33. ¡Que si es un sueño!

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Mire de nuevo la leña al fuego, el constante crepitar me recordaba donde me encontraba en estos momentos. Ya habían pasado cinco días desde el comienzo de mi prueba, estaba en perfecto estado, el bosque me proveía más que lo suficiente; los observadores parecían estar bien, a veces me dejaban los exámenes perfectamente ubicados en el camino que recorría, aunque fuera bastante gracioso ver un par de hojas bien ubicadas junto a un tintero y una pluma en medio del bosque.

Observe la luna, ya comenzaba a acobardarme, se suponía que cuando llegara le diría a Scorpius cuanto me gustaba, pero tenía demasiado miedo, si me rechazaba que era lo más probable, arruinaría nuestra amistad por completo. Ya no podría verme como un amigo y estaría nervioso, ¡¿Por que lo bese?! ¡Eres un idiota! Eso claramente había sido una confesión silenciosa ¡Torpe! ¡Torpe! ¡Eres un idiota y torpe Albus Severus Potter!

Solté un gran suspiro y me acomode mejor tratando de conciliar el sueño, ya era pasada la medianoche y aún no podía cerrar los ojos sin ver la imagen de Scorpius tocándose sus labios. Voltee mi mirada al fuego, la danza que hacían las llamas comenzó a captar mi atención dejando poco a poco mi mente en blanco. Después escuche un grito que desgarró el cielo, me coloque rápidamente de pie y agarre mi varita junto a la mochila. Apague la fogata con agua y traté de agudizar mi oído. No escuchaba nada, solo el aire que se colaba entre los árboles y uno que otro búho salvaje, comencé a caminar en dirección al grito; sentía mi corazón estrellarse contra mi caja toraxica cada vez que daba un paso. Vi a lo lejos un hombre tirado en el suelo en una posición antinatural, los ojos abiertos y totalmente vacíos. Tape mi boca tratando de acallar el grito que quería escapar, me acerqué a él. Era uno de los observadores, mire a mi alrededor y sin esperar mucho lance una bengala negra, cerré los ojos del examinador y me levante separandome de él unos pasos, mis pies se encontraron con algo suave, dirigí mi mirada para encontrar otro par de ojos vacíos, me estremecí al entender, observe a los lejos y también pude ver otro observador en el suelo. Habían caído ante un ataque, tal vez tratando de protegerme y yo había declarado mi posición con una bengala.

¡Idiota!

Comencé a escuchar pasos de al menos unas 6 personas aproximarse rápidamente. ¡Maldición! Rápidamente corrí por el lado contrario tratando de escapar de esos asesinos, escuchaba claramente como se detenían en los cuerpos y luego se dispersaron bajo la orden de alguien. Voltee mi rumbo tratando de encontrar un río demasiado rápido como para que alguien me buscara allí; era mi única opción, podía terminar inconsciente por el golpe de una piedra o hasta muerto, pero el río me haría avanzar rápido alejándome de ellos, di un hechizo de impermeabilidad a mis cosas y luego me lance un casco-burbuja. Me posicione en una roca y me lance siendo arrastrado rápidamente por la corriente, totalmente desorientado y siendo azotado contra rocas llegue a un sector poco profundo luego de unos veinte minutos. Me paré desorientado y sobe un poco mi brazo que casi se había fracturado, aún era de noche y sentí mi cuerpo lleno de adrenalina, debía salir de este maldito bosque. Cansado y sin sentir más que dolor punzante en mi cuerpo comencé a caminar siguiendo el curso del río.

***

Respire profundamente al despertar debajo de aquel enorme árbol, ya había pasado un día desde que los observadores aparecieron muertos y algún tipo de grupo psicopata me perseguía; espero que no sea Ragnarok, ¿por qué harían tanto solo para tenerme en sus filas? Puede que tenga algo de talento para los hechizos y pociones ¿pero matar para capturarme? No valgo tanto como para sacrificar la vida de personas que están fuera de este mal tipo de drama.

Observe de nuevo como los moretones tomaban un extraño color verde y las heridas se mantenían rojizas e irritadas, las pociones que había preparado habían terminado completamente rotas y por lo tanto inutilizadas. Me sentía completamente débil pero debía salir de este bosque, me levanté tambaleante y continué mi camino lo más rápido posible.

Solo cambiemos de rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora