CAPÍTULO VIII: "¿Hay alguien ahí con vida?"

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Esa noche, todos se aposentaron en la habitación que solía ser de los padres de Melissa y Katrina, ya que era el más espacioso de la casa. Paul y Robert trajeron dos colchones del cuarto de las chicas, y los colocaron en el piso de la habitación para dormir. Las chicas todas se acomodaron en ese vasto lecho matrimonial. Al fin Robert se quitó esa camisa toda ensangrentada, y los demás cambiaron de vestimenta también. Como Melissa y Katrina tenían un hermano mayor y su padre además, les dió alguna ropa de ellos para que estuvieran limpios y cómodos: playeras, shorts y chanclas. Quizás por el contexto de la situación sea irrelevante, pero Robert y Paul tenían el físico similar al de un boxeador peso mediano, y además de su tez de caramelo (Trigueño, le dicen por aquí) los hacían ver muy pero muy atractivos, y las chicas sabían de ello, más no le dieron importancia, ya sabemos porqué. Todas las chicas (exceptuando a Katrina, ésta tenía más belleza que el resto), tenían también una figura esbelta, muy provocativa para el hombre, similar al de una cheerleader; las mismas se pusieron ropa de Melissa y Katrina para dormir: Shorts de pijama, tops casi transparentes de pijama, y boxers femeninos; muy favorecidas además, por su tonalidad blanca y cabellera rubia (Isabella), blanca y cabello rizado color marrón (Francesca), morena y cabellera ondulada castaña (Melissa), blanca y cabellera negra con centinelas azul y fucsia en el mismo (Katrina). Si no hubiese sido por la atmósfera de los hechos y toda la situación actual, por el estado de shock y todo lo acontecido en el día de hoy, hubiera bastado la chispa de un encendedor para provocar ahí, justo en esa habitación y justo en ése momento, una reacción endotérmica fuerte, teniendo así un alto favorecimiento a los productos con tan poco calor o suministración de energía; es decir, hubiera bastado un comentario por parte de las chicas o de los chicos, parecido a: "¿Soy yo o de repente está haciendo más calor?" para provocar una noche descontrolada, en una orgía sublime, con mucho sudor derrochado, gemidos que se escucharían hasta afuera en las casas adyacentes a la suya, alabanzas exclamadas a Dios, "¡Él lo tiene más grande, pero tú sabes moverlo mejor!" también; y mucho más que anhelada y deseada secretamente, por todos ellos. Bueno, no fue el caso, al menos por ahora...¡Joder tío, debéis cuidar más tus palabras, mierda!. Desvarío.

 Todos intentaron dormir, pero la mayoría apenas cerraba sus ojos y recordaba todo lo que había acontecido en ese día, y no es para menos: presenciaron el rapto de sus seres queridos, se hallan solos en un pueblo que ahora pareciera ser un gran ataúd de asfalto, vieron los cuerpos suicidados de jóvenes tales como ellos, y por si fuera poco, tuvieron que ir en busca de armamentos ¡a la cárcel más grande del estado! avistando a su vez, una experiencia paranormal. Robert les dice, ya con las luces apagadas:

-¿Están bien? 

-Coño, ¿No dijiste que debíamos dormir temprano? Vaya coherencia en tus palabras -Le recordó, Isabella-

-En realidad lo de acostarnos temprano fue idea mía, y como verán, la estaba cumpliendo hasta este momento -Dijo riendo Paul-

-En cuanto a tu pregunta: sí, estamos bien, mientras que Francesca no se le ocurra echarse un gas, reinará la paz en esta cama -Advirtió Melissa-

-*Riendo* ¿Qué pasa niña, por qué hablas tan feo de mi colon? -Preguntó con una triste mueca, Francesca-

-Mereces que hablen mal de todo lo que te conlleva, no sólo de tu colon -Atinó Isabella-

Todos en la habitación gritaron: "Ooooohhhhh" mientras carcajeaban, por lo que Francesca responde:

-¿Y quién eres tú para criticarme, si me enseñaste todo lo que sé?

Ahí el jolgorio se incrementó; todos rieron unánimemente, incluyendo Francesca e Isabella. De pronto todos callan, alrededor de 2 segundos, y Robert les dice:

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