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Alrededor de las seis de la tarde, finalmente ____ llega a la casa. Está un poco despeinada, y aún tiene puesto el uniforme de la heladería. En cuanto me ve, sonríe de oreja a oreja, y no hago más que devolverle la sonrisa.
-Hola...- Dice mientras se sienta a mi lado en el sillón.
-Hola...-
-¿Cómo te sientes?-
-Bueno... Creo que estoy igual que antes...- Digo suspirando.
-¿Comiste algo?-
-No tengo hambre... Gracias...-
-Me preocupas un poco...-
-No, no... Estoy bien, de verdad...-
-Está bien... Voy a ir a cambiarme de ropa...- ____ Me sonríe y sube las escaleras. Se mete a la que supongo que es su habitación, y unos minutos después, regresa con ropa casual y el cabello amarrado en una coleta.
-Oye, una de las ventajas de trabajar en una heladería, es que tengo helado gratis todos los días. Puedes tomar del refrigerador el que quieras...- Dice sonriéndome.
-¿De verdad?-
-Si... Tengo de galleta, chocolate, vainilla, y creo que un poco de fresa.-
-Oye eres muy linda... Pero tengo que regresar a mi casa. Hoy es día de ensayo general con mi banda...- La sonrisa se borra de su rostro, pero no deja de mirarme.
-Ah... Está bien...-
-¿No te importa que me vaya?-
-No, no. Está todo bien...-
-Bueno... Supongo que entonces ya debería irme...-
-Si... Gracias por confiar en mí, Steven.- Dice con timidez.
-Gracias a ti por escucharme...- Le doy un beso en la mejilla. Le sonrío lo mejor que puedo, y salgo de su casa. No vive muy lejos de la mía, aunque voy a tardarme un poco en llegar. Espero que ya todo haya pasado. Que las cosas se hayan resuelto. Por lo menos voy a tratar de fingir que no me pasa nada, voy a tratar de fingir que Duff nunca me traicionó, y voy a trata de fingir que Emma nunca rompió mi corazón.
Al llegar, me doy cuenta que la casa está hecha un desastre. Hay basura por todos lados. Botellas vacías, cigarrillos, bolsas de papitas, e incluso varios condones usados. Es asqueroso. Pero no puedo quejarme. En otra situación, probablemente yo hubiera sido el primero en tirar botellas y basura al piso sin que me importara nada más. Se podría decir que la casa está tranquila, a excepción de la música que viene del ático, donde los chicos y yo nos juntamos a tocar. Se escucha la guitarra de Slash y la de Izzy. También el bajo de Duff y la voz de Axl, solo les falta la batería, obviamente. Pero a decir verdad, no suenan mal. Cada día somos mejores como banda, sólo estamos esperando el momento donde tengamos suficientes canciones para que una disquera nos contrate.
Suelto un suspiro, y abro la puerta del ático. Los chicos de inmediato ponen sus ojos sobre mi. Seguramente tengo un aspecto del asco ahora mismo, pero lo único que mis ojos pueden ver es a Emma. Está sentada en las piernas de Axl, mientras este le acaricia la cintura y sigue cantando. Izzy les hace una seña para que dejen de tocar y carraspea.
-Hola Steven. Te estábamos esperando.- Dice sin mirarme.
-Ah... Me parecía que ya habían empezado sin mi.-
-Bueno si, obviamente.- Dice Axl rodando los ojos.
-Cállate Axl. Ve a tocar la batería...- Dice Izzy señalándome el banco que está atrás de mi batería. Me siento en este, tomo mis baquetas, y cuento el tiempo para que empecemos a tocar. Siempre empezamos con una canción que Axl tituló "Welcome To The Jungle". La canción empieza bien con el el sonido de la guitarra de Slash, y en el primer minuto, todo sale bien. Pero a mitad de la canción, Axl avienta el micrófono al suelo.
-BASTA.- Grita con furia, mirándome especialmente a mi.
-¿Ahora qué?- Dice Izzy sacando un cigarrillo de su camisa.
-¿NO SE SUPONE QUE ERES BATERISTA?- Me grita Axl enojado.
-Si... Eso estoy haciendo...-
-LO HACES MAL. MUY MAL.-
-Tranquilízate, lo está haciendo bien.- Dice Slash poniendo una mano sobre el hombro de Axl, pero este se la quita con agresividad y se acerca a mi. Me toma con fuerza por el cuello de mi camiseta y me acerca a él. Podría decir que sus ojos están hechando fuego.
-Escúchame bien, pequeño idiota. Quiero que mi banda sea perfecta, ¿vale? Quiero ser famoso y que todo el mundo me conozca por ser el líder de la mejor banda de Rock.-
-Estoy tocando bien...- Digo algo asustado.
-NO NO LO ESTÁS HACIENDO. ESTÁS ARRUINANDO TODO. EL ENSAYO IBA MUY BIEN HASTA QUE LLEGASTE.-
-Pero necesitan un baterista...-
-Exacto. Necesitamos un baterista, no un idiota que intenta tocar la batería.-
-Ya, Axl. Déjalo.- Dice Slash una vez más. Lo aleja de mí, y le da unas palmaditas en la espalda para que se calme. Mis ojos una vez más se posan sobre Emma, quién no hace más que verme con lo que creo que es culpa.
-No quiero verte ahora Steven. Sal de aquí.- Dice Axl.
-Pero estamos ensayando...-
-Pues el ensayo acaba aquí. Vete.- Tomo mis baquetas y salgo corriendo de allí antes de que vean que estoy llorando. Una vez más se burlarían de mi, y no quiero eso. No ahora.
Voy a mi habitación, saco una pequeña mochila de mi armario y meto una camiseta limpia, unos pantalones limpios, un par de bóxers, unos calcetines, y mi cobija favorita. Me cuelgo la mochila al hombro, y cuando me levanto para salir de ahí, la puerta se abre. Es Emma. Entra al cuarto y cierra la puerta detrás de ella.
-Oye... ¿Podemos hablar?- Dice sentándose en mi cama.
-No creo que sea una buena idea...-
-Anda... Estás llorando. Ven a sentarte a mi lado.-
-No, no. Ni siquiera puedo mirarte a los ojos.-
-Steven, ya. Deja de hacerte del rogar y siéntate aquí.- La obedezco. No sé porqué, pero lo hago. Me siento a su lado, y ella toma mi mano y entrelaza sus dedos con los míos.
-Perdón por ser tan hiriente anoche contigo...-
-Ya, pero todo lo que dijiste fue verdad, ¿no?-
-Si... Ahora ya sabes la verdad completa.- En ese momento suelto su mano, y ella me ve confundida.
-¿Estás enojado?-
-No, solo estoy triste.-
-Vamos, no te enojes. Fue una bromita de tus amigos...-
-Esto no fue una broma para mí, ¿vale? Me enamoré de ti. Pero no del monstruo que eres ahora, sino de la persona que fingiste ser cuando nos conocimos.-
-No seas dramático.-
-Tengo que irme...- Me levanto de la cama, pero ella hace lo mismo y se pone frente a mí.
-Podríamos ser amigos. Muy buenos amigos.- Dice viendo especialmente mis labios.
-No seas ridícula.-
-Si te quitaras todo ese pelo del cuerpo, podríamos acostarnos las veces que quisieras...- Se acerca a mi y trata de besarme, pero no hago más que alejarme y negar.
-No quiero tener nada que ver contigo.- Dicho esto, salgo de la casa. Cuando lo hago, ya es de noche y está el cielo un poco nublado. Ni siquiera puedo ver la luna. Al principio no soy consciente de a dónde estoy yendo, pero unos minutos después, me doy cuenta de lo que hice. Llegué a la casa de ____.

One in a million. (Steven Adler) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora