Life of Mel Houdson » Shawn Mendes

"Milán, Italia."

Milán, Italia. (Lea House's)

Entró al cuarto y se dejó caer destrozada, ya no podía esconder aquella angustia, ya no le importaba que la escucharán, las lágrimas fluían de sus ojos de forma veloz y en un gran caudal.

“—Hay fans afuera, sonríe"

Actúa profesional se repetía una y otra vez pero en él fondo era humana. Había actuado indiferente y falsamente todo el día tratando de mantener aquella careta de "todo esta bien" pero nada lo estaba ni lo iba a estar, todos actuaban compasivos con ella, la miraban con lástima y eso la hería ¿Nunca habían visto a una persona rota?

“—Pareces que llevas bien lo de Jack.”

¿Nadie veía sus ojos? El brillo en ellos había desaparecido dejando solo una triste expresión y un color opacó. Eres fuerte, no llores se dijo pero nada podía calmarla, quería, sentía y debía liberar sus demonios.

"—Llamame.—dijo Maggie relamiéndose los labios para luego irse."

Al recordar eso y el beso entre Jack y Duran, las lágrimas no frenaron y se intensificaron acompañadas de un fuerte calor que ella no había sentido nunca antes, él cual se apoderaba velozmente de su cuerpo quemándola.

Ira.

¿A caso él lo había hecho otras veces? ¿Fue una tonta en creer que realmente la amaba? Sin pensarlo se levantó del suelo y con odió tiró todo lo que se encontraba sobre él escritorio, su madre, Lea y Stan gritaron su nombre desde él piso de abajo pero ella ya no escuchaba, estaba bloqueada. Dio fuertes golpes sobre él escritorio, no sentía el dolor en sus manos, la adrenalina y liberación de los sentimientos negativos no la dejaban.

Los recuerdos; sonrisas, lágrimas, peleas, risas, mentiras, besos, toques, hacían que cada vez se calcinara más por dentro. Con desesperación arrasó con todo elemento que se encontraba en la biblioteca.

El timbre de la casa sonó sobresaltando aún más a las personas de allí, Jeff Mitchell, un productor, abrió la puerta rápidamente se sorprendió al ver a aquel chico allí, en Italia. Segundos después por toda la casa resonó él crujido de la madera de las escaleras principales.

Mel no escuchaba ningún grito, ningún golpe, nada. Estaba perdida en sí misma. Al otro lado de la puerta Stephanie Houdson forzaba la cerradura con desesperación junto a Lea y Stan, temía por su hija, dio fuertes golpes y gritos mientras lágrimas comenzaban a verse en su rostro, al escuchar las escaleras miro hacia estas como un reflejo, se sorprendió al ver a aquel chico.

—¿Esta adentro? —preguntó desesperado.

—Si. —se escuchó un golpe que salía de adentro del cuarto.

—¡Mel abre la maldita puerta!

Él castaño comenzó a dar fuertes golpes en la puerta, su corazón latía fuertemente, estaba asustado por lo que ella podría estar haciendo. No podía perderla, no iba a perderla.

—¡Abre! Diablos. —golpeo con sus brazos la madera—. ¡Tiraremos la estúpida puerta abajo si no abres ahora!

El sonido de un cristal roto aumentó el miedo que sentían las personas al otro lado de la puerta, la adrenalina se apoderó del castaño, hizo una seña a las dos mujeres para que se movieran y luego pegó una fuerte patada sobre la puerta, no pudo derribarla.

—A las tres. —dijo Stan posicionándose al lado de él chico.

Retrocedieron un poco de la puerta, ambos iban a arremeter con todo su peso sobre ella.