Bajé de mi automóvil y me dirigí hacia la tienda a la que usualmente iba luego del trabajo. Ingrese al establecimiento y tomé el paquete de cigarros que usualmente compraba.
Todo era igual que siempre; salir del trabajo, subir a mi auto, conducir hasta la tienda, comprar cigarros, ignorar los intentos de coqueteo de la cajera, subir a mi auto y volver a casa.
Todo era muy monótono, mi vida era lineal y básica, siempre las mismas cosas. Como esa pequeña mancha de café que se encuentra en la entrada a la tienda, o la goma de mascar rosa, que ya se estaba volviendo algo grisacea, en el pasillo de los dulces. Quería algo diferente en mi día, un pequeño cambio.
Pagué los cigarros y salí de la tienda, decidí encender uno antes de subir al automóvil. Se escuchaban gritos y pasos fuertes que provenían de la otra calle, quizás era una de esas pandillas a las cuales les gusta llamar la atención, eso creía, hasta que un muchacho de contextura física muy delgada se aproximaba hacia donde yo me encontraba. Estaba corriendo, podía observar como sus cabellos eran arrastrados hacia atrás debido al viento, también podía verse el miedo de su rostro.
Decidí no prestarle mucha atención y busque las llaves de mi automóvil en mi bolsillo, cuando las tomé estas resvalaron de mis manos y calleron al suelo. Me incline para recogerlas cuando siento que algo o mejor dicho alguien choca con mi cuerpo;
-Lo siento, no te había visto, yo...-
-¡¡¿A donde crees que vas?!! maldito bastardo, ven aquí y dame el dinero- grito un hombre muy enfurecido. Venía corriendo en dirección a donde yo me encontraba.
-Oh, no- se carajeo- ¡Corre!- el desconocido tomo mi mano y comenzó a correr. Yo me veía limitado a seguirlo pues aunque no pareciera el muchacho si que poseía algo de fuerza.
-¿Qué crees que haces?- pregunté zafandome de su agarre.
-Ese tipo quiere golpearme y si me veía contigo te golpeara a ti también- dijo tomando aire y poniendo una sonrisa inocente en su rostro.
-Te tengo, bastardo- el tipo de antes agarró al muchacho y comenzó a golpearlo
-¡Oye! ¿Qué crees que estas haciendo? ¿Ah?- dije agarrando al tipo por el cuello. Debido a que yo era más alto tenía ventaja sobre el. Le di unos cuantos golpes en el rostro y en su estómago, este cayó al suelo sin poder levantarse -La próxima vez golpea a alguien de tu tamaño- le grité -Tsk, maldita sea, ahora tendré que limpiar la sangre de mis puños-
-Esto... muchas gracias, me salvaste de una buena golpisa-dijo rascandose la nuca- Por cierto, mi nombre es Sam- me tendió la mano.
-Kyle- le devolví el saludo.
-Bueno entonces, adiós, un gusto conocerte Kyle. Oh y gracias otra vez por defenderme- saludo mientras se marchaba.
-¡Espera!- no se porque razón lo detuve, algo en mi quería saber más de el. Tenía un extraño sentimiento en mi pecho que no quería que Sam se marchase, el había hecho que mi día cambiara, ya no era igual al día de ayer o al anterior, lo había hecho cambiar. Quería saber más de el, quería platicar un poco más, quería que mi día cambiase un poco más.
-¿Qué sucede?- se notaba confundido
-Yo... esto... ¿No quieres que te de un aventon a casa? Digo después de que corrieras tanto debes estar cansado- ¿por que lo hice? No lo sé.
-De hecho el tipo al que acabas de noquear era el casero de mi apartamento, olvide pagar la renta y me corrió del lugar. Supongo que no puedo aceptar tu oferta debido a que no tengo lugar al que volver- el se encontraba sonriendo ¿por que? ¿Que acaso no acaba de decir que no tiene vivienda? Este chico esta loco.