Hoy era un día grandioso. Mi primer día en la universidad... Era un viernes por la mañana. Desperté y mire unos segundos el techo, me levante y camine perezosamente al baño. Entré y me desvestí para darme una ducha, decidí tomarme un buen rato pues me había levantado bastante temprano. Cuando terminé de ducharme salí y escojí un pantalón beige, con cinturón, una camisa lila y tenis negros.
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-Hijo, ya esta el desayuno-escuché que gritó mi madre -Voy- respondí inmediatamente
Terminé de vestirme y salí de mi habitación, al bajar las escaleras ví que mi padre ya estaba desayunando.
-Buenos días- dijo serio mientras seguía leyendo el periódico -Buejos días-contesté mientras me sentaba a disfrutar del desayuno que mi madre había preparado. -¿Como te sientes hijo?- Escuché a mi madre desde la cocina -Pues algo nervioso, pero bien- -Eso me alegra, pero termina rápido que llegaras tarde a la escuela pequeño, por cierto, que guapo te vez hoy- me sonrojé al escuchar eso pero no le di mucha importancia.
Terminé de desayunar y subí a mi cuarto por mi maleta. Al bajar estaba mi madre esperandome al pie de las escaleras. Dejé mi maleta en el suelo y la abracé. -Te voy a extrañar bebé- -Yo igual madre-
Después de una larga despedida salí de casa y mi padre me llevó a donde pasaría varios años de mi vida. Nos bajamos del auto, me despedí de mi padre y después este se fue.
Entré por la reja y lo primero que ví fue una construcción bastante grande y con aspecto de ser antigua, a los alrededores había arboles, bastante bonitos a decir verdad.
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Había muchos muchachos sentados en el pasto, parecía que eran nuevos ya que la mayoría llebaba maletas. Unos minutos después llegó un grupo de muchachos al parecer de grados mayores y nos reunieron para darnos un tour por así decirlo. Después de aquel tour nos asignaron habitaciónes, al parecer tendría que vivir con alguien. Era una persona bastante tímida asi que me costaría acostumbrarme a la idea de vivir con alguien que nisiquiera conosco. "Habitación 824" me repetía a mi mismo para no olvidarlo, estuve dando varias vueltas por donde nos habían indicado que estaban las habitaciones hasta que encontré donde sería la mía. Me paré enfrente de la puerta y pensé en tocar antes de entrar, luego de unos segundos toqué y una voz bastante aguda se escuchó del otro lado.
