Capítulo 14.

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 - ¡Llámala!

- ¡No!

- Debes hacerlo

- ¡Que no!

- Te corresponde.

- Dios, ¡eres insoportable!!

- Me amas. Ahora llámala

- No voy a hacerlo, Shaun. ¡Basta ya!

- Estamos de acuerdo en que fue error tuyo, verdad? Bien, ¡llámala!

- No. Y es mi última palabra. Ahora, a trabajar.

-¿Te irás temprano a retirar a Sophie?

- Si, gracias a mama y su repentino viaje. Supongo que mi pequeña deberá pasar el resto de la semana en la guardería.

- ¿Y que opinas de tomarte unos días para estar con ella?

- Hay mucho trabajo aquí. No puedo ausentarme. Aunque, si veo que ella lo necesita, lo haré. Gracias.

- De nada. Y Amm, una cosa más: Debes llamarla
– pega un salto y se encierra en su estudio.

Tener un amigo martirizándote de esa forma aun no se si es bueno es malo. Me encierro en mi oficina para poder editar las fotos e Lucy.

No me ha llamado, eso es buena señal. Quizá encontró con quien divertirse. Paso un tiempo largo allí, no sé cuanto exactamente. Cuando siento que la puerta se abre y se cierra rápidamente.

- ¿Que paso ahora, holgazán?

Me giro y me encuentro con Camila cruzada de brazos frente a mi.

¿No se cansa de aparecer de sorpresa?

- Bueno, Hola a ti.

- Tenemos que hablar – dice cortante.

Suspiro pesadamente.Otra vez no.

- No quiero discutir, Camila.

- Tampoco yo. Pero no pude dormir pensando en lo que podrías estar haciendo y con quien. Así que vamos a hablar de una vez por todas.

- No hace falta.

- Liam es... es...
- suspira intranquila – no es nada de lo que tú piensas.

- No tienes que explicarme

- Si, si tengo. Me enfade tanto ayer que no quise decírtelo, solo para que pienses otra cosa. Lo siento. Pero no lo puedo soportar.


Mi celular suena pero no le prestó atención.

Me es imposible quitar mis ojos de su mirada.

- No contestes, estamos hablando. ¿Acaso es ella?

- ¡Basta! Solo lo apagare. – lo tomo pero no dudo en atender cuando veo que es de la guardería – ¿Hola?

- Lauren. Habla Keana. Lamento molestarte

- Está bien. ¿Paso algo?

- Solo quería avisarte que Sophie se encuentra con fiebre y algo de tos. Llame a tu casa pero no obtuve respuesta. Ella está bien, pero creí conveniente avisarte, quizá quieras que la vea un medico.


- Voy para allá
– digo tomando todo lo que encuentro a mano y guardándolo lo más rápido posible en mi cartera.

- ¿Que haces? ¡Estábamos hablando!

- Sophie se encuentra mal, debo ir a recogerla urgente
– digo nerviosa.

Mi pequeña se estaba recuperando de una gripe. Debo cuidarla porque su asma se puede volver mucho peor. Y aun es chiquita para respirar bien por ella misma en esos casos.

¡Y soy la madre! No puedo no ponerme nerviosa.

- Tranquila – cambia su gesto – ¿donde esta ella?

- En la guardería. Mama está de viaje. Camila debo llegar, podemos hablar en otro momento? –
digo encaminándome hacia la salida.

- Te alcanzaré

- Tomaré un taxi.

- Lauren, tienes que llegar rápido. Estoy en el coche y no permitiré que vayas así de nerviosa.


Finalmente asiento.

En menos de 5 minutos frena en la puerta del jardín y yo bajo lo más rápido que puedo. Cuando entro me percato que ella se encuentra a mi lado.

- Tranquila – me susurra mientras pasa su mano por mi espalda.

Unas cosquillas recorren mi cuerpo. Esa fue su forma de tranquilizarme, siempre. Pero no tengo tiempo de pensar en eso.

- Lo estaré en cuanto la vea.

- ¡Lauren! –
exclama Keana – bien, eso fue rápido. Ella está durmiendo aun, pero iré a buscarla.

- ¿Como está?

- Con fiebre. Lo note por que estuvo decaída y sus ojitos lagrimosos, incluso vomito su leche. No le di ningún remedio, aunque te sugiero que lo hagas. Tiene 38 de fiebre. No es grave pero debes cuidarla.

- La llevare a un medico inmediatamente

- Bien, iré por ella entonces.

Me giro y Camila aun sigue parada a mi lado, con su mano en mi espalda.

- Puedo irme si lo deseas – dice al verme vacilar – pero será más rápido si las alcanzo al hospital. Incluso me quedaría más tranquila si sé que está bien – dice casi en un susurro.

No sé que responder.

Mi cabeza va a mil por hora.

No tengo tiempo de pensar.

Mi hija, necesito verla.

De repente el gesto de Camila cambia.

Se tensa y se queda como piedra.

Sé lo que sucede, así que me giro.

- Aquí está – me susurra Keana – no le puse su abrigo para no despertarla, así que la tape con él.

- Está bien. Gracias – le respondo mientras planto algunos besos en la frente de mi pequeña tomándola en brazos.

Esta caliente.

Pero aun así, ella se encuentra plácidamente dormidita con su chupete en la boca.

La amo.

- Antes de irte, Lauren. Necesito que me firmes algunos papeles.

- Puedo pasar más tarde.

- Lo sé, pero la estas retirando antes de horario, y necesito que quede asentado por cualquier cosa que pueda ocurrir.


- No puedo firmarte nada con ella en brazos

- Tu amiga puede tenerla
– sugiere.

Giro mi cabeza y la encuentro en su misma posición pero con los ojos aun más abiertos.

¡Dios, esto no puede estar pasando!

Sabía que en algún momento ella vería a nuestra hija, pero en mis sueños era un encuentro perfecto, no en estas circunstancias.

- No creo que sea conveniente – digo intentando salir de mi shock.

- Vamos, solo serán unos minutos. Dos firmas y te llevas a tu pequeña.

No quiero.

Me niego a soltarla.

Si pesara unos cuantos kilos menos podría manejarla como cuando era bebe.

- P..Yo... yo puedo. – dice Camila hablando de repente.

Vuelvo a mirarla y noto lo tensa y emocionada que está a la vez.

Es difícil para mí, pero imagino que tampoco debe de ser fácil para ella. Esta frente a su hija, aquella que solo cargo unos minutos cuando nació y luego la dejo.

Mierda, eso no suena bien.

Nada bien.

- Se nos va el tiempo, Lauren – dice Keana.

¡Por dios que se calle!

- Está bien – dice Camila recomponiéndose – Ve Laur, cuanto antes la saquemos de aquí mejor – me mira e intenta transmitirme una tranquilidad que ninguna de las dos siente.

Mi pequeña suspira y capta toda mi atención.

Quiero firmar esos malditos papeles para poder llevarme a mi hija de una vez por todas.

Así que, tomo fuerzas de donde no creía que tenía. Y asiento.

- Bien, voy a prepararlos. Lauren ven a mi despacho – se gira y se encamina hacia su puerta.

- Camz... - vacilo.

- Ve tranquila, juro que estaremos aquí cuando regreses.

Me tiende sus brazos.

Contra mi voluntad aflojo mi agarre, no sin antes darle unos cuantos besos más a mi hija, y se la entrego. Ella la acepta con manos temblorosas.

¡Dios es lo más difícil que tuve que hacer en mi vida!

Sophie vuelve a suspirar y se acomoda en el pecho de su mama apoyando su pequeña palma derecha sobre el pecho de Camila, y sigue durmiendo.

Mis ojos se llenan de lágrimas, y los de Camila también.

Nos miramos y nos decimos demasiadas cosas, pero sin hablar.

- Esta pequeña es mi vida entera- le susurro – cuídala.

- Lo haré – dice de la misma forma.

Corro hacia el despacho girándome a verlas a cada segundo.

- Firma aquí, y aquí y estas libre – dice Keana ofreciéndome una pluma.


Miro nuevamente y Camila está con sus ojos clavados en Sophie.

Firmo sin siquiera saber que dice el papel.

Pero mi corazón se detiene cuando al mirar hacia el pasillo.

Camila no está.  

Take me home- Camren (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora