rápido. Saco mi móvil, 12:35— ¿No me crees?

— No, es solo que... Se me ha pasado muy rápido

— Bueno, da igual. Yo me ducho y bajo— y camina hacia dentro de la cocina. 

Cansado de pensar saco mi móvil y hago la cuenta con la calculadora, apunto el resultado y voy a recepción a esperarla. Ahí veo a Ibrahim que viene y me estrecha la mano, yo tiro de él y le doy un abrazo

— Ven aquí machootee— el chico me sorprendió al rodearme con sus brazos. 

— Muchas gracias tío— me dice desde mi pecho. Se separa de mi y me mira a los ojos— tengo algo que contarte, si tienes unos minutos vamos a tu oficina

* * *

— ¿Vamos el comedor?— me dice cuando la veo en recepción

— Hay algo que tienes que escuchar— le respondo— no puedo enseñártelo aquí. 

— Claro— está nerviosa

Caminamos al coche, subimos y arranco camino a un restaurante. Aparco y nos sentamos en una de las mesas de fuera. Pedimos la comida y esperamos a que llegue. Todo esto en silencio

La Chica del Hijab ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora