Era un día como cualquier otro para muchos, sin embargo en el medio de una cama con las cobijas revuelta sobre ella, se encontraba una niña de grandes ojos verdes con la respiración agitada.
Una noche más negra que de costumbre envolvía el contexto de toda la situación.
Los mechones rojizos que le llegaban al hombro se pegaban a su frente en protesta por la agitación que en consecuencia causaba que múltiples gotas de sudor se aferraran a su frente, mientras otras se deslizaban a través de su pequeña sien.
Aquella pequeña figura que apenas resaltaba entre todo el desastre que era la habitación en general, parpadeando sin parar con la fútil intención de despejar su mente de los extraños acontecimientos dentro de aquel lugar.
De un jalón, arrancaba las cobijas de encima de sí misma y posaba un tembloroso pie en el suelo decorado por las tenebrosas sombras que se trazan en él, debido a la luz de luna que golpeaba contra las ramas de los árboles frente a aquella casa. Tomaba pequeños pasos, con duda e incertidumbre, hacia la ventana de la cual provenían los sonidos que anteriormente le habían despertado. Al estar a sólo medio metro de distancia del vidrio del cuarto, pudo distinguir entre las sombras a una larga y lánguida figura que se recargaba plácidamente en el marco de la ventana, cabello blanco que resaltaba entre la grisácea piel de la criatura.
-¿Quién eres tú? -le preguntó con dulzura mientras inclinaba ligeramente la cabeza hacia un lado.Un sonido incomprensible se escuchó en medio de las sombras de aquella gélida noche, uno que probablemente nunca llegó a oídos del sujeto que hizo la pregunta en primer lugar. Sin embargo, cerró la distancia al quedar frente a frente con el vidrio que era la única separación entre ella y lo que fuese que estuviera afuera
Tímidamente estiro su pequeña e infantil mano en dirección de las sombras y la colocó suavemente sobre la superficie empañada con su respiración, sus dedos extendidos en señal de espera a que ella misma colocara los suyos propios sobre sus delgados y huesudos dedos.La chica miraba con sus bellos ojos color aceituna y largas pestañas, cual abanico sobre sus mejillas, cómo la aquella extraña sombra se movía de un lado a otro, tratando de tener una mejor vista de la pequeña chica. A lo cual ella contestó inocentemente con una bella sonrisa de oreja a oreja para sorpresa del raro ente, que solamente se limitó a observarla tranquilamente.
Pocos segundos después se oyó la puerta de aquel cuarto abrirse, y una embriagante dulce voz resonó a través de la habitación.
- Amor.... ¿con quién hablas? -susurró una joven mujer de cabello corto de un castaño claro que le llegaba a las orejas, con un tono increíblemente dulce hacia la pequeña.
En cuanto se percató del ente recargado sobre el marco de la ventana, sus ojos se abrieron de par en par cual platos, y pese a su sorpresa actual no salió ni un solo sonido desde lo más ronco de su pecho. Sino que corrió hacia la bella niña y sujetándola en brazos la apartó de un jalón de lo que se había convertido en la seguridad de la niña (a pesar de que era a lado de un marco y un ente muy peculiar).
La mujer tomó en un abrazo al pequeño ser que deseaba proteger con fervor y le dirigió la mirada más fría que pudo formar en su joven rostro, ahora contorsionado y lleno de arrugas debido a la intensa rabia que le carcomía.
- ¡Largo! -le gritó enojada a la figura que continuaba observándoles desde la seguridad del otro lado del muro.
Ésta solamente les observaba entretenido mientras una sonrisa con sus afiliados dientes se esbozaba en su gris piel, reluciendo entre la oscuridad de aquella noche que apenas era cobijada con la suave luz de la luna como el alumbrado público de lado de las aceras.- Es muy agradable -murmuraba la niña entre sus brazos mientras recargaba plácidamente su barbilla y hacía un adorable seño de saludo dirigido hacia el exterior de la casa.
Poco después se oyó el rechinar de unas filosas uñas contra el vidrio del exterior de la casa de ambas, sus brillantes ojos carmesí como la sangre seguían a las figuras entre las sombras, sin embargo la mayor de ella trataba de cubrir con su propio cuerpo el de la contraria.
Posteriormente se oyó unos fuertes y feroces golpes alrededor de todos los muros del cuarto, seguido rápidamente por un gélido silencio que embriagaba la atmósfera.
La respiración agitada de la mujer de cabello corto hacía eco en el lugar y de escuchaba a través de la casa, ahora en silencio total.Ya más tranquila después de lo sucedido, arrullaba suavemente y gentilmente a su hija en el frío piso dentro de aquella extraña tormenta que eran sus sentimientos.
Besaba suavemente su frente y le susurraba a la pequeña que no entendía una sola palabra de aquellos murmuros.La tormenta estaba por empezar, sería dura y pondría a prueba la relación de ambas, pero aún así seguirían pie después de todo, juntas ante todo. Y ésta vez estarían preparadas para lo que las vida les lanzara a la cara, sin caminar atrás y avanzar con valentía y orgullo.
Una dulce mirada se dirigieron y a pesar de no pronunciarse palabra alguna, de cierta manera, lograron comunicarse de una manera en la que solamente ambas podrían comprender.Si tan sólo fuera tan sencillo como pronunciar las débiles palabras...
"Estaremos bien..."
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Un Vago Recuerdo De Tí ☯
RandomIntoxicante... Esa el la única palabra que puedo usar para describirte... Eres la señal de el peligro en persona, sin embargo no puedo evitar acercarme a tí, embriagada por tu solemne presencia...