▫Prologo▫

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El pequeño Zack, de tres años, se alzaba para intentar ver a la hija recién nacida de Natty, su cocinera y la mujer que los cuidaba a él y a su hermano mayor, Adrien. Lo intentó sin éxito una vez más hasta que Javier, el marido de Natty, se dio cuenta y lo levantó para que se asomara por encima de la cunita.

Zack pudo ver finalmente al bebé sonrosado y pelón. A sus ojos, era demasiado pequeña. ¿Cómo podía una cosa tan pequeña ser una personita? Pero Zack no dijo nada, solo la miró. Estiró el brazo y cogió aquella mano en miniatura. La niña le respondió apretando sus deditos en torno a los suyos. Aquel gesto sorprendió a Zack y despertó algo en él. Sin importarle quién estuviera presente, dijo unas palabras demasiado grandes para un niño tan pequeño:

Alejandra es mía. Es mi Ale. El comentario de Zack sorprendió a todos. Sobre todo, porque Javier y Natty no tenían claro cómo iban a llamarla. Unos días atrás, Zack les había preguntado qué nombre le iban a poner a la niña y, como no se decidían, él les dijo varios, entre ellos el de Alejandra, y les explicó que le gustaba porque significaba protectora. Natty sonrió, miró con cariño a su marido y este asintió. Ambos sabían que el nombre de su hija estaba
decidido.

Su pequeña se llamaría Alejandra… Y los años demostraron que Zack no dijo en broma lo de que Alejandra fuera suya, pues desde que nació no se separó nunca de su nueva compañera de juegos. Natty sabía que en el fondo Zack necesitaba tener a alguien que fuera solo para él. Alguien que llenara el hueco que siempre dejaba su madre cada vez que se iba y los dejaba solos.

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⏰ Última actualización: Feb 10, 2017 ⏰

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