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—Lo nuestro se terminó. No te quiero volver a ver más.
Piero entrecierra sus ojos apretando sus puños a tal grado, que los nudillos de sus manos se blanquean. Aquellas palabras le estaban destrozando el corazón una vez más, pero él sabe muy bien por qué ella está diciendo semejante tontería.
Antes de que Piero pueda hacer o decir algo, es Belial quien se pone de pié muy furioso. Camina a zancadas hasta Marisse y la sujeta de los hombros empujándola contra la pared.
—¡¿Que estás diciendo?! ¡¿Ahora tú también pretendes dejarnos así como si nada?! —sisea cambiando el color de sus ojos.
—Me estás lastimando —jadea Marisse evitando no llorar, pero Belial no la suelta y Piero no se mueve de su asiento.
—¡Mírame a los ojos! —gruñe cabreado.
Marisse obedece y se siente desmayar por la mirada intensa y escalofriante de Belial.
Probablemente, Belial la mate ahora mismo tal como lo hizo con su ex novia Katerine. Tal vez y sea lo mejor... Así, ni él, ni Piero sufrirían las consecuencias del amor prohibido entre ella y Satanás.
—No Marisse —murmura Belial —no te voy a matar cómo lo estás pensando... Y estás mal si crees que dejando a Luck las cosas van a cambiar. Lo hecho está hecho y ni tú, ni él tienen la culpa de haberse enamorado el uno del otro. Tú naciste para conocernos a los dos. Naciste para él.
—¿Que? —pregunta Marisse confundida y enternecida.
Belial sonríe de lado e inesperadamente la abraza con fuerza y murmura:
—Puedo leer tu mente... Luck también lo puede hacer, sólo que no se atreve a hacerlo. Yo tampoco lo había hecho por respeto a él y a ti, pero en vista de tus amargas palabras, no tuve otra opción más que buscar la verdad por mi propia cuenta.
—Yo no quiero que les pase algo por mi culpa —solloza Marisse alejándose de Belial y buscando la mirada llorosa de Piero —yo me muero si les pasa algo por mi culpa...
—Estás loca —niega Piero bajando la cabeza.
—No estoy loca, sólo estoy enamorada...
—Entonces lucha con nosotros —dice Belial acariciando el rostro de Marisse— lucha por el amor que ustedes dos se tienen. Nosotros estamos dispuestos a hacerlo una vez más en contra de las dictaduras de dios. Él no es nadie para prohibirnos amar a alguien. Se supone que para eso fue creado el amor. Amar no es ningún pecado, pecado es no dejar que se amen. Luchamos una vez para conseguir nuestra libertad, nuestro libre albedrío y no dudaremos en hacerlo de nuevo. Es justo que hagamos lo que nosotros queramos, no lo que él quiere que hagamos.
—Pero es que tengo tanto miedo...
—No tengas miedo —murmura Piero caminando hasta Marisse y abrazándola —yo estoy aquí... Yo no dejaré que nos separen... No quiero que me quiten a la única mujer que he amado y amaré por el resto de mi vida. Marisse... Tú y yo nacimos para estar juntos eternamente. Tú ya eres totalmente mía. En cuerpo y alma. Te amo, Marisse Grayson.
Piero y Marisse se funden en el más fuerte y sincero de los abrazos que jamás se hayan dado. Las palabras de Piero habían hecho eco en el corazón de ella. Le habían dado la seguridad y valentía que tanto necesitaba para luchar por su amor.
—Yo también te amo, Piero... Te amo con toda mi ahora oscura y pecadora alma. Te amo... Y por ti estoy dispuesta a todo. A todo, todito... Eres completamente mío, Lucifer.
Los ojos marrones de Piero se clavan en los verdosos ojos de Marisse. Con la mirada llena de amor y lujuria se dicen todo. Lo mucho que se aman, lo mucho que se necesitan y lo mucho que se desean. Están a punto de devorarse a besos, pero Belial les interrumpe:
—También soy tuyo, Marisse. Recuérdalo.
Marisse suelta una risita juguetona y asiente. Toma las manos de Belial y las coloca en sus caderas. Se acerca más a Piero y lo besa con sensualidad, moviendo su cuerpo como si estuviese bailando una sexy canción. Piero se estremece. Le aprieta los pechos por encima de la camisa y Belial comienza a besarle el cuello.
Piero sonríe hechizado por el momento. Separa sus carnosos labios de los de ella y le da la vuelta para que quede frente a frente con Belial. A éste se le oscurece la mirada y comienza a besarla en los labios. Piero aprovecha para quitarle cada prenda poco a poco hasta dejarla totalmente desnuda ante ellos. Marisse jadea arqueando la espalda. Sus pechos rozan delicadamente el pecho desnudo de Belial. Él gruñe por lo bajo. Sujeta a Marisse de las caderas y la coloca sobre la mesa, no sin antes tirar los platos de comida. No se detiene a besarla en los labios, baja directamente a su entrepierna en donde lo espera su húmeda hendidura lista para ser saqueada y devorada. Lo hace sin rechistar. Comienza a lamerle de arriba hacia abajo entreteniéndose con el pequeño botón de de deseo. Ella jadea enloquecida. Busca a Piero con la mirada y lo ubica a su lado masturbándose. Aquella escena la hacen mojar más y restregarse en la cara de Belial, quien empieza a meterle la lengua con rapidez. Marisse gime, pero no aparta la mirada de Piero y él, ni lento ni perezoso deja de masturbarse para meter su potente erección en la boca de ella. Lo acepta encantada y trata de meterlo todo en su boca, pero es tan grande que a penas y le cabe la mitad. Eso no le impide degustarlo. Piero jadea al sentir la boca de su mujer moverse de arriba a abajo. Con una mano le acaricia un pecho y con la otra el cabello. Le sujeta la cabeza y es él quien comienza a marcar el ritmo de las embestidas en su boca.
Marisse gime. Belial, al ver los senos de Marisse moverse, no resiste más. Saca la cabeza de entre las piernas de ella y la penetra con fuerza. Ella grita enloquecida y se corre al mismo tiempo que Piero en su boca sin sacarle la erección. Belial le da unos cuantos empellones antes de correrse como animal en celo en el interior de ella. Sin dejarla descansar, Lucifer le saca la erección de la boca y es él quien toma el lugar de Belial y la penetra más fuerte. Grita, jadea, gime y se retuerce relamiéndose los labios llenos de los fluidos. Piero la toma por las caderas y la lleva corriendo hasta la cama en donde se sienta en medio aún ensartado en ella. Belial no tarda en llegar con su miembro empalmado y listo para hacer suya una vez más a Marisse.
...Aquel extraño trío perverso se encuentra comiendo en la cama degustando unas fresas con crema batida. Ríen, juegan entre ellos sin imaginar quien los observa desde una torre con los puños cerrados.
Marisse besa a Piero efusivamente en los labios y cuando Belial está a punto de meterle mano, el timbre suena. Los dos ángeles maldicen y Piero murmura:
—Es la rubia idiota que tienes por amiga.
—¡Alice! —chilla Marisse saltando de la cama.
Más rápida que un rayo, se pone algo de ropa y antes de salir corriendo, sisea viendo a Belial:
—Por nada del mundo salgas, ¿entendido?
—Si mami —responde él con inocencia.
Marisse pone los ojos en blanco y corre como caballo a abrir la puerta. Una Alice angustiada aparece ante ella.
—Por favor, dime que no es verdad —suplica la rubia llorando— dime que no vas a cometer la tontería de casarte con ese demonio...
Marisse abre la boca hasta el piso sin saber que decir. ¿cómo demonios supo su amiga los planes que tiene con Piero?
—¿Quien demonios es esta zorra? —pregunta la voz varonil de Belial.
Marisse jadea casi desmayándose, pero Alice queda hechizada por la belleza de aquel apuesto y sensual ángel caído.:v sigan votando :v
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~Enamorada del Diablo~®©
Romance- Y si, tal vez él es malo... Pero cuando sonríe solamente puedo ver todo lo bueno que hay en él - respondió ella bajando la cabeza. Estaba consciente que se había enamorado de un ángel maligno y que tarde o temprano lo suyo podría terminar y él...