42 - Locked

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Kate caminaba a paso apresurado por los pasillos, mientras Tyler la seguía de cerca.

Subieron varias escaleras y atravesaron varios pasillos. Un par de niños se quedaron viendo a Tyler con cautela y el castaño los escuchó cuchichear cuando lograron ver por qué caminaba con las manos por detrás.

Se sentía incómodo con tanta gente mirándolo de esa forma. Algunos incluso se alejaban cuando pasaba por su lado.

Tyler bajó la mirada apenado, y siguió caminando detrás de la doctora.

—Aquí es —dijo ella luego de un par de minutos, deteniéndose en frente de una puerta blanca. Sobre ella había un cartel en el que se podía leer "Centro de radiología".

Kate abrió la puerta y le hizo un gesto a Tyler para que pasara primero. El castaño entró a la habitación y ella lo siguió, volviendo a cerrar la puerta a sus espaldas.

Sintió algo de alivio al verse librado de todos los ojos acusadores que lo habían seguido hasta ese lugar, y respiró profundamente, como si el aire en ese cuarto estuviese mas limpio que el de afuera.

—Bien, Tyler —dijo ella, mientras encendía las luces y preparaba la máquina— acércate.

El nombrado miró el enorme aparato con forma extraña por algunos segundos. Era una máquina que constaba de una amplia camilla blanca y una especie de aro rodeando la parte superior, que conectaba a un tubo.

Solo había visto un par de esos en la tele, jamás había estado tan cerca de uno.

Dio algunos pasos hasta que estuvo justo a un lado de Kate, y la miró como preguntándole que debía hacer a continuación.

—Siéntate aquí —pidió ella, señalándole la camilla.

Tyler asintió y obedeció, sentándose en el lugar indicado.

—Oh, debo sacarte eso —dijo Kate, observando las esposas— No puedo realizar el examen si llevas algo de metal.

—El policía debe de tener las llaves —supuso Tyler.

Kate levantó una ceja y metió la mano en su bolsillo, sacando una pequeña llave de metal.

El castaño abrió los ojos sorprendido. Dudaba mucho que el policía se las hubiese dado voluntariamente.

—¿Cuando...? —preguntó, sintiendo el ruidito que hicieron las esposas al ser abiertas.

—En la camioneta. Se las quité del bolsillo y ni siquiera lo notó —confesó Kate, soltando una risita— Si no lo hubiera hecho, hubieran interferido con el examen.

Tyler no pudo evitar sonreír también, mientras sacudía levemente la cabeza hacia los lados.

—¿Por qué hace todo esto por mi? —preguntó, genuinamente intrigado.

Hasta ahora, era la primera persona que ponía tanto empeño intentando ayudarlo.

La doctora levantó los hombros.

—Soy doctora. Ayudar a las personas es mi profesión —respondió ella— A veces no me lo agradecen como es debido, pero soy feliz incluso salvado ese tipo de vidas.

—¿Por qué usted sí cree en lo que digo?

—Porque ya había visto esa mirada en los ojos de alguien más. Esa mirada cansada y asustada. Los ojos no mienten, Tyler —respondio ella, dejando las esposas a un lado y observando un par de papeles.

—¿Pudo ayudarla?

—¿A quién? —preguntó ella, frunciendo el ceño.

—Dijo que ya había visto mi mirada en alguien más. ¿Pudo ayudar a esa persona?

Abuse [JOSHLER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora