-Abigail, no sueltes mi mano al pasar al otro lado-.
-Abigail, por favor no te separes de tu hermano al caminar-.
-Abi. No te sueltes de mi, nos sigue un chico medio pervertido-.
Siempre he oído de la boca de los demás el que nunca debo andar sola. El que no confían en mi. O que me creen muy tonta para salir yo sola a la calle. Pero ya tengo dieciocho años de edad, y puedo cuidar perfectamente de mi persona.
Era un día del caluroso verano. Salía de un tiangüis de los acostumbrados lunes. Había comprado un collar de la suerte en un puesto un poco extravagante para ese tipo de lugares. Y me dirigía a comprar una sabrosa paleta de limón.
Todo parecía tan tranquilo como siempre. Intentaba regresar a mi casa, pero mis lentas piernas no obedecían del todo. Pero yo no le tomé importancia y caminaba tan lento como mi cuerpo lo requería. No tenía nada importante que hacer al llegar a mi casa. Mi hermano había salido con su novia. Mis papás trabajaban en sus ultimos días antes de entrar a sus merecidas vacaciones. Y ya había hecho mis deberes de la casa. Así que no había nada que me apurase.
Oía los automoviles pasar a un lado mío. Algunas vecinas hablando entre ellas. Un par de niños jugando. Todo se oía tan tranquilo y feliz que quería que se que congelara todos en esta escena y se repitiera una y otra vez.-Ojala y este momento se repitiera cada vez que yo me sintiera muy triste. Una y otra vez-.
Al mirar a mi costado derecho una niña con una cara indiferente ante todos andaba viendo hacia mi. La recuerdo bien. Ya que hoy la vi.
Había peleado con mi hermano mayor por que prefería salir con una mujer que conocía a menos de un mes. A que saliera con su hermana en el cumpleaños de ella. Esa discución me hizo salir llorando de mi casa. En mi familia, todos olvidaban mi fecha de cumpleaños. Excepto uno, mi hermano mayor. Edgar. Nunca lo olvidaba. Pero este año me la iba a pasar yo sola. Vagando entre las calles de esta manzana. Y en ese momento paso una idea en mi cabeza. Como era lunes, se ponía los puestos de comida, y ropa cerca de la avenida. Así que pase por ahí, todo era colorido. Las personas en ese lugar le daban vida. Y en ese instante el mundo se freno, un toldo apagado llamo mi atención. Caminé enfrente de el. Dejando pasar a la gente detrás de mi. Y me quede mirando dentro de el fijamente. Esperando a alguien que atendiera. Una niña apatíca miraba en un asiento dentro del puesto. Entrecerrando los ojos uno detrás del otro ella esperaba mi entrada. Así que decidida me introduccí dentro de la lona grisienta con las luces apagadas. Ella nunca hablo. Ya que los precios y expecificaciones de las cosas estaban escritas en ellas. Había de todo. Ropaje. Perfumes. Frascos. Joyas. En fin. No había nada que no hubiese ahí. Las joyas brillantes y a buen precio llamaron mi atención. Mirando entre los aretes y collares vi una piedra incrustada dentro de un collar. Una esmeralda hermosa.
-"Amuleto de la suerte y de deseos. NO sacarlo en los días calurosos"-. Confundida no podía evitar de ver aquella joya y deje de leer el resto del escrito.-Que tontería ¿Por qué no la sacaría los días soleados?-. Sin pensarlo dos veces de mi saco verde saque un billete y le pague a la niña. Ella me miró persistentemente hasta regresarme el cambio. Incomodamente salí de ahí.
Terminandome mi paleta de limón insistía en meter el palito de la paleta en mi saco. Pero en el bolsillo se encontraba el resto de la ficha de la joya. Me propuse a leerlo completo.-Hubo una doncella que se iba a casar con aquella misma joya en un día caluroso. Por fin iba a cumplir su mayor anhelo. Aquella mujer tuvo un accidente. Muriendo antes de su festejo. Así que es de mala suerte solo los días calurosos.
Nunca usarlo eso mismos días-.
Mirando a mi derecha alcance a visualizar a la niña dando media vuelta y alejandose de el lugar lentamente. Tomando fuertemente el papel mi cuerpo sufrió un impacto tremendo. Un automovíl golpeo contra mi. Quebrandome a la mitad. Rasgarrando mis musculos, dejando mi piel al rojo vivo y rompiendo mi espina me hacia sentir todo en los pocos segundos que me quedan. Todo paso en cámara rápida. Una exploción de sangre hizo de mi cuerpo y el auto una pintura expontanea.
Todo era cierto. La joya si fue de suerte. De una mala suerte. Y lo peor de todo es que se cumplió mi deseo. Una y otra y otra vez se repetía mi maldito deseo. Ese mismo momento era una secuencia.
Oía los automoviles pasar a un lado mío. Algunas vecinas hablando entre ellas. Un par de niños jugando. Todo se oía tan tranquilo y feliz que quería que se que congelara todos en esta escena y se repitiera una y otra vez. Y sin previo aviso. Una vez más tenía aquel accidente. Yo estaba conciente de que se repetía el mismo momento. Del dolor. El tiempo real. Intenté salir de esta rutina más de cien veces. Pero no podía escapar. Mis pesadas piernas no me obedecían. El collar no se alejaba de mi. Nada se podía. Lo había intentado todo. ¿Cuánto había pasado? Unos segundos. Unos días. Semanas. Años. Tratando de salir de esto. Ya... ya no tenía fin. Se repetía el mismo día lunes.Un hermano esperando pacientemente en la mesa de la cocina con un pastel. Estaba ancioso por la fiesta sorpresa de su hermana.
ESTÁS LEYENDO
...
ParanormalEn estos rumbos se oyen de historias diferentes. Ladrones, asesinatos... Aliens, fantasmas, monstruos, cosas sobrenaturales. Ten cuidado por donde andas, por que tu puedes ser el próximo.