prólogo:

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Mirando hacia el techo, recostada en la cama y con él a mi lado, me puse a pensar en aquel día en que nos conocimos, sonrió de solo pensarlo ....

Iba saliendo de hacer la inscripción por web de la universidad...... ya me faltaba poco para entrar, mama al otro lado de la línea sólo sollozaba.

--Oh, mi pequeña ya te vas de casa--dijo entre sollozos.
--Mamá vendré a verte cada vez que pueda, lo prometo-- sólo así pude tranquilizarla y cortar la conversación.

De repente al doblar en una esquina, viene un carro a toda velocidad, acabando con mi teléfono móvil y casi con mi mano.

Quien sería ese maldito imbécil, acaso no tiene ojos en la cara...... el carro se detuvo el hombre comenzó a caminar hacia a mi

Reconozcoque mi dolor casi disminuyó de tan solo mirarlo, ese hombre se veía tan imponente, pareciera que caminaba sobre nubes.... esa piel color caramelo con su bronceado natural, ese pelo castaño que sobre caía por su frente, y esos ojos..... esos ojos me miraban fijamente y parecían desnudarme con la mirada, esa boca..... caray! Esa boca.

Mantuve mi compostura lo más que pude mientras él se acercaba.

---Disculpe señorita, esta usted bien??---me quede como pérdida nadando entre esa voz aterciopelada.

---Que cree usted??, me acaba de atropellar y de acabar con mi teléfono móvil , se supone que debo estar saltando en un pie??

---Disculpe, no era mi intención, permitame reparar el daño en mi coche tengo otro tele.....

--Ni se le ocurra--no lo deje terminar---que se cree usted, que pude venir a esa velocidad y casi matarme y que puede arreglarlo con cosas materiales como un teléfono ??--- se quedo como perplejo mirándome, pero mantuve mi posición de indignación

---Señorita---me miró fijamente como un lobo miraría a su presa-- sólo quiero reparar el daño causado es todo....

---Sabe que déjelo así ---hice amago de irme pero él me detuvo

Mire sus manos fijamente y pensé en que tan bien pudieran funcionar esas manos---mire mi tarje...
---sabe que, no me interesa su tarjeta, no me interesa saber nada de usted y ojala no me lo tenga que volver a cruzar, con su permiso adiós

---Sólo tome la tarjeta--dijo entre dientes, casi perdiendo el control, me sentí ruborizada, como cuando era niña y me reprendian tóme la tarjeta, él se dio la vuelta y camino hacia su coche y yo me quedé paralizada en aquella esquina, mareada, adolorida y pérdida en ese caminar que solo dejaba a su paso, elegancia y sensualidad......

Dulce AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora