Noha Stratto, un espiritista reprimido, un poeta desesperado.

Prologo.

Hola, yo soy Noha. Estoy muy asustado. Les contare como se desato esta desgracia. Hace mucho que la revolución de la maquinaria comenzó, todos esperaban una apocalipsis, una revelación de robots o algo con ese estilo, pero paso lo peor. Las inteligencias artificiales no desobedecieron. No se acabaron los recursos de los países. No había cultura mundial desconocida. No había nada por que hacerlo, pero lo hicieron. Tomando poder de las maquinas, los grandes poderes mundiales profanaron todo. Atacaban países bajos, ciudades sin mucho presupuesto en defensiva... Por que lo hacían? Por poder, por miedo, por ser mas que otros.

Como en todas las épocas y masacres mundiales, así lo fue.

El mundo quedo devastado como no lo había estado hace un largo tiempo, entre los escombros, la iglesia tomo el control, oh si, esos buenos para nada castigan los pecados pecando en si, se lamentan por los genocidios, pero todos sabemos que en sus adentros se lamentan por que muy poca sangre fue derramada. Nunca una organización estuvo tan sedienta de poder.

Con la devastación y la ruina, con solo un poco de caridad vacía, que su especialidad, la iglesia logro que el mundo le diera el poder que querían. En un principio la necesidad de el miedo era inexistente, pero ahora, todos estamos aterrados. En mi país, soy el único con su cualidad que aun sobrevive. Yo poseo el sexto sentido. A parte de eso, no me gustan las mujeres, cuando era pequeño, con toda la guerra y todo, tuve que ver a mis hermanas siendo violadas y matadas, por lo que el cuerpo de las mujeres me provoca repulsión, soy homosexual. Obviamente eso esta completamente reprimido ahora, así que no me queda mas que callarme y sufrir en soledad.

No puedo expresarle a nadie mi problema, no puedo confiar en nadie, lo único que puedo es escribir poemas, oh si, paso los días encerrado escribiendo en mi libreta, deseando, cada día, no morir al siguiente.

Todos me tienen en la mira, toda mi familia fue asesinada por "blasfemar la religión". Mis hermanas practicaban satanismo, yo les pedía, les rogaba que terminaran con eso, pero ellas estaban completamente enfocadas en lo que hacían. Mi madre era atea, desde que mi padre murió de un paro cardíaco en una peregrinación.

El único que falta de el "clan de los blasfemos Stratto", como solían llamarnos, soy yo. Voy a la iglesia, pago los impuestos, y trato de ser amable, así que solo siguen esperando una razón para matarme, o una oportunidad para fingir que la tienen.

Mas allá de ello, prácticamente, cada noche, un espectro nuevo se me aparece, es como si mi cuarto fuera un confesionario y me cuentan los pecados y errores de su vida, necesitan que alguien los entienda, y no guardar el rencor para irse a donde quiera que las almas vayan.

No puedo quedarme con toda esa peste en mi interior, así que simplemente escribo poemas, relatando metafóricamente esas historias. Esto es, un pequeño itinerario de todos mis poemas escritos, luego de cada poema explicaré la historia, por si no queda en claro."

Así decía, la carta de suicido, al principio de una libreta totalmente escrita y machacada, de un pobre joven de treinta y cinco años, que habia sido encontrado, con una mano completamente rebanada en la muñeca y una navaja en la otra, tendido en su cama.