Lo tomó de la barbilla y lo atrajo hacía sí, besándolo lentamente, esperando alguna reacción del pelicastaño, que se había quedado ileso ante tal acto.
El turco se separó unos centímetros, notaba la respiración aún agitada del pelicastaño en sus labios, estaba nervioso, de eso no cabía duda:
-¿Qué te ocurre?-preguntó Sadiq.
-¡Eres un idiota!-exclamó el griego limpiándose los labios con la manga.
-¿Se puede saber por qué?
-No puedes odiarme y...al día...si-siguie...
Tarde, Sadiq volvió a apresar sus labios de nuevo y esta vez le envolvió con los brazos para que no pudiera escapar.
-Se mío, Heracles...-susurró en su oído, haciéndole estremecer por completo.
-N-no...-gimió el griego.
-Pues...te tomaré a la fuerza-contestó el turco mientras se relamía.
El despertador sonó, lo apagó de un golpe y lo lanzó contra la pared.
Otra vez, otra noche...soñando con él.
Apoyó la espalda en la pared y se tapó con las sábanas, no le apetecía salir de la cama y enfrentarse al mundo, hoy no tenía ganas, solo le quería a él, quería seguir el sueño...hacerle suyo entre jadeos y susurros, marcar su cuerpo con mordiscos para dejar claro al mundo de quien era aquel griego.
Pero al pelicastaño solo le gustaban las mujeres, Sadiq siempre sería un mero ¿amigo? Bueno, más bien un contrario.
Turquía debía aparentar ser el enemigo del ojiverde, si caía ante él, si se mostraba débil aunque fuera por un momento, caería...sería avasallado por todos aquellos que quieren verle por los suelos. Y no debía permitirse tal cosa.
***
El timbre de la puerta sonó ¿Quién sería a estas horas?.
Se levantó de la cama y abrió la puerta, dándose cuenta en el último segundo de que iba en bóxers y que tenía un duro problema bajo ellos.
-Hola...-saludó Heracles desde el otro lado de la puerta. No pudo evitar fijarse en las partes bajas del turco, negó con la cabeza, prefería no saber que estaría haciendo en esos instantes.
-Em...Hola ¿Qué querías?-preguntó apresurado el moreno intentando tapar sus vergüenzas como podía. A Heracles le extrañó que no incluyera algún insulto en aquel saludo, indiferente de que le pasaría a Sadiq, continuó.
-Japón vendrá de visita esta tarde, simplemente...-se aclaró la garganta, intentando guardar la compostura porque, realmente, ver al turco así, le estaba poniendo enfermo, y no precisamente por que le gustara, porque...No podía ser así ¿no?
-Simplemente...¿Qué?-cuestionó molesto Sadiq, sacando de su ensimismamiento al griego.
-Em...que, bueno, no aparezcas...
-¿Por?...