Capítulo único.

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Una semana antes de San Valentín.

Kageyama estaba en un problema: San Valentín se acercaba y su novio le había dicho indirectamente (Aunque haya tardado tres días en descubrir lo que le había querido decir) que quería que lo pasaran juntos, y por ende, un regalo.

Había pensado en los chocolates, como una tradición, pero lo descartó rápidamente pues él no sabía cocinar, no confiaba en los que vendían en las tiendas y ¿Qué haría si Hinata se descompone y no puede jugar Voley? No, señores, era una idea malísima.

Había pensado en unas rodilleras pero Sugawara-san le había dicho que era poco romántico.

No tenía idea, estaba en blanco. Si no eran chocolates, ni eran rodilleras ¿Qué le regalaría? ¿Condones? ¿Algún juguete sexual? No era una mala idea...

No, Kageyama necesitaba dejar de pensar cosas pervertidas de su pequeño novio en la escuela, podría terminar con una erección en medio de la clase de Japonés moderno. Dios, ¡Que verguenza!

Ciertamente, no estaba prestando atención a la clase, tras que no entendía nada de lo que le decía el profesor a todos los aburridos alumnos, todo eso de San Valentín le traía un poco en las nubes; Bueno, un poco mucho en las nubes, esa mañana había recibido un pelotazo en la cara por andar así.

No lo podía creer: él, Kageyama Tobio, un chico de pocas palabras, directo y que no se hacía problemas por cualquier pequeñez; ahora estaba matandose la cabeza por el idiota de Hinata y sus caprichos.

"¿Qué le gusta a Hinata? Vamos, piensa piensa" cerraba los sus ojos azul marino con fuerza mientras golpeaba los costados de su cabeza.

Recordó que a Shoyo le gusta escuchar música, por lo tanto pensó en regalarle unas entradas para ir a un concierto de su banda o cantante favorito. Pero había un problema: Al pelinaranja le gustaba cualquier música que sea divertida, no te gustaba una banda o cantante en concreto.

"Mierda".

¿Y si le preguntaba a algún amigo de él? No, ni pensarlo, sería como admitir que otra persona lo conoce más que él mismo. Nuestro querido rey era demasiado orgulloso como para ir y aceptar que no sabía mucho de su novio.

Había pasado tanto tiempo pensando que no se dio cuenta que era el receso hasta que escuchó la estruendosa voz del pequeño de cabello anaranjado llamándolo para que vayan a comer el almuerzo juntos. Se levantó perezosamente de su asiento y se fue junto a Hinata en silencio, mientras este se quejaba de que no entendía las clases de inglés y tendría que pedirle ayuda de nuevo a Yachi para poder aprobar el siguiente examen.

Pasaron por la máquina expendedora donde el azabache compraba siempre una de sus bebidas favoritas. Presionó con fuerza y frustración los botones de la pobre y maltratada máquina, no porque no supiera que elegir, sino porque se había dado cuenta de que no sabía mucho sobre Hinata y eso le molestaba.

Shoyo hablaba hasta por los codos mientras que Tobio solo asentía de vez en cuando, aunque lo único que quería era besarlo por la frustración y preguntarle por todas las cosas que no sabía; pero se contenía, había prometido no actuar como un desesperado de amor en público.

Pero de repente una pequeña lamparita imaginaria se encendió sobre la cabeza de Kageyama.

Un perro. Hinata amaba los animales y sobre todo a los perros. Le conseguiría un pequeño cachorro como regalo.

¡Hasta que piensas, Kageyama!.

Una semana después.

Noche de San Valentín.

Todo estaba saliendo perfecto. Habían ido al cine a ver una película de acción y luego a comer Tamago gohan (Una de las ideas que tuvo Tobio para dárselo como regalo a Shoyo, pues era su comida favorita, pero...una comida no es un regalo ¿no?). Ahora se dirigían hacia la casa del de cabello oscuro, pues este le había dicho a Hinata que tenía una sorpresa para él allí, quien le respondió que también tenía una sorpresa.

Al llegar, Kageyama se fue a su habitación a buscar al pequeño cachorro con mucho pelaje blanco; mientras que Shoyo fue a pedirle a la madre del más alto la pequeña sorpresa que había dejado en esa casa, con la aprobación de la señora, para su novio.

— Suerte — le dijo la señora con una sonrisa mientras le entregaba a un cachorro de pelaje negro con una mancha en la oreja de color gris.

Tobio bajó rápidamente las escaleras en lo que Hinata ocultaba al cachorro en su espalda, al igual que Kageyama.

Fueron al patio con la excusa de que necesitaban aire fresco, aunque en sus cabezas pensaban que el momento sería más romántico a la luz de la luna y las estrellas de aquella noche.

Se preguntarán: ¿Cómo es que no se han dado cuenta de que el otro esconde algo? Bueno, ambos son idiotas por naturaleza, imaginense si están envueltos por un tonto aire rosa de romanticismo. Esos dos no tenían arreglo.

— Hinata — Lo llamó, iba a entregárselo sin rodeos y de paso omitiría todo el tiempo que estuvo pensando en ello; haría como si no fuera muy importante. — F-feliz día de San Valentín. — Había cerrado los ojos con fuerza a la vez que sus mejillas eran cubiertas por un fuerte color rojo y sacaba al perro de su espalda.

Esperaba gritos de emoción y agradecimiento, pero sólo escuchó la fuerte risa del anaranjado.

Abrió los ojos, frunciendo el ceño más de lo normal y comenzó a gritar. — ¡¿De qué te ríes!? ¡Hinata, idiota!.

El otro no paró de reír, aunque si se controló un poco para poder contestar. — Es que... — risitas. — habíamos... — más risitas. ¡Vamos, Hinata! ¡Termina tu oración antes que Kageyama pierda su paciencia! — habíamos pensado en lo mismo — concluyó sacando al otro cachorro de su espalda. Shoyo sabía que a su novio le preocupaba el hecho de que todos los animales a los cuales se acercaba huían asustados, por lo tanto decidió adoptar un perro para él.

El más alto se quedó quieto un momento, recalculando lo que había sucedido, para luego comenzar a gritar de nuevo. — ¡¿Cómo es posible!? ¡Pasé un montón de tiempo pensando en esto!.

— Aaaw, Kageyama se preocupó por mi regalo —  dio comienzo a muchas burlas hacia su novio, aunque terminó con un fuerte golpe en la cabeza.

Se sentaron en el césped, mirando como ambos cachorros jugaban entre ellos, persiguiéndose y moviendo las colas con felicidad.

Hinata se acercó al rostro serio de su novio sonriente. — Kageyama — llamó su atención, pues sabía que el otro estaba viajando en su mente. El azabache lo miró a los ojos con curiosidad. — cuidemoslos juntos. — y lo besó, beso que fue correspondido con dulzura en aquella noche donde celebraban su primer San Valentín juntos.

Feliz día de San Valentín.

Nota:

No lo edité pero me acuerdo que me había gustado como había quedado esto así que lo vuelvo a publicar para que por lo menos aparezca.

No se por que en algún momento de mi vida decidí eliminar todo lo que publicaba si había cosas que no estaban taaan mal

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¿Qué le regalo a mi novio para San Valentín? [One-shot Kagehina - Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora