No un mes.

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No es navidad, pero la nieve cae por toda la ciudad, manchando el suelo, palideciendo el cielo y decolorando todo alrededor.

La nieve engaña y se puede pensar que son finales de año. Al ver la gente desplazarse de un lado a otro con regalos en mano se puede pensar que se tratan de regalos de navidad. Sin embargo no lo son.

La nieve cae porque aún es invierno, más no es diciembre. Y los regalos, los regalos son por lo próximo que está san Valentín. Si, el día de la amistad y los enamorados se acerca y será festejado la semana después de esta, es por eso que la gente corre en todas direcciones buscando el regalo ideal para su ser ideal.

Nuestro protagonista también está merodeando por el centro de la ciudad por esta causa. JongIn ha andado a pie por cada plaza y comercio existente, buscando algún objeto, pero aun habiendo miles de obsequios no se ha decidido por ninguno. En realidad no es cuestión de decisión, es mucho más difícil de lo que puede parecer.
Hay muchas opciones, decenas de peluches, millones de marcas de chocolates en todas las formas posibles, mucho de aquello, mucho más de esto otro, tanto, pero al mismo tiempo la suma de todo parece insuficiente. Nada ideal, nada perfecto ni especial. Nada que encaje con él, el hombre más perfecto para JongIn, Oh SeHun.

En años anteriores le ha regalado Winnie Pooh de peluche, lobitos de todos los tamaños, colores, materiales y diseños posibles, anillos, sombreros, lentes, globos, en fin, ha dado de todo, todo lo que él cree que al menor le gustaría, lo que imagina necesita, más no lo que su novio y compañero de grupo merece, ya que a su criterio nunca nada sería suficiente.

El día once de febrero llega, acompañado de una idea. Apenas se levanta de la cama la idea surge, parece haberse formado en sus sueños, germinar durante la madrugada y nacer en la mañana, mientras los rayos del sol penetran por la gran ventana de su habitación.
Su día transcurre como de costumbre, de la cafetería a la tienda de lentes, no tienen mayor actividad en su agenda.

Todas la admiradoras que han visitado su cafetería Black Pearl, lo mismo que su hermano y su madre, lo han notado en ocasiones distraído y mucho más alegre que de costumbre, no yéndose nunca esa hermosa sonrisa de sus labios.

-Hyung.

KyungSoo se acerca hasta él repentinamente y provoca que JongIn de un pequeño salto y deje caer de sus manos el catálogo que llevaba horas sosteniendo, sin despegar sus ojos de él.

-Hyung ¿Qué es eso?

Recoge rápidamente el catalogo y lo aparta de la vista de su hermano rápidamente.

-Ah, no me quieres enseñar.

-No, es un secreto.

Se dirige a atender a los clientes aún con esa sonrisa que parece haber sido dibujada con tinta indeleble.

Al dejar la cafetería se apresura a llegar hasta su auto, lo enciende y emprende su camino hasta aquel sitio al que ha planeado ir durante todo el día.

Estaciona el auto con presura. Es el lugar correcto, pero es un lugar público por lo que tiene que salir con sombrero y lentes oscuros. Y se aproxima hasta el mostrador.
Todo el día lo pasó pensando en qué modelo seria el ideal, pero estando ya allí, ver tanta variedad en tamaños y materiales le abruma.

-Buen día señorita. ¿Podría mostrarme este par de anillos?.

JongIn se dirige a una de las jóvenes demostradoras y señala un punto en el catálogo que lleva consigo. Ilusionado y manteniendo esa sonrisa transparente que deja ver lo enamorado que está.

-Claro joven, es una gran elección, a su novia le encantara.

JongIn se sonroja por el comentario de la señorita y sus ojos brillan tras esas oscuras gafas.
La impaciencia tras unos minutos de espera lo invade. Esperará lo que tenga que esperar, eso no es problema, lo que le preocupa es que alguien allí lo reconozca.
Luego la señorita está de vuelta llevando con ella un estuche bastante elegante, cuyo contenido logra hacer brillar una ancha sonrisa en el rostro del castaño.

Our Valentine [KAIHUN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora