Sólo cicatrices.

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5 de marzo de 2014:

9 días limpia.

Para muchos eso no es nada, para mi es un logro muy grande.

Cada día que vivo paso miedo de caer otra vez en la tentación de esa cuchilla ligeramente afilada con restos de mi propia sangre.
Esa sangre que desearía poder volver a ver.

Desearía poder volver a sentir mi piel rompiéndose por el filo de una cuchilla, abriéndose hasta ver la sangre que escapa de mis venas y ahora recorre la palma de mi mano. Ver un pequeño río de sangre que se ha abierto paso por mi delicado brazo, cubriendo las otras cicatrices, esas horribles pero preciosas cicatrices que me recuerdan cada minuto de mi vida dónde estoy realmente; en la oscuridad.

Esa oscuridad que no te deja ver el futuro, ver tu vida pasar, ni siquiera te deja ver el presente. La oscuridad te inunda tanto que te olvidas de que estás en ella, piensas que tu estado es normal. Pero, ¿qué es normal y qué no lo es en este mundo? Hay muchas puertas abiertas, tú eliges a cuál ir.

Pero hay personas que la eligen sin pensar, y pueden tener la suerte de haber escogido la escapatoria de la felicidad o la mala suerte de haber escogido la esclavitud de la tristeza.
Yo tuve mala suerte, y aquí estoy, esclava de la dolorosa depresión que ha infectado a mi mente y a mi corazón, a mi imaginación y a mis sueños, a mi futuro y a mi presente.

Hojas arrugadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora