Ayden
Aparco en el estacionamiento del edificio y me quedo observándolo durante unos segundos. La estructura está perfectamente construida, otorgándole un toque muy sofisticado y formal, pero también moderno. Cuando apago el motor de la camioneta, mis ojos van de Austin a Colton simultáneamente. Los tres estamos demasiado nerviosos por toda esta situación. El ambiente está tan tenso que podría cortarse hasta con un cuchillo de juguete. Respiro hondo, apoyo ambas manos sobre el volante y cierro los ojos en un fallido intento por recobrar la compostura.
Desde la entrada, Sara levanta la mano para avisarnos que ya está todo listo y nos hace un gesto para que nos acerquemos. Austin es el primero en salir, mientras que Colton y yo nos tomamos unos segundos más antes de movernos de nuestros asientos.
Cada paso que damos se siente más y más peligroso que el otro, como si estuviésemos caminando sobre un piso minado.
— Ayden, él es el abogado Rodríguez —me informa Sara.
Sonrío nerviosamente y le extiendo la mano al hombre que se encargará de todo este lío allí dentro. Se nota que tiene mucha experiencia en el asunto y que ha lidiado con este tipo de casos demasiadas veces.
— Bien, como le estaba comentando a Sara —dice mirando a Austin, luego a Colton y finalmente a mí—. El oficial a quien le entregaron las pruebas ha presentado una solicitud formal ante el tribunal. El juez ya ha aplicado la medida necesaria sobre el señor Scott, quién se encuentra procesado y a la espera de su sentencia en este mismo momento.
— ¿Hay posibilidades de que quede libre? —Pregunta Colton con una voz débil.
— Lo veo demasiado complicado, pequeño. He estado investigando varias irregularidades en sus trabajos, y hay muchas más cosas por las que también se lo debería inculpar.
— Pueden ingresar —interrumpe una voz ajena a nuestro círculo de conversación.
El oficial de la entrada nos invita a ingresar al edificio. Cuando caminamos por el pasillo, lo único que se oye es la brisa que se cuela por las ventanas y el ruido que generan los tacones de Sara contra el suelo. Las manos comienzan a sudarme por los nervios, pero intento mantener la calma. De todos los que estamos aquí presentes, yo soy el único que la pasará más o menos mejor. Al fin y al cabo, Colton y Austin son quienes tendrán que enfrentarse al problema real.
Al entrar a la sala me quedo sorprendido. Siempre he visto este tipo de lugares por películas, con crímenes ficticios. Nunca creí que estaría en un sitio como este personalmente.
Adentro ya hay personas sentadas en los bancos de la derecha, pero no tengo ni la menor idea de qué función cumplen. Se me indica que debo tomar asiento en el sector derecho, al igual que Sara, mientras que Austin y Colton se alejan unos lugares más adelante, quedando a pocos metros del estrado del juez.
Estamos literalmente rodeados por policías. Llego a contar más de diez uniformes cuando el bullicio de un grupo de personas ingresando me desconcentra. El sector de la izquierda también se llena por completo.
— ¿Qué es toda esta gente? —Le digo a Sara y señalo con un movimiento de cabeza hacia la derecha para conversar y distendernos un poco.
— La mayoría son estudiantes que se quedan a presenciar el juicio.
— ¿Y los del grupo de adelante?
— Ese es el jurado —me comenta mientras se quita una pelusa invisible del saco—. Son quienes deciden la sentencia.
— ¿Eso no lo decide solamente el juez? —Pregunto frunciendo el ceño.
— No. Por esa misma razón se lo denomina juicio por jurado.
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Mi Casualidad Eres Tú
RomanceUn encuentro que derriba esquemas, porque el amor verdadero no tiene límites. Es una novela para lectores con la mente muy abierta. Dicho esto, y si todavía te crees capaz de soportarlo, te invito a que te aprietes el cinturón y disfrutes del viaje...