My Lucky Star {HunHan}

My lucky star

SeHun lo conoció en una noche de insomnio.

Decidiendo que era una buena noche para salir al extenso patio trasero de su casa y aprovechando que sus padres no se encontraban en casa; se recostó en el pasto, poniendo sus manos en la parte trasera de su cabeza, con las piernas cruzadas y con la mirada perdida en el azulado cielo que era impregnado de estrellas brillantes.

No era como si jamás se hubiera parado a admirar el cielo, de hecho, de vez en cuando se quedaba viendo las estrellas antes de dormir, era una pequeña costumbre que había adoptado en algún momento de su niñez, cuando su primera mascota falleció y su madre le había dicho que ahora se había convertido en una hermosa estrella que lo cuidaba todas las noches.

Sin embargo, esa noche fue especial, de alguna manera. Porque mientras paseaba su mirada de un lado a otro, se encontró con una estrella que parecía brillar muchísimo más que las demás y, no sólo era eso, era también el hecho de que esta parpadeaba varias veces, como si se tratase de un foco que estaba a punto de fundirse.

SeHun se sentó y entrecerró los ojos para ponerle especial atención a esa energía cósmica peculiar.

Repentinamente, un rayo de luz que SeHun creyó alumbro todo el cielo, le hizo cerrar los ojos y colocar su mano enfrente de su rostro para así bloquear el destello. Antes de retirar la mano, escuchó unos tosidos débiles, algo apenas audible, pero que se sonaba como si tal sonido fuese liberado con mucho dolor. Parpadeó un par de veces antes de quitar la mano que bloqueaba su vista, miró al cielo dándose cuenta de que este seguía normal, con el azul que lo caracterizaba y con las miles de estrellas que lo alumbraban. Con ansias movió sus ojos hasta la estrella que antes había llamado su atención y se dio cuenta que esta ya no estaba más, había desaparecido; como si nunca hubiera estado ahí.

Fue entonces cuando lo vio.

Un nuevo tosido, un poco más fuerte que los anteriores, lo volvió a la realidad.

Sus oscuros ojos se encontraron con un chico delgado, estaba totalmente desnudo y se encontraba sentado en el pasto a unos dos metros enfrente de él. Su cabello era rojo, de piel pálida y con unas ojeras muy pronunciadas, aunque la hermosura del chico era más que notoria, su aspecto demacrado resaltaba. SeHun sólo se había levantado apresurado del pasto y corrió hasta el chico, importándole poco que fuera un total desconocido y que estuviera desnudo, olvidando que había aparecido de la nada.

Lo cargo y lo apretó suavemente contra su pecho, se apresuró a subir a su habitación para después meterlo en la tina mientras está se llenaba con agua caliente. No dijo absolutamente ninguna palabra mientras limpiaba la tersa piel del chico quien apenas si podía mantener los ojos abiertos, estaba sorprendido y, mientras limpiaba el jabón de su cuerpo, se preguntó por qué demonios el chico —literalmente— había caído del cielo.

Terminó de enjuagar el cuerpo y se quedó en silencio observando al chico de cabello pelirrojo, quien lentamente abría sus ojos y miraba con pereza a SeHun, sus ojos estaban bastante caídos, no existía ningún brillo hasta que, después de varios parpadeos, esos cansados ojos se posaron en su rostro y lo estudiaron con atención. No había mucho que decir, personalmente SeHun creía que no tenía nada en especial realmente, pero el otro chico parecía estar a punto de llorar después de unos segundos.

SeHun era alto, con cabello negro, rostro inexpresivo, pero mostrando una que otra mueca, nariz recta, pómulos altos, mentón pronunciado, labios de un suave color cerezo y pequeños, pestañas obscuras largas, ojos tranquilos de color café claro, bastante claro en realidad, cejas rectas y atractivas; dándoles aún más seriedad a su rostro.

—Así que... ¿Te encuentras bien ahora...?

El chico asintió lentamente, bajando la vista hasta sus manos que seguían debajo del agua que empezaba a enfriarse.