Capítulo 26.

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Esa pregunta me dejó congelada. La pregunta de aquel agente me hizo pensar algo que jamás hubiera imaginado.

-Fue mi culpa -lo primero que dije-. Fue todo culpa mía. Mamá murió por mi culpa -empecé a llorar sin poder evitarlo-.

-¿Qué? No digas eso, no fue culpa tuya Lana. Nada fue culpa tuya, el único culpable aquí es tu padre y el asesino.

-Yo, después de lo de ayer -intentaba hablar bien, pero el llanto me lo impedía en cierto modo-, decidí que quería escaparme, así que preparé la maleta y la dejé debajo de mi cama -respiré profundamente intentando tranquilizarme-. Mi padre entró en mi cuarto a ver si yo estaba y creo que vio la maleta. Se daría cuenta de lo que tenía planeado y mandaría al hombre a matar a mamá para que yo no pudiera irme con ella a Barcelona -empecé a llorar aún más-. Fue mi culpa. Yo no quería que matara a mamá. Si no hubiera visto la maleta...


Ese día me quedé a dormir en la habitación de invitados que había en la casa de Jesús. Le agradecí mucho a sus padres que me dejaran quedar allí hasta que la policía averiguara con quien me tenía que ir a vivir ahora, pues aun soy menor...

Esa noche creo que fue en la que más lloré de toda mi vida. Había tantos "porque's"...

Llegué a tal punto de no saber cómo soltar la rabia y el dolor, que lo único que podía hacer era llorar sin parar y cada dos por tres pegar golpes en la cama de rabia.

Me dolía todo, y no me refería al dolor físico. Más bien era todo interno.

Tanto dolor acumulado y ahora de repente pasa todo esto...

¿Qué hice yo para merecerme tal cosa? ¿Y mi madre? Ella no tuvo culpa de nada, nunca. Y mucho menos el bebé que llevaba consigo.

Estuve pensando las posibilidades que tenía.

Una de eras era irme a vivir con mi padrastro, Charlie. Pero descarté esa idea de inmediato al darme cuenta de que él y mamá no llegaron a casarse, y por tanto, no podría irme con él.

También estaba mi abuela, pero ella está en una residencia... Una idea menos.

La única posibilidad que me venía a la mente era irme a vivir con mis padrinos... En Australia.

Me quedé mirando el techo. Mierda.

Si todo iba mal, ahora va a ir a peor.

Tenía en mente irme a Barcelona, pero ¿fuera del país?

Ahora sí que no podría verlo ni queriendo.

Me levanté de la cama y salí del cuarto lo más sigilosa que podía. El reloj del pasillo marcaba las dos de la madrugada. Todos deberían estar dormidos ya.

Fui a su habitación y abrí la puerta lentamente. Él estaba en la cama, supongo que dormido.

Entré y cerré la puerta tras de mí.

Apenas entraba luz por la ventana. Intenté no tropezarme con nada mientras iba hacia él.

Ni lo llamé, sabía que en cuando lo hiciera se despertaría. Así que sin más, cuidadosamente levanté las sabanas y me metí junto a él en la cama.

Como predije, nada más lo hice abrió los ojos somnoliento.

Durante unos segundos me quedé ahí, estática mirándolo, esperando a ver si reaccionaba. A lo mejor pensaría que era un sueño o algo por el estilo. Sin embargo, yo no podía aguantarlo más, me acerqué a él y lo abracé, acurrucándome.

Apenas lo hice, me abrazó de vuelta.

-Vayas a donde vayas –empezó a hablar susurrando, lo cual no me esperaba–, iré tras tuya. Te he estado buscando por años, y por fin que te encuentro, no voy a dejar que te alejen de mí tan fácilmente. Lo que siento por ti es muchísimo más fuerte que la distancia que nos va a separar, cree me.

Alcé la vista, y aunque apenas veía, podía distinguir que tenía los ojos llorosos. Alcé mi mano derecha y le limpié éstas.

No tenía, ni querían salir, las palabras que podrían explicar lo que sentía por Jesús. Tal sentimiento es tan fuerte, que me es imposible explicarlo.

Lentamente se fue acercando a mí, hasta que estuvo lo bastante cerca como para unir nuestros labios una vez más.

(~;_;)~ fin del capítulo ~(;_;~)

Bueno pues aquí os dejo otro cap más :v

Hidden Reality ~ Jesús OviedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora