Capítulo 4

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El mediodía había llegado, junto a  los miembros de la familia. Por suerte, ya habíamos terminado de cocinar. Así que lo único que hicieron al llegar, fue sentarse y comer.

Luego tendré tiempo de conocerlos.

Me encontraba sola en la cocina ya que Solange es, a su vez, parte de la familia, por lo tanto, comía con ellos en la gran mesa.

*inicio de flashback "

- ¿Entonces por qué trabajas para ellos si sos de la familia? - le pregunté a Solange que se encontraba a escasos metros, pasando el plomero.

- No trabajo para ellos, Amy - respondió negando con la cabeza y una sonrisa en sus labios - Yo solo te ayudo porque la casa también es mía. Solo te ayudo. Y como también soy tu patrona, te puedo mandar - comentó haciendo un gesto de superioridad que nos causó gracia y reímos volviendo al deber -. Pero siendo sincera... - sus facciones se tornaron tristes, tomando toda mi atención - yo, aunque digan lo contrario, me siento re adeudada con todos - hizo una pausa y me quedé con mucha intriga. Le hice un gesto con las mano para que siguiera y me hizo caso -. Yo soy hija biológica de Carlos y María Melgar. Ellos me criaron con todas las comodidades. Era la protegida de ambos. Éramos realmente felices- largó un suspiro y prosiguió-. La tarde de mi cumpleaños número 8, llovía como si fuese la última vez. Entonces, mi padre fue a buscar a mi madre al aeropuerto, dejándome al cuidado del señor Sergio y la señora Samanta, sus mejores amigos. Esa tarde... Esa puta tarde... Me encontraba jugando con Demian, hijo de Samanta y Sergio, cuando sonó el teléfono - hizo un brebe silencio y un par de lágrimas rodaron por sus mejillas-. Mis padres habían muerto. Un camión los embistió en la rotonda y no dejó sobrevivientes -. Su voz se volvió acongojada y comenzó a llorar llevándose las manos a la cara. Me acerqué y la abracé tratando tranquilizarla. Me daba mucha pena-. Los extraño, Amy. Los extraño tanto - dijo entre sollozos -. Pero logré ser feliz, ¿sabes? - dijo separándose de mi, con una sonrisa triste, mientras se secaba las lágrimas -. Desde un principio todos fueron buenos conmigo y me aceptaron en la familia como una integrante más. Logré ser feliz... Devuelta. Aunque puede ser que haya una que otra discusión con Belén - concluyó y se nos escapó una risa.

- ¿Quién es Belén?

- Yo te explico - comenzó ella- Samanta es la jefa, la que conociste el primer día. Se casó a los 21 años con el señor Sergio. Teniendo éste dos años más que ella. Tuvieron su primer hijo a los dos años de casarse. Él es Demian, ahora tiene 25 años y su hermana Belén, 23. A su vez, Samanta tiene un hermano de 24 años, llamado Dante. Vive también en el caserón, solo que llega más tarde porque fue a buscar a Roberto, nuestro mayordomo. Él aprovechó en viaje y se tomó unas merisidísimas vacaciones.

-  Ah, bueno. ¿Algo más que tenga que saber?- inquirí.

- ¡Si! Me olvidaba. Dante tiene un hijo bebé...

- ¿Tan joven? - la interrumpí asombrada.

- - comentó con una gran sonrisa- una amiga de él lo tuvo y no lo quiso, así que él decidió hacerse cargo junto a su novia. Se llama Octavio.

*fin de flashback*

Los miraba desde la cocina, sentada en un banco de madera. Intentando recordar el nombre de cada uno. Roberto había ido al baño directamente así que todavía no tuve tiempo de conocerlo.

- Así que usted es la nueva - comenta una voz grave y vieja, era Roberto, que aparecía por el umbral de la puerta. Solo asentí con una sonrisa.

Él era un hombre canoso, de mi altura, ojos claros y una hermosa sonrisa. Debió haber sido un hombre muy apuesto, de joven.

Aproveché que la familia estaba entretenida para ir a dar una última revisión a las habitaciones para ver si encontraba indicio de algo sospechoso.

Subí las escaleras y entré al primer cuarto. Era de un muchacho, y por las fotos que se encontraban allí, pertenecía a Demian.

Natalie y Melani me habia dejado claro que no hacía falta que revisara yo, solo con dejar un micrófono en cada habitación era suficiente, pero la curiosidad me ganó.

Unas horas antes, había puesto los micrófonos en todas las habitaciones, pero no era suficiente para mi. Quería hacer más.

Así que allí estaba, revisando los cajones, por quinta vez, de la mesita de luz.

Un ruido en el pasillo me alarmó y cerré como pude el cajón. Giré sobre mis talones y emprendí camino hacia la puerta.

Antes de llegar a ésta, un muchacho entró y se sobresaltó al verme.

- ¿Qué haces acá, nena? - interrogó Demian con el ceño fruncido y una mano sobre su pecho calmando su respiración.

- Disculpe, señor. Solo vine a corroborar que todo esté en su lugar - mentí.

Bufó y pasó por mi lado chocándome con su hombro. Las luces parpadearon y me contuve la bronca saliendo de ese lugar.

Por lo visto, no habíamos empezado bien. "Ya tendré la oportunidad de acuchillarlo... Digo... Conocerlo mejor" , pensé y solté una risa por mis ocurrencias.

El muchacho era rubio, con ojos marrones, profundos, piel dorada y altura medianamente alta. Poseía una estalda ancha y un físico voluminoso al nivel justo. Era un chico realmente atractivo, solo que su actitud arruinaba tanta belleza.

Qué desperdicio.

No me rendí y entré a la habitación que le seguía. Hice un movimiento con el dedo hacia él foco, y un rayito se despidió del extremo de éste, encendiendo la luz.

Eso me lo había enseñado Meli, o mejor dicho, yo le mostré mis técnicas antes de perder la memoria y eso hizo ella conmigo, recordármelo. Pero aunque no haya podido recordar nada, ella lo intentó con gusto.

Busqué con la mirada algo fuera de lugar en la habitación de la señorita Belén.

¡Eureka!

Debajo de una de las patas de la cama, se notaba algo... La  esquina de un papel. Levanté un poco la cama y saqué el objeto que había visto. Era una carta con aroma. Un rico aroma. Me la guardé en el bolsillo y salí lo más rápido de la habitación antes de que alguien notara mi presencia.

Fallé.

- Amy, ¿Qué hacías en mi cuarto?- inquirió Belén con tono burlón.

Ella era rubia, alta, de ojos marrones igual de profundos que los de su hermano, y con una tes dorada. Flaca y con voluminosas curvas.

- Solo quise corroborar que todo esté en orden antes que usted se vuelva a instalar - respondí inocentemente.

- Si, también la vi saliendo de mi pieza - dijo un joven a mis espaldas. Rodé los ojos y me paré más alejada para tenerlos a los dos a la vista.

- Solo estoy haciendo mi trabajo, no creí que les molestaría - contesté de forma inocente.

- Dejá que de nuestros cuartos nos encargamos nosotros - contestó la señorita Belén y sonrió falsamente.

- Como usted quiera - concluí e hice que se deleitaran con una sonrisa aún más falsa.

Entraron a sus cuartos a descansar y como soy imparable, intenté una vez más.

Entré al cuarto contiguo al de Belén. Allí la puerta estaba arrimada, no como en las habitaciones anteriores que estaba cerrada. Había alguien. Me iba a retirar, para que no notara mi presencia el que se encuentre adentro. Pero me arrepentí al escuchar un sollozo desde adentro.

- ¿Hola?- dije abriendo más la puerta.

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Holaaa
Este capítulo es un poquito mas largo, me inspiré XD
Espero que les guste y amenme por dejar él final así :3
Hasta la próxima <3
Este capítulo es para presentar a los personajes y las actitudes de algunos.

Solo quería salvarte (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora