Tercer acto: Soledad.
Will y Jem irrumpen en la casa de la señora Dark.
"—Nefilim Asesino —gruñó la Sra. Dark, fijando su mirada en Will—. No estás contento con matar a mi hermana una vez, ¿verdad? Tienes que volver e impedirme incluso darle una segunda vida. ¿Sabes, tienes alguna idea, de lo que es estar completamente solo?"
—Más de lo que te puedes imaginar —dijo Will con fuerza, y vio a Jem mirarlo de reojo, desconcertado. Estúpido, pensó Will. No debería decir esas cosas."
—x—
Una vez que Charlotte y Henry habían marchado a ciudad silenciosa para despedir las cenizas de Thomas y Agatha; Jem y Will se encontraban en el salón de armas, una vez que la algarabía por la cual se sometía el instituto se calmara finalmente. Jessamine había arrastrado a Tessa al centro, quien sabe a qué capricho de mujeres. Al parecer haber charlado con Jem la tranquilizó, cosa que Jessamine quiso aprovechar esa "tranquilidad" para alterarla en las calles húmedas de Londres.
"Will es... difícil", le había dicho a Tessa. Y sin duda, que su parabatai lo era. Después de su encuentro con la señora Dark, y la extraña actitud que optó desde que bajó de la azotea, lo tenían bastante intrigado como para pasarlo por alto. No es que fuera novedad esos cambios de humor en ese Herondale, pero algo en el interior de Jem, le decía que debía al menos preguntar.
Eso sería fácil, si Will no le estuviera evitando todo ese tiempo.
"Will es difícil...", había dicho... "Claro que lo es", pensó con desgano pasándose una mano por el plateado cabello.
Por otro lado, en el interior de Will se creaba feroz un torbellino que arremetía contra las paredes de su cuerpo, siendo un enfrentamiento entre peores facetas de él. Comprobando entre ellas, cual tenía la suficiente inhumanidad para prevalecer.
No quería tener un encuentro directo con la mirada de su parabatai, ya tenía suficiente con sus tormentos y que Jem viera a través de ese vidrio roto, le hacía temblar por el hecho que éste podría cortarse con la verdad de su maldición.
Jem estaba detrás de él, con unos cuantos cuchillos serafines en sus manos sin hacer uso de ellos, más bien parecía concentrado en otra cosa. Intimidarle con esa mirada, por ejemplo, desarmarlo con el silencio hasta que se hartara y le hiciera soltar improperios. Continuó ignorándolo, siguiendo en su labor de seguir hasta el cansancio lanzando cuchillos e incrustándolo en el centro de la diana.
Al ir por el segundo cuchillo, antes de toparse con el mango, una mano pálida estaba obstaculizándolo el de su cinturón de armas.
—¿Hasta cuándo vas seguir evitándome, William?
Muy bien, ya empezó un nuevo enfrentamiento. La tranquilidad versus mi torbellino de emociones. Bajó la vista, observando la mano enguantada que rozaba con la suya.
—¿De qué hablas? —Primer ataque.
Jem sonrió, reconociendo esa reacción.
—¿Ya me dirás que querrías decirle a la señora Dark? —Ataque de triple efecto. Parada. Estoque. Ataque.
Jem ya estaba ganando la pelea (y eso que ni siquiera sabía que se estaba llevando a cabo, o tal vez sí; porque por algo estaba ganando) y él no había teniendo tiempo de pensar en un plan de escape. Maldita tranquilidad de su parabatai que le desvencijaba.
ESTÁS LEYENDO
Triángulo Roto / Heronstairs
RomanceSerie de fragmentos en la historia de tres amantes que luchan por un amor. ¿Tessa era realmente el centro de ese triángulo? El profundo lazo que Cassandra Clare nunca contó. Un amor más profundo enlaza a estos chicos, y no es precisamente el lazo "...