Único

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La noche era oscura, los gritos de auxilio eran ahogados por los fuertes sonidos de la ciudad y las personas desaparecían sin aviso.

En Gangdong-gu, un hombre de 45 años de baja estatura y con kilos de más esperaba en la acera frente a un edificio abandonado a uno de sus compradores, contacto de sus colegas más allegados, para entregarle un maletín de contenido desconocido. La calle, estaba en plena oscuridad, un poste alumbraba míseramente el lugar en que se encontraba parado, y a medida que el tiempo pasaba, su corazón se aceleraba por la incertidumbre. Tenía que entregar ese paquete.

Las sombras que producía la escasa luz lo asustaban en sobremanera, su mente comenzaba a imaginar una oleada de espectros acechándolo, esperando a convertirlo en su víctima. Se perdió tanto divagando en sus pensamientos que cuando su teléfono sonó en el bolsillo derecho de su pantalón, le tomó totalmente por sorpresa, logrando que sus ojos se abrieran y sintiera que su corazón iba a salirse de su lugar, provocándole un fuerte dolor en el pecho y la aceleración de su respiración.

Con las manos temblorosas y sudadas buscó en su bolsillo su teléfono y contestó la llamada.

–JaeHyun, llevo toda la noche esperando que llegues a casa, ¿en dónde demonios estás?

–Ese no es tu asunto -refutó el hombre mientras fruncía el entrecejo–, déjame tranquilo mujer.

–Claro que no te dejaré tranquilo, eres mi esposo.

–No por mucho.

Sin más que decir colgó. Giró su cabeza esperando que de milagro su contacto apareciera, pues a lo lejos, caminando por la acera se acercaban dos jóvenes, altos y de complexión delgada. Ambos llevaban máscaras blancas y tenían rostros de animales dibujadas sobre ellas. Un escalofrío recorrió su espalda hasta su cuello. No debía haber discutido con su esposa, no debía haber entrado a ese barrio tan peligroso y mucho menos sin saber quién era su comprador. Sabía que moriría, pues aquellos eran los chicos con máscaras de Gangdong-gu, asesinos a sueldo, famosos por torturar, conocidos y temidos por el ochenta por ciento de la población de Seúl.

El sudor frío se resbalaba por sus mejillas hasta llegar a su barbilla, empapando todo a su camino. Sus manos estaban temblorosas y habían perdido el calor, dejándolas tiesas e inmóviles. Sus piernas se doblegaban, su estómago se contraía.

¿Eso se sentía saber que vas a morir?

Su mente le gritaba que corriera y dejara el maletín de lado, pero sus extremidades dejaron de recibir órdenes en el momento en que los jóvenes se quedaron inmóviles frente a él. Venían tomados de la mano, presumían unas cuantas marcas en los brazos, aparentemente rasguños y mordidas, que estaban descubiertos por sus características camisas de franela de manga corta.

El más alto, de cabellos castaños con ciertos tonos miel y no mucho músculo en sus brazos, se acercó peligrosamente al hombre tembloroso mientras sostenía con su mano a su compañero. Por su parte, el otro, de negros cabellos a conjunto con la noche, brazos con los músculos marcados y una notable fuerza, ladeaba la cabeza.

–Mi nombre es Taehyung –mencionó con alegría el más alto.

–Yo soy Jungkook –dijo el otro joven imitando el tono del anterior.

–Pero eso sólo es tu pase al infierno, Kang Jaehyun -alardearon al unísono con carcajadas.

El mencionado se heló completamente. Si anteriormente su respiración estaba al borde del colapso, en este momento no faltaba más que otra palabra para que la taquicardia producida fuera fulminante.

Masked Boys; VKook (os)Where stories live. Discover now